Capítulo 322
“Pero cuanto más lo dices, más tengo que hablar de ello. ¡Amparo, te lo digo, de ahora en adelante, cada vez que vea algo entre ustedes dos, lo mencionaré!”
Realmente no quería perder más tiempo con Amparo: “Si sigues parada frente a mí, arruinando mi estado de ánimo…”
“Entonces cogeré el micrófono y le diré a todos los presentes lo que realmente hiciste.”
Al escuchar esto, el rostro de Amparo se volvió sombrío al instante. Miró rápidamente alrededor para asegurarse de que nadie les prestaba atención y solo entonces se fue tranquilamente.
No había pasado mucho tiempo después de que ella se fuera, cuando Helena se acercó a mí. También llevaba un plato lleno de delicias y comenzó a murmurar después de sentarse a mi lado: “Mi padre me estuvo arrastrando para saludar a la gente.”
Al ver su expresión de molestia, sonreí y le pregunté: “Entonces te ha molestado mucho, ¿verdad?”
“¡Sí!” Helena agarró mi mano. “Todos me miraban con cortesía, diciendo que me habían llevado en brazos cuando nací.”
“¡Cómo voy a recordar algo de cuando era bebé!”
Helena continuó diciendo: “Si no digo nada, parecería muy maleducada…”
“Así que solo podía asentir.”
Al decir esto, Helena agarró un trozo de carne con fuerza con su tenedor y se lo llevó a la boca: “Esta fiesta no es divertida en absoluto, ¡no volveré a venir!”
Justo cuando terminó de hablar.
Ricardo se acercó.
Oculté mi expresión facial, justo se fue una zorra y ahora llegaba un patán…
Parecía que este tipo de reuniones no eran para mí.
Aparté la mirada, pretendiendo no haber visto a Ricardo, y puse mi plato a un lado para tomar uno nuevo y llenarlo de comida.
“Todo lo que dijiste antes, era mentira, ¿verdad?” Ricardo se plantó frente a mí, preguntando palabra por palabra: “En realidad nunca saliste con Camilo…”
Di dos pasos atrás para mantener la distancia entre nosotros y lo miré con frialdad: “¿Por qué iba a mentirte sin razón?”
“Ricardo, no eres tan importante para mí como para que tenga que mentirte.”
Ricardo todavía no se lo creía: “Pero incluso si ya no me amas, necesitarías tiempo para
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superarlo…”
“Simplemente no debías haberte enamorado de otro tan rápido.”
Respiré hondo: “Pero para mí, ya ha pasado suficiente tiempo.”
“Parece que olvidaste bajo qué circunstancias conocí a Camilo.”
“Fue cuando tú me echaste de casa, sin un centavo, sin un lugar al que ir…”
Ricardo se quedó en silencio.
“Durante los seis años que estuvimos casados, nunca fuiste bueno conmigo.” Hablé más despacio: “Pero Camilo es diferente, me acogió, se preocupó por mí…”
“Y gentilmente me acompañó a superar la traición de mi hijo y mi esposo.”
“Poco a poco, comencé a tener una nueva vida.”
Dicho esto, esbocé una sonrisa de manera inconsciente: “Mirando atrás, en innumerables ocasiones, a todo lo que sucedió, me siento agradecida…“.
“Me alegro de habernos divorciado.”
“Estoy feliz de que Camilo y Amparo me hayan elegido para ser parte de su familia.”
El rostro de Ricardo se volvió aún más feo.
Vi a Camilo acercándose desde lejos y fui a su encuentro.
Helena ya había terminado de comer y, viendo a Ofelia marcharse, cruzó los brazos y observó a Ricardo con desdén.
Aunque tenía buena apariencia.
¿Por qué tenía que actuar tan mal?
Helena también entendió que Ofelia ya estaba cansada de las insistencias de Ricardo: “De ahora en adelante, mantente alejado de Ofelia o si no…”
“Ofelia es buena y no quiere exponer tus asuntos con esa mujerzuela, ¡pero yo soy muy diferente!”
“¡Yo sí que soy mala!”
“Entonces compraré titulares en todos los sitios web para que todos sepan lo que has hecho!”
Ricardo miró a Helena con impaciencia: “Esto es entre ella y yo, ¡tú no tienes por qué meterte en eso!”
