Capítulo 21
-¿Necesitas ayuda?
Al girarse, Alicia vio a Rafael apoyado en la puerta, observándola con
preocupación.
Ella prefirió ignorarlo y no respondió.
Rafael no se sintió incómodo y prosiguió.
-La última vez que llovió tanto fue hace un año, estábamos los dos en casa, descansando, y tú dijiste que querías hornear un pastel…
Su voz se entremezclaba con el sonido persistente de la lluvia, evocando recuerdos sepultados en el tiempo.
Alicia, sin ningún lugar a dónde ir y obligada por las circunstancias,
escuchaba cómo Rafael evocaba el pasado.
Cuanto más oía, más imágenes se formaban en su mente, y su tranquilidad inicial empezaba a desvanecerse.
Desde aquellos días de lluvia hasta su primera cita, desde su vida marital hasta los días universitarios, Rafael parecía sumergirse en sus recuerdos, y la nostalgia en su voz se intensificaba.
Los recuerdos que él compartía eran hermosos y entretenidos, pero para Alicia solo quedaba la sensación melancólica de que las cosas ya no eran
como antes.
Finalmente, no pudo resistir más y lo interrumpió.
-Si estás tan desocupado, deberías usar tu coche para ganar algo de dinero
extra.
Con su objetivo conseguido, Rafael rápidamente la invitó a subir al coche,
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Para evitar más conversaciones, tan pronto como se acomodó, Alicia cerró los ojos para descansar, fingiendo dormir.
Rafael no intentó hablar más.
Simplemente viéndola sentada a su lado, su corazón se calmaba gradualmente.
Al llegar a su destino, Alicia sacó cien yuanes de su cartera y se los entregó.
-Gracias por el esfuerzo, no necesitas devolverme el cambio.
Rafael aceptó el dinero sin rechistar, sonriendo satisfecho.
-Fue un placer servirte, si necesitas viajar de nuevo, no dudes en
contactarme.
Alicia, sin deseos de prolongar la conversación, empujó la puerta del coche para salir, pero él la detuvo.
Carmen quiere tu contacto, ¿puedo dárselo?
Al oír ese nombre, Alicia sintió un sobresalto, recordando que había agregado a Carmen en secreto.
Pero rápidamente recordó que esa cuenta ya estaba cancelada y se
tranquilizó, asintiendo con levedad.
Después de enviar la solicitud de verificación, Alicia la aceptó rápidamente.
Viendo que en la pantalla aparecía constantemente El otro usuario está escribiendo, su corazón comenzó a latir con fuerza.
¿Por qué Carmen quería contactarla de repente? ¿Sabía algo?
Mientras especulaba, llegó un mensaje.
[Ali, ¿tienes tiempo mañana? Me gustaría encontrarme contigo para hablar.]
Después de tanto tiempo sin comunicarse, esa frase, breve pero cargada de
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significado, dejó a Alicia sin saber cómo responder.
Su relación con Carmen siempre había sido compleja.
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Antes del divorcio, podrían haberse considerado rivales amorosas, pero ella sabía que no eran adversarias; el verdadero problema siempre había sido Rafael.
En aquellos tiempos, su sentimiento hacia Carmen estaba marcado por la envidia y una sensación de impotencia, deseando no estar demasiado cerca pero sin querer provocar conflictos.
Después del divorcio, eran apenas conocidas que se habían cruzado un par de veces; teóricamente, debería rechazar la invitación, ya que cualquier vínculo que hubieran tenido estaba roto.
Sin embargo, movida por la curiosidad, Alicia sentía el impulso de aceptar la invitación, ansiosa por saber qué quería Carmen.
Llevada por esa curiosidad, accedió y acordaron una hora y lugar para el
encuentro.
