Capítulo 158
-¡Tin, tin! -el sonido del celular resonó en la elegante oficina del Grupo De la Garza.
Samuel apartó la mirada de los documentos sobre su escritorio para observar la pantalla de su teléfono. El nombre de Esther brillaba insistentemente, provocando un involuntario sobresalto
en su interior.
Su mano se extendió instintivamente hacia el dispositivo, pero se detuvo a medio camino. “¿Contestar tan rápido no significaría que Esther me tiene controlado?“, reflexionó, su orgullo haciendo acto de presencia. “¿Desde cuándo las llamadas a Samuel De la Garza son tan fáciles de conseguir?”
Recordando cómo antes ignoraba rutinariamente las llamadas de Esther, decidió hacerla esperar. El tono siguió sonando, llenando el silencio de la oficina con su melodía insistente.
Justo cuando la última nota estaba a punto de desvanecerse, Samuel finalmente contestó, impregnando su voz con un tono de fastidio calculado: -¿Qué necesitas?
Del otro lado de la línea solo se escuchaba el rumor distante de motores y tráfico. Un silencio inquietante que hizo que su ceño se frunciera con preocupación.
-¿Esther? -llamó de nuevo, esta vez con un matiz de urgencia en su voz.
La llamada se cortó abruptamente, dejando solo el sonido del tono de marcado. Samuel miró la pantalla con incredulidad y marcó de inmediato el número de Esther.
Esta vez, el teléfono estaba apagado. Su semblante se endureció mientras la preocupación comenzaba a transformarse en algo más oscuro.
-¡Bianca, entra! -ordenó con voz autoritaria mientras se dirigía hacia la puerta.
Bianca entró a la oficina justo cuando Samuel tomaba su abrigo. -¿Qué sucede, presidente De la Garza? -preguntó, desconcertada por su repentina agitación.
-Rápido, investiga a dónde fue Esther hoy -ordenó mientras se dirigía al elevador con pasos
firmes.
-Sí, presidente De la Garza–respondió Bianca, marcando inmediatamente el número de Olimpia.
Samuel le arrebató el teléfono mientras caminaban. -¿Dónde está Esther? -demandó sin
preámbulos.
-¿Esther? -la voz de Olimpia sonaba confundida-. Parece que salió esta tarde. ¿Qué pasa? ¿No está Esther contigo?
Samuel cortó la llamada al instante, dejando a Olimpia perpleja al otro lado de la línea.
En el estacionamiento del primer subterráneo, Samuel le devolvió el celular a Bianca. -Sigue buscando. Revisa si Esther fue a alguna calle comercial o restaurante hoy.
Capitulo 158
“Olimpia mencionó que salió por la tarde“, pensó. “A esta hora debería estar cenando.”
En ese preciso momento, Anastasia apareció en el estacionamiento, su figura elegante destacando bajo las luces fluorescentes.
-¡Samu! llamó con voz suave, acercándose a él.
Samuel se detuvo, pero su ceño se frunció involuntariamente al verla. -¿Qué haces aquí?
-Yo… vine especialmente a buscarte después del trabajo -respondió ella, evitando mencionar el humillante incidente en el restaurante con Alfonso y Esther.
Si no hubiera sido por sentirse desestabilizada por el rechazo de Alfonso, jamás habría considerado hacer esta visita improvisada.
-Hoy tengo cosas que hacer, mejor regresa -respondió Samuel con frialdad, una respuesta inusual para él, que rara vez rechazaba las atenciones de Anastasia.
Al verlo tan ansioso por partir, Anastasia preguntó con genuina preocupación: -Samu, ¿sucedió algo?
Samuel la miró por un momento, decidiendo que no tenía sentido ocultarle la verdad. -Esther ha desaparecido.
-¿Desaparecida? -repitió Anastasia, sus ojos jade abriéndose con sorpresa.
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