Capítulo 183
Olimpia permanecía completamente ajena a la gravedad de las acciones de su hijo, su rostro reflejando una mezcla de confusión y negación.
-Señora Llorente… esto debe ser un malentendido, mi hijo Saúl siempre ha sido un estudiante ejemplar… apenas alcanzó a balbucear cuando Saúl se acercó hecho una furia.
-¡Mamá! ¿Para qué pierdes el tiempo con ellas? ¡Ella fue quien me sedujo primero! -exclamó, su voz destilando veneno.
-¿Qué dijiste? -Ainhoa lo miró con incredulidad, su rostro encendido por la indignación-. ¡Saúl, eres un descarado!
Olimpia, acostumbrada a que su hijo atrajera admiradoras en la escuela gracias a su apariencia, asumió erróneamente que Ainhoa era una más de ellas. Con paso decidido y una sonrisa condescendiente, se acercó al grupo.
-Señora Llorente, ¿por qué hacer tan desagradable esta situación entre los jóvenes? adoptó un tono meloso-. Mi hijo es un chico guapo y Ainhoa una chica inteligente y astuta. Es normal que las chicas se sientan tímidas para expresar sus sentimientos, ¿por qué hacer de esto un gran problema que nos haga sentir mal a todos? Creo que deberíamos simplemente arreglar un compromiso matrimonial entre ellos, así la señorita Llorente no tendrá que sentirse avergonzada.
-¡Aléjense…! -la señora Llorente la miró boquiabierta, incapaz de procesar tal nivel de desfachatez.
No muy lejos, Esther y Clara se aproximaron con determinación. Clara, con el rostro endurecido por la indignación, tomó la palabra.
-Señora Olimpia, ¿acaso no sabe lo que hizo su hijo? -su voz resonó clara y firme-. Lo vimos claramente, la señorita Llorente no tiene ningún interés en su hijo. ¡Fue su hijo quien se aprovechó de la situación para intentar algo indebido con la señorita Llorente!
-¡Eso es un disparate! ¿Cómo podría mi hijo hacer algo así? -Olimpia espetó, lanzando miradas de desprecio hacia Esther y Clara.
En ese preciso momento, el personal de seguridad se acercó escoltando a los amigos de Saúl que intentaban escabullirse discretamente. Los jóvenes evitaban las miradas acusadoras, manteniendo los ojos fijos en el suelo.
-¡Ellos son mis amigos! -bramó Saúl con ira mal contenida-. ¿Quién les dio permiso de detenerlos? ¡Suéltenlos!
-¡Papá, mamá! ¡Fueron ellos! ¡Me acorralaron! -Ainhoa señaló a los cómplices de Saúl, su voz temblando de indignación.
El rostro del presidente Llorente se ensombreció peligrosamente. Olimpia, todavía intentando defender lo indefendible, fue interrumpida por Esther, quien dio un paso al frente con autoridad.
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Capitulo 183
-Yo y la señorita Coral vimos con nuestros propios ojos a Saúl actuando indebidamente hacia la señorita Llorente -declaró Esther con voz firme-. Este comportamiento vil ha manchado el nombre de nuestra familia Montoya. Al final, esto también se debe a su falta de disciplina.
-¡Esther! Tú… -el rostro de Olimpia perdió todo color.
Esther se giró hacia la familia Llorente, su postura emanando dignidad:
-En este momento, le pido disculpas a la señorita Llorente de parte de todos. A este desgraciado, hagan con él lo que vean necesario, por favor, no tengan piedad.
-¡Esther! ¿Cómo es que no apoyas a tu propia familia? -Olimpia estalló-. ¡Claramente lo haces a propósito! ¡Quieres ver a tu hermano sufrir!
-¡Fue Ainhoa quien me sedujo! -rugió Saúl, su rostro congestionado por la rabia-. Esta… ahora actúa toda inocente delante de los demás. Si no estuviera interesada en mí, ¿por qué habría pasado tiempo a solas conmigo? Solo fui un poco más directo, ¡y ahora me acusa injustamente!
-¡No…! -Ainhoa lo fulminó con la mirada, incrédula ante tal muestra de desvergüenza.
-¡PLAF!
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