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A Reina Novela 168

A Reina Novela 168

Capítulo 168 

Si no conseguía las perlas orientales y Esther cumplía su amenaza de denunciar, la situación se tornaría insostenible. Con esta angustiosa certeza taladrándole la mente, Olimpia no tuvo más remedio que contactar al prestamista con quien había apostado anteriormente

-Hernández, ¿recuerda que empeñé un par de perlas orientales en su lugar? -su voz intentaba mantener un tono casual-. Ahora quiero recuperarlas, ¿cuánto sería justo

-Esas perlas están en buen estado -respondió Hernández con voz áspera-, no aceptaría menos de ochenta millones. Si las quiere de vuelta, será efectivo por bienes

-¿Qué? ¡Ochenta millones! -el grito de Olimpia resonó en la habitación mientras su rostro perdía todo color

La cifra la golpeó como un mazo. ¿Qué clase de perlas orientales podrían valer semejante fortuna

Mientras tanto, Esther, recostada en el elegante diván de su habitación, dejó escapar una risa fría que resonó entre las paredes. Sus ojos brillaban con un destello de satisfacción maliciosa. Esas perlas orientales no eran una simple joya: constituían el dote que su madre le había dejado, además de ser antigüedades centenarias. Olimpia, en su ignorancia, las había malvendido por una miseria de unos cientos de miles

En los últimos años, el mercado de las perlas orientales solo había empeorado. Formar un par de semejante calidad costaría al menos diez millones en la actualidad

Veamos cómo te las arreglas para conseguir esos ochenta millones, pensó Esther

saboreando su venganza

La mañana siguiente encontró a Olimpia exhausta y ojerosa. La preocupación por Saúl le había robado el sueño durante toda la noche

Al bajar las escaleras, sus tacones resonando contra el mármol, encontró a Esther cómodamente sentada en el sofá de la sala. La joven emanaba un aire de tranquila satisfacción que hizo hervir la sangre de Olimpia

-Esther, tu hermano¿podrá volver esta noche? -preguntó con fingida dulzura, acercándose con paso cauteloso

-¿Cuál es la prisa, señora? -respondió Esther sin inmutarse-. Aún no he recibido los diez millones que me prometió, sin mencionar ese deportivo que también debería haber recogido hoy para . De lo contrario, me veré obligada a cambiar de actitud

El tono inflexible de Esther no dejaba espacio para negociaciones

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16:07 

Capítulo 168 

Aunque la frustración consumía a Olimpia por dentro, tuvo que ceder

-El coche ya lo reservé para ti anoche -comenzó, retorciendo nerviosamente sus manos enjoyadas. Los diez millonesiré al banco ahora mismo a transferírtelos, pero esas perlas orientales… 

-Esas perlas orientales son el legado de mi madrela interrumpió Esther con voz helada-, espero que no me digas que las has perdido

La mirada que Esther dirigió a Olimpia era tan fría como el acero. Con su hijo en manos de la joven, Olimpia se encontraba completamente a su merced

-No te preocupes -respondió resignada-, solo dame unos días y las perlas serán tuyas

En su mente, calculaba frenéticamente. La fiesta en El Salón Real seguramente atraería regalos valiosos de personas importantes. Quizás, vendiendo algunos, podría reunir algo de dinero. Con suerte, en unos días conseguiría la suma necesaria para las perlas

Esther, notando la desesperación de Olimpia, se reclinó con aire satisfecho en el sofá

-Puede ser después de unos días -concedió con falsa generosidad-, pero señoralas palabras se las lleva el viento, mejor hagamos un acuerdo por escrito

Con un movimiento fluido, extrajo un contrato cuidadosamente preparado

El rostro de Olimpia se ensombreció aún más al ver el documento. La meticulosa preparación de Esther solo confirmaba sus peores temores

-Señora, ya revisé el contrato detenidamente por usted -continuó Esther con voz sedosa-, solo necesita firmarlo. En siete días, necesito ver esas perlas orientales frente a . ¿Siete días serán suficientes para recuperarlas, cierto

-Por supuesto-respondió Olimpia, aunque cada palabra le sabía a ceniza

En su interior, un temblor incontrolable se apoderó de ella. ¡Ochenta millones! La cifra bailaba 

en su mente como una burla cruel

¿De dónde sacaría semejante fortuna? Todo lo que había acumulado en la familia Montoya y en la empresa durante años no llegaba ni cerca de esa cantidad astronómica

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