Capítulo 309 

Luego, la mirada de la mujer hacia Isaac pasó de la admiración y la envidia, a desdén y desprecio. La actitud hacia Isaac se volvió notoriamente hostil, y comenzó a hablarle con un tono frío e indiferente. 

“Quien traiciona a los sinceros debe tragarse diez mil agujas de plata,” Murmuró la mujer en la barra, sus palabras eran claramente para Isaac, cuyo rostro se ensombreció. 

Cynthia, sintiendo que esa mujer estaba siendo sarcástica, no pudo evitar maldecirla en voz baja: “Esta mujer está loca.” 

Aunque su voz no fue ni muy alta ni muy baja, la mujer la escuchó. 

Pero sin prestarle atención, su mirada hacia Isaac se llenó de lástima y compasión: “Pensé que habías encontrado a alguien impresionante, pero resultó ser que dejaste a una novia tan buena por esta porquería.” 

Si supiera que Marina e Isaac alguna vez estuvieron casados, probablemente se lamentaría 

aún más. 

Isaac sintió como si su corazón, una vez vibrante, fuera cubierto por una repentina nevada. 

Lo único que podía sentir era frío. 

Él se concentró en beber silenciosamente, tomando vaso tras vaso. Aunque solía tener una buena tolerancia al alcohol, esa noche se emborrachó temprano. 

Cynthia le suplicó que regresara a casa: “Isaac, deja de beber. Este alcohol no es barato, estamos cortos de dinero por todas partes, ahorra un poco por mí. Además, beber también daña el cuerpo.” 

La dueña del lugar trajo más botellas de alcohol, y al escuchar las palabras de Cynthia, se burló de Isaac: “Estás borracho, y ella solo se preocupa por el dinero que gastas. No sabe prepararte ningún remedio contra la resaca. Debes estar loco por haber dejado a esa buena chica que hubiera dejado todo por ti.” 

Isaac bajó la cabeza, sin mediar palabra. 

Con la cabeza aturdida, sentía como si hubiera un fuego ardiendo en su estómago. 

Pero cuanto más borrosos se volvían sus pensamientos, más clara era la corriente refrescante en su mente. Todo lo que irrigaba eran los buenos momentos con Marina. 

“Isaac, sé que el trabajo te estresa. Beber para despejarse está bien, pero por favor no abuses, el alcohol es muy dañino para el cuerpo.” 

“Preparé este remedio para la resaca, intenta beber un poco. Hazme caso.” 

Los ojos de Isaac, de repente se llenaron de lágrimas. 

Y luego, grandes lágrimas comenzaron a caer. 

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Capitulo 309 

Cynthia solo sabía pelear con la dueña: “¿Qué le dijiste a mi esposo? ¿Por qué lo haces sentir tan mal?” 

La mujer, limpiando la barra con un trapo, respondió con indiferencia: “Está triste porque perdió una joya valiosa. ¿Qué tiene que ver eso conmigo?” 

“Nunca había visto una dueña como tú. Mi esposo es un cliente, y el cliente es un rey. Deberías consolarlo, no hacerlo sentir mal. Ja, considera esto como una compensación por el alcohol.” 

Cynthia agarró a Isaac y lo arrastró hacia afuera. 

Isaac la soltó bruscamente, y ella, incapaz de mantenerse de pie, cayó al suelo. “¿Isaac, me empujaste?” Preguntó mirándolo asombrada, con los ojos llenos de agravio. 

Por primera vez delante de ella, Isaac mostró sus colmillos feroces: “¿Podrías dejar de ser tan avara? Acabas de vender tu dignidad para no pagar el dinero del alcohol ¿No te da vergüenza?” 

Cynthia se levantó con las lágrimas aún en su rostro, pero furiosa y desafiante, le gritó: “¿Te avergüenzo? Eres tú quien no tiene la capacidad de ganar dinero, obligando a su esposa a vivir contando cada centavo. ¿Ahora me reprochas por avergonzarte?” 

Isaac la miró atónito. La imagen de una Cynthia gentil, amable y atenta, se desvaneció de su corazón, desplomándose en la realidad. 

Con el filtro roto en pedazos, al mirarla de nuevo, comenzó a dudar de todo lo que había creído hasta el momento. ¿Realmente había valido la pena?