Capítulo 281
Las personas alrededor comenzaron a susurrar sin cesar: “Dios mío, ¿Eso lo hace un ser humano? ¡Esta mujer merece un castigo!”
“Una mujer así no merece ser madre, debería sufrir un castigo divino.”
La gente comenzó a escupirle y lanzarle huevos.
No pasó mucho tiempo antes de que Fabiola se encontrara en una situación vergonzosal
Gritando histéricamente, dijo: “¡Ella es mi hija, y yo puedo tratarla como me plazca! Ustedes no tienen derecho a juzgarme.”
“¡Descarada, tu hija puede ser tu sangre, pero es una persona, no tu propiedad! No tienes ningún derecho sobre su vida.”
“Ser tu hija es realmente una maldición.”
Fabiola no podía hacer frente a los insultos de la multitud; su cara, más dura que las murallas de una fortaleza, finalmente se agrietó. Al final, decidió tragar su orgullo y rogarle a Valeria por misericordia. Pero cuando la buscó, descubrió que había desaparecido.
De repente, entró en pánico, ya que sin ella no sabía cómo volver a casa. Si no podía volver, ¡Solo le quedaba ser una mendiga de por vida!
No quería ser una mendiga; esa sensación era demasiado terrible.
El cambio de estación trajo un clima terrible.
Fabiola había salido con poca ropa, y en ese momento, el frío viento y la lluvia fina le calaban hasta los huesos, haciéndola temblar.
Se encogió tratando de calentarse un poco, pero entonces se dio cuenta de que su estómago rugía de hambre.
Las personas a su alrededor se burlaban de ella con indiferencia, cambiando turno tras turno. Cada vez que alguien le tenía compasión y quería darle algo de comer, alguien intervenía: “No le des de comer, no se lo merece.”
“Esa mujer tiene el corazón lleno de maldad, maltrató a su hija y, junto con su despreciable pareja, le extrajo el riñón.”
Los que pensaban ayudarla, al escuchar esto, retiraban la comida y luego se la daban a un perro callejero, diciendo: “Realmente no merece compasión. Prefiero alimentar a un perro que a esa mujer malvada.”
El rostro de Fabiola ardía, y ella sentía como si estuviera desnuda, expuesta como un mono en un zoológico para el entretenimiento de los demás.
El tiempo pasaba lentamente y se hacía de noche, pero una esperanza crecía en su corazón: ¿Acaso Aurora iría a llevarla a casa?
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Capitulo 281
Pero su pesadilla, aún no había terminado. Bajo el puente, la gente comenzó a dispersarse, y algunos mendigos empezaron su vida nocturna, el bullicioso lugar repentinamente se volvió silencioso y aterrador.
Fabiola miró a su alrededor, buscando su salvación.
Pero no había tal salvación, solo demonios que se acercaban a ella.
Unos hombres desagradables se acercaron riendo hacia ella.
La mujer, sin darse cuenta de lo que le esperaba, le pidió ayuda a los demonios de manera. ingenua: “¿Podrían llamar a mi hija? Necesito que venga a llevarme a casa.”
Los hombres mostraron una expresión de incredulidad, con sus rostros desfigurados por la sonrisa, “¿Sabes quiénes somos? ¿Y nos pides ayuda? Ja, ja, ja.”
Entonces uno sacó un cuchillo brillante, y la afilada hoja tocó el rostro de Fabiola. “Vieja mendiga, te he estado observando todo el día. Eres demasiado malvada, seguramente nadie te echará de menos si mueres. Así que quiero pedirte ‘algo‘…”
Cuando Fabiola vio el cuchillo, se orinó del miedo.
“¿Quieren dinero, verdad? Solo déjenme ir, y les prometo que les daré mucho dinero. Mi hija tiene mucho, solo ayúdenme a contactarla… le diré que se los traiga.”
El agresor respondió incrédulo: “¿Quieres que tu hija nos… traiga dinero? No puedo creerlo, es la primera vez que veo a una madre empujar a su hija al fuego. Pero yo no quiero tu dinero. Lo que quiero es tu riñón.”
A Fabiola no le importaba si su hija vivía o moría, solo se amaba a sí misma: “Soy vieja, el funcionamiento de mis órganos está deteriorado, llevarse mi riñón no les sería de mucha utilidad. Mi hija es joven y fuerte, cuando llegue, no se decepcionarán.”
El hombre la pateó en el rostro, y la mujer cayó al suelo.
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