Capítulo 353
Marina lo observó fijamente, incapaz de ocultar su decepción.
“Isaac, pensé que estarías preocupado por mí.”
No se preocupaba por ella, sino que cada palabra y frase giraba en torno a su hermana.
Isaac, visiblemente incómodo, tomó la mano de Marina, tratando de consolarla: “Mar, yo solo estaba elogiándote. Eres mi heroína. Estoy orgulloso de ti.”
Marina le mostró una sonrisa forzada.
Antes de decirle que volvería a casa a descansar, Isaac permaneció unos quince minutos más: “Mar, ya es tarde, descansa mucho, ¿sí? Me voy a casa,” dijo, levantándose para irse.
Marina soltó un suspiro de autocompasión en la oscuridad de la noche. Quizás fue ese suspiro el que despertó la conciencia de Isaac, quien regresó al lado de la cama y preguntó: “¿Qué pasa? ¿Te sientes mal?”
Marina tomó su mano y la colocó sobre su corazón.
Isaac tenía una expresión sombría.
“Isaac, ¿Realmente me amas? ¿Por qué no puedo sentir tu amor?”
Al ver el rostro pálido de Marina, sintió un remordimiento crecer dentro de él. “Mar, solo iba a casa a buscar algunas de tus cosas, volveré pronto para quedarme contigo.”
Eso alivió un poco el sentimiento de pérdida en el corazón de Marina.
Durante su estancia en el hospital, Isaac pasó la mayor parte del tiempo con Cynthia, visitando a Marina solo por breves momentos. Pero Marina, pensando que estaba ocupado con el trabajo, lo perdonaba generosamente.
Hasta que, al recuperarse parcialmente, comenzó a pasar el tiempo en su celular, mirando cosas triviales en distintas redes sociales.
Ese día, vio una actualización reciente en el Instagram de Cynthia.
Accidentalmente, Marina abrió su Instagram y se encontró con una imagen que le partió el
corazón.
Isaac estaba en la habitación de Cynthia, dándole de comer. En la foto, ambos se miraban con
amor evidente en sus ojos.
Marina, furiosa, rompió el suero y comenzó a llorar desconsoladamente.
El flujo de sangre se revirtió, y rápidamente comenzó a sentirse mal.
Cuando la enfermera se dio cuenta de que algo no iba bien con Marina, ella ya había caído en
coma.
24.25
Capítulo 353
Isaac, como familiar, fue llamado urgentemente por el doctor, quien le reprochó: “¿Por qué no había nadie cuidando de tu esposa durante la transfusión?”
“Es que…”
“¿Qué clase de esposo eres? No te preocupas nada de tu propia esposa?” Insistió el doctor.
La mirada del doctor hacia Isaac estaba llena de desdén, quien defendiendo a Marina de manera sutil pero firme, dijo: “Si algo le pasa al donante de un órgano, y el receptor sigue viviendo bien, ¿Quién se atrevería a donar en el futuro?”
Esas palabras golpearon a Isaac como un rayo.
Cierto, no podía tratar a Marina de esa manera.
Con remordimiento, se quedó fuera de la sala de emergencias, tomando una decisión dolorosa: le había dado a Cynthia una segunda oportunidad de vida. No tenía nada de qué arrepentirse con ella. Pero debía compensar a Marina, su esposa, por el resto de su vida.
Con ese despertar de conciencia, pasó casi veinticuatro horas al día al lado de Marina en el hospital. Cuando ella despertó, lo primero que escuchó fue a las enfermeras hablando con envidia: “Eres muy afortunada. Tu esposo estaba muerto de la preocupación cuando caíste en coma. No se alejó de ti ni un minuto.”
Marina era alguien que se satisfacía fácilmente. En ese momento, pensó que quizás había exagerado todo eso, ¿No?
Con eso en mente, decidió dejarlo así. De esa forma, enterró sus dudas en lo más profundo de su corazón.
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