Capítulo 172
-Presidente De la Garza, Saúl lleva un día encerrado en el sótano de la mansión -informó Bianca con voz tensa.
El sótano de la familia De la Garza era prácticamente una celda medieval: sin baño, sin luz, solo un viejo ventilador que hacía eco en la oscuridad. Cualquier persona normal perdería la cordura después de unas horas en ese lugar. Un día entero era, sin duda, una eternidad.
Samuel arqueó una ceja, su rostro impasible reflejando el control que tanto disfrutaba ejercer.
-¿No quería Esther llevarse a su inútil hermano? Que venga ella misma a pedírmelo -declaró con voz gélida.
Inicialmente, Samuel había planeado hacer esperar a Esther unas horas, solo para recordarle la diferencia de poder entre ellos. Sin embargo, ella no había caído en su juego. No importaba, de cualquier manera, para llevarse a Saúl, Esther tendría que venir a suplicárselo personalmente. De otro modo, jamás permitiría que Saúl se marchara.
Minutos después, Bianca regresó a la sala de descanso. Ahí encontró a Esther recostada en un sillón ejecutivo, completamente absorta en su celular mientras daba sorbos ocasionales a una taza de café. Su postura denotaba una calma absoluta, como si el tiempo fuera irrelevante.
-Señorita Montoya, el presidente De la Garza solicita su presencia -anunció Bianca, desconcertada ante la tranquilidad de Esther.
-¿Eh? ¿No estaba en una reunión? -respondió ella con fingida sorpresa-. No tengo tanta prisa.
Esther colocó su taza de café con deliberada lentitud y se incorporó con elegancia.
-Primero necesito ir al baño. ¿Dónde están los sanitarios del Grupo De la Garza?
Bianca guardó silencio, inquieta ante la actitud desafiante de Esther. El presidente De la Garza había querido hacerla esperar, pero ahora jera ella quien lo hacía esperar a él!
-Señorita Montoya, por aquí, por favor -indicó Bianca, guiándola hacia los sanitarios.
En la oficina presidencial, Samuel esperó. Al no ver aparecer a Esther, su ceño se fue frunciendo gradualmente. Cuando Bianca regresó sola, su voz cortó el aire.
-¿Dónde está?
-Ella… está en el baño, señor.
-¿En el baño? -La incredulidad tiñó su voz de irritación. Era la primera vez que alguien se atrevía a postergar una reunión con él por algo tan trivial.
-Presidente De la Garza, las señoritas suelen tardar un poco más en el baño. Quizás llegue en cualquier momento… -intentó explicar Bianca, aunque Esther ya llevaba quince minutos ahí dentro.
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Capítulo 172
Samuel consultó su reloj y soltó una risa gélida.
-Bien… ¡muy bien! -Sus palabras destilaban amenaza. Así que ella lo estaba haciendo esperar deliberadamente. ¡Esta Esther se volvía más atrevida cada día!
Mientras tanto, en el baño, Esther se apoyaba contra la pared con estudiada calma, aplicándose meticulosamente el lápiz labial frente al espejo. Al terminar, salió sin prisa alguna, solo para chocar con un pecho firme apenas cruzó la puerta.
En un instante, Samuel la tenía acorralada contra la pared. Sus ojos, estrechos y peligrosos, la taladraron mientras susurraba:
-Esther, no me digas que lo hiciste a propósito.
