Capítulo 201
Aurora se alejó de la estación de policía, pero decidió visitar a su padre.
Una ventana diminuta, pero que parecía una montaña, un océano, se interponía entre padre e hija.
Gabriel, por razones que él mismo no entendía, no le lanzaba a su hija las habituales palabras cargadas de veneno; simplemente la miraba, con un torbellino de emociones en su interior.
“Debo admitir, siempre preferí a tu hermana, te hice mucho daño y dije cosas que no debía. Pero, Marina, al final del día, soy tu padre. No estuvo bien que me difamaras de esa forma.”
El rostro del hombre reflejó nostalgia: “Anteriormente, aunque eras algo ingenua, al menos eras pura y bondadosa. Ahora que te has vuelto más astuta, tu carácter se ha tornado demasiado venenoso. Me has decepcionado.”
Aurora, impávida, replicó: “¿Acaso no es por ustedes que me convertí en lo que soy ahora?”
Gabriel se quedó pálido.
Ella lo acorraló: “Ustedes me trajeron al mundo solo para usar la sangre de mi cordón umbilical para tratar a Cynthia. Una vez que se curó, me abandonaron en un barrio pobre y sucio. Si no fuera porque ella enfermó de los riñones, ¿Habrían ido a buscarme?”
“No entiendo cómo pude ser tan ingenua, dejándome manipular por ustedes, donando voluntariamente mi riñón para extender la vida de esa ingrata. ¿No deberían considerarme dos veces como su salvadora? Pero, ¿Cómo me trataron? Permitieron que ella me arrebatara a mi esposo, y destruyera mi hogar. ¿Y tú que hiciste? Nunca me proporcionaste manutención, pero te atreviste a exigirme sacrificio en nombre del amor paterno.”
Al llegar a ese punto, la emoción de Aurora se intensificó, y las lágrimas comenzaron a brotar: “Cynthia fue cuidada como una princesa, le dieron todo lo que necesitaba. ¿Y yo que también soy tu hija? ¿Acaso mi vida vale menos que la de un perro?”
Aurora soltó una risa, teñida de resignación y sarcasmo.
“Me diste la vida, pero nunca me enseñaste sobre el amor y el respeto, ¿Y aún esperas que te ame y respete?”
Gabriel cubrió su rostro con las manos, nunca había comprendido cuánto sufrimiento vivía Marina. Todo ese dolor, había sido causado por aquellos que más deberían amarla.
Quizás sintió un atisbo de remordimiento, pero los hábitos arraigados no desaparecen tan fácilmente. Entre lágrimas, le suplicó: “Mar, te fallé, estoy dispuesto a compensarte. Pero ahora, debes limpiar mi nombre, y ya que tu hermana sigue en el hospital luchando por su vida, debo estar a su lado…”
Aurora, que momentos antes se había mostrado inquebrantable, sintió cómo su fortaleza interior se derrumbaba. Con los ojos enrojecidos, murmuró: “Eres igual a él, siempre
prometiendo compensarme, pero cada vez que Cynthia llora, pierdo todo.
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Capitulo 201
Por eso, hace tiempo dejé de esperar cualquier compensación por parte de ustedes. El amor que quiero es único. Su amor es demasiado barato, no lo quiero.”
Después de decir eso, le lanzó una última mirada a su padre, cargada de desdén y oscuridad, como si fuera el diablo clamando desde las profundidades del infierno: “En la próxima vida, prefiero ser un árbol, un río, una montaña; solo no me hagas ser humana de nuevo. Ser humana es demasiado cansado, demasiado doloroso.”
Gabriel, llorando desconsoladamente, dijo: “Lo siento. Mar. Te pido perdón. Papá se equivocó.
Perdóname.”
Aurora, llena de determinación, contestó: “Papá, mejor quédate aquí tranquilo, reflexionando sobre tus pecados. Cuando realmente reconozcas tus errores, entonces, tu hija vendrá por ti.”
El hombre finalmente comprendió que sus acciones imprudentes lo habían puesto justo en la línea de fuego de Aurora, convirtiéndose en la herramienta perfecta para su venganza.
En un acto de desesperación, dijo: “Marina, tu hermana me necesita, tengo que estar a su lado. Por favor, no seas tan cruel. Sabes que soy inocente…”