Capítulo 117
-La verdad, este collar no es nada especial -comentó Alfonso con estudiada indiferencia, sus ojos fijos en la joya-. Pero me gusta mucho. El precio inicial es de diez millones, y no me importa cuánto ofrezcas, tienes que conseguirlo.
El rostro de Esther se ensombreció mientras procesaba las palabras.
“¿Conseguirlo a cualquier precio?“, pensó con amargura, consciente de su precaria situación financiera. Con los escasos recursos que tenía en ese momento, diez millones ya representaba una suma astronómica. La duda se instaló en su mente: “¿Está Alfonso jugando conmigo, o hay algo más detrás de esta petición?”
-¿Qué pasa? ¿No puedes hacerlo? -el tono de Alfonso destilaba burla-. Si no puedes hacerlo, puedo pensar en otra manera para que me lo compenses.
Un escalofrío recorrió la espalda de Esther al escuchar esas palabras. Su instinto le advertía que Alfonso no era alguien fácil de tratar, pero había llegado demasiado lejos para retroceder ahora.
“Ya llamé su atención“, reflexionó, “necesito mantener a este poderoso aliado de mi lado, o todo lo que he construido hasta ahora se desmoronará“.
-Está bien, puedo hacerlo -respondió con una seguridad que no sentía-. Además, gastar unos cuantos millones para pedirle un favor al presidente Betancourt no es una mala
inversión.
Alfonso arqueó una ceja, intrigado. Esta mujer resultaba mucho más interesante que
Anastasia.
La subasta benéfica dio inicio. El collar, con su precio inicial de diez millones, desató una batalla feroz. Samuel, aún dolido por la humillación sufrida por Anastasia, ordenó inmediatamente a Bianca que levantara su paleta.
-¡Quince millones! ¡Una vez!
-¡Diecisiete millones!
-¡Dieciocho millones!
-¡Veinte millones!
Los precios se elevaban vertiginosamente. Esther mantuvo la calma, evaluando el momento perfecto para intervenir.
“Necesito ser estratégica“, pensó, “cada millón cuenta“.
-Veinticinco millones -anunció con voz clara, incrementando el precio en cinco millones de golpe. Su movimiento audaz provocó murmullos sorprendidos entre los asistentes.
Samuel frunció el ceño al ver la oferta de Esther. Bianca, insegura, buscó su aprobación:
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Capitulo 117
-¿Presidente De la Garza, seguimos?
-Continuamos la respuesta de Samuel fue cortante.
-¡Treinta millones!
El precio ya era exorbitante para un collar, por magnífico que fuera. La tensión en la sala se podía cortar con un cuchillo mientras Esther y Samuel se enfrentaban en este duelo de
voluntades.
Esther sentía como si cada oferta fuera una puñalada a su corazón, pero mantuvo su rostro impasible. “No puedo mostrar debilidad“, se recordó.
-¡Treinta y cinco millones!
-¡Cuarenta millones!
La oferta de Samuel casi dejó a Esther sin aliento. Sus recursos se agotaban rápidamente, pero la sonrisa cada vez más evidente en el rostro de Alfonso la impulsó a continuar.
-¡Cincuenta millones! -exclamó, aumentando la apuesta en diez millones de un solo golpe.
-¿Presidente De la Garza, seguimos…? -la voz de Bianca reflejaba preocupación.
-¡Sesenta millones! -Samuel la interrumpió con firmeza.
Esther comprendió que esto ya no se trataba del collar. Era una batalla de poder, de orgullo, de demostrar quién tenía el control.
“Bien, Samuel“, pensó con determinación, “si quieres jugar este juego, lo llevaremos hasta el final“.
-¡Ochenta millones! -su voz resonó en la sala ahora silenciosa.
Los murmullos se convirtieron en un zumbido de incredulidad. Nadie podía creer que un collar, incluso siendo una reliquia histórica, pudiera alcanzar semejante precio.
-Presidente De la Garza -intervino Bianca con preocupación-, este collar no vale tanto. ¿Qué tal si lo dejamos pasar y elegimos otra cosa para la señorita Miravalle? Sería lo mismo.
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