Capítulo 258
El rostro de Isaac se ensombreció de repente, y con un impulso se plantó frente a ella, agarrándola del cuello mientras rugía con furia: “Cállate. Yo no abandoné a nadie, fuiste tú quien abortó a nuestro bebé, también fuiste tú quien insistió en divorciarnos.”
Aurora, lejos de enfadarse, sonrió con la locura de quien se sabe victorioso: “Isaac, decir que abandonaste a tu esposa e hija es elevarte demasiado. No eres más que un desgraciado peor que un animal.”
Sus labios, rojos como llamas, combinados con su risa maniaca, le recordaban a Isaac a un demonio salido del infierno, haciendo que el miedo lo invadiera, por lo que soltó su agarre.
“Aurora, eres tú quien tiene un corazón pequeño y siempre está buscando pelea, eso te ha llevado a no superar el dolor del pasado.” Él intentó consolarla, buscando justificarse, “En este mundo, muchos hombres engañan, ¿Pero acaso todas las mujeres odian a sus exmaridos
como tú?”
La mirada de Aurora se oscureció de golpe, y el frío en sus ojos se convirtió en la espada más afilada, capaz de cortar tendones y romper huesos: “Isaac, habríamos podido tener una hija juntos, pero con todo lo sucedido, ya perdiste esa oportunidad. Ahora tiene tres años. Se parece mucho a ti, y también te habría amado mucho.”
Un enorme asombro se reflejó en los ojos de Isaac. De repente recordó que ella estaba embarazada antes de irse al extranjero, y si no hubiera abortado, calculando el tiempo, su hija
tendría ahora tres años.
Isaac se llenó de una inesperada alegría.
Cynthia era frágil, incapaz de darle hijos. Qué maravilla, él y Aurora tenían una hija, así no tendría ningún remordimiento.
“¿Entonces me mentiste sobre el aborto? ¿La realidad es que la tuviste en secreto?” Isaac, emocionado, tomó las manos de Aurora, y su mirada se suavizó con ternura.
Era la primera vez que ella veía aprecio en sus ojos.
Él comenzó a fantasear con un futuro feliz de manera unilateral: “Aurora, ya que tenemos una hija adorable, no deberíamos seguir discutiendo. No podemos permitir que ella hija crezca en un hogar roto. Reconciliémonos, ¿Qué te parece? Haré lo que sea por ganar dinero para nuestra hija…”
Aurora lo miró con desprecio: “Isaac, ¿Con qué cara dices eso? ¿Cómo puedes hablar de ganar dinero para nuestra hija y decir que no quieres darle un hogar roto? ¿Crees que voy a creerte? Ja, solo la estás usando como excusa para ganarte mi perdón, intentando que no sea un obstáculo en tu camino. Isaac, tu hipocresía me da asco.”
En el pasado, cuando su hija tuvo una fiebre que no cedía, él prefirió ir a una cita con Cynthia en lugar de llevarlas en el auto; en el cumpleaños de su hija, no le prestó atención alguna, pero
asistió al cumpleaños del hijo de la mejor amiga de Cynthia, organizando una gran fiesta y
1/2
23:54
Capitulo 258
regalándole al niño un obsequio caro y elegante.
Su hija, al ver en Instagram una foto de él actuando como un padre amoroso con otro niño, lloró hasta casi asfixiarse.
Esa noche, Aurora, abandonando todo su orgullo, se arrodilló ante Isaac, llorando mientras le suplicaba: “Amor, te lo ruego, dale a nuestra hija un hogar completo.”
Pero él la despreció, advirtiéndole: “¿Estás amenazándome con nuestra hija? Marina, odio esa actitud tuya de quererlo todo.”
Ella no entendía qué era eso que quería.
Él no le dio amor, ni dinero.
Fue cruel con ambas; cuando murieron, se quedaron sin nada, ni siquiera la decencia de un adiós.
Qué cierto es el dicho: el amor y el dinero van de la mano.
2/2