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Capítulo 227
“¿Quién es?” Preguntó caminando hacia la puerta con impaciencia.
Al abrir la puerta y ver a la persona afuera, notó que su apariencia era desaliñada, con el cabello suelto y una mirada vacía, pareciendo casi una aparición, Isaac se quedó atónito.
“Cynthia, ¿Cómo es que llegaste hasta aquí?” Una expresión de sorpresa se dibujó en el apuesto rostro de Isaac.
De repente, como sacada de un truco de magia, Cynthia sacó un puñal y lo puso en su cuello, mirándolo con los ojos llenos de lágrimas, dijo: “Isaac, toda mi vida he sido débil, vivir no ha sido fácil, pero conocerte me dio esperanzas para el futuro. Ahora que no me quieres, mi vida no tiene sentido. Así que, prefiero morir y acabar con todo. Solo espero, siendo tú el amor de mi vida, que puedas encargarte de mi cuerpo, para no haber amado en vano“.
Al decir eso, la hoja del cuchillo ya había perforado su piel.
Isaac, pálido del susto, rápidamente le quitó el cuchillo y lo arrojó lejos, diciendo con miedo: “¿Qué estás haciendo?”
“¿Por qué me salvaste? Si ya decidiste dejarme, no tengo razones para seguir viviendo. Puedes salvarme hoy, ¿Pero qué pasará mañana? O pasado mañana? No puedes estar siempre a mi lado“. Respondió con terquedad.
Isaac miró a Cynthia, quien parecía haber perdido la razón, notando el dolor y el cansancio en sus ojos. Abrazándola tiernamente, le dijo: “Cynthia, basta ya. Solo estoy muy cansado, dame un par de días. Seguro que encontraré la manera perfecta de resolver esto“.
La joven se aferró a él, llorando desconsoladamente.
“Isaac. Sé que soy una carga para ti. También quiero dejarte ir, pero desde pequeña he dependido de ti, ya es un hábito. No sé cómo vivir sin ti“.
Isaac la abrazó, sin palabras.
En realidad, él mismo no sabía cómo deshacer el nudo mortal entre Cynthia y la familia Córdoba.
“Vaya vaya, empezamos el día viendo cosas desagradables, qué mala suerte.” Dijo una voz clara y melodiosa,
Isaac, un poco avergonzado, se alejó ligeramente de Cynthia.
Al ver su reacción, el rostro pálido de la joven se volvió aún más blanco.
“Aurora, ¿Qué haces aquí?” Cynthia preguntó con ira.
Aurora se acercó a Isaac, y con una sonrisa traviesa en los ojos, dijo: “Vengo a cobrar una deuda. Isaac, tienes problemas con tu crédito personal, así que tus cheques no tienen fondos“.
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Cynthia, sorprendida, preguntó: “¿Qué dices? ¿Cómo que Isaac te debe dinero?”
Aurora sonrió con gracia: “Isaac, dile cuánto me debes“.
“Sí, le debo dinero. Quinientos millones de pesos“. Respondió con el ceño fruncido.
El rostro de Cynthia se descompuso.
Para ella, el dinero de Isaac solo debía ser para su disfrute. No podía aceptar que se lo diera a otra mujer sin más.
“Isaac, ¿Cómo puedes deberle tanto dinero?” Preguntó con la voz temblorosa.
El hombre solo frunció el ceño.
Aurora, disfrutando de la tragedia ajena, provocó: “Isaac, parece que a tu esposa no le gusta que gastes dinero en otras mujeres“.
Luego se giró hacia Cynthia con sarcasmo, diciendo: “No soy como tú, no vivo de lo que me dan los demás“.
Cynthia, humillada, bajó la cabeza y dijo con vergüenza: “No quise decir eso… Isaac tiene todo el derecho a decidir sobre su dinero“.
Al decir eso, se mostró sumamente sumisa y obediente.
Aurora, sintiéndose mal al ver su actuación, se burló: “No tienes que actuar tan digna. La deuda de tu marido, siendo su esposa, también te afecta. Tienes derecho a saber de dónde viene esa deuda. No hay necesidad de vivir tan humildemente“.
Influenciada por su hermana, miró a Isaac con enfado y valentía. “¿Qué está pasando
realmente?”
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