Capítulo 160
Aurora se quedó un tanto pensativa.
Las palabras de la señora estaban llenas de un profundo cariño hacia su nieto. Un suave sentimiento de alegría comenzó a brotar en su corazón. Salva era un desafortunado, pero a la vez, tenía suerte.
De repente, la señora se quedó en silencio y, golpeándose los labios, se reprochó: “¿Acaso no debería haber compartido eso contigo? No quiero que empieces a despreciar a Salva por esto.” Aurora negó con la cabeza, tan emocionada que se le trabó la lengua: “Señora, Salva solo muestra sus garras a aquellos que lo lastiman. Conmigo se porta muy bien, me cae excelente. Jamás podría despreciarlo.”
La señora se quedó dura, como si hubiera sido golpeada por un rayo.
Dios mío, ¿Qué es lo que había escuchado?
“Parece que tú y mi Salva tienen una relación bastante cercana, ¿Eh?”
Desde detrás del biombo, Salvador no pudo evitar sonreír.
Sus cautivadores ojos se llenaron de risa sin que él mismo lo notara.
“Estoy ansioso por ver cómo respondes a mi abuela.” Pensó para sí mismo, esperando con
interés.
Aurora volvió en sí, aterrada.
“Señora, Espero que no se malinterprete… Solo veo a Salva como a un hermano menor.”
“¿No es que a ustedes los jóvenes les gusta mucho el amor entre hermanos?”
El rostro de Aurora se puso tan rojo como un tomate: “Señora, no solo soy seis años mayor que Salva, también me he divorciado una vez. Nunca he pensado en tener una relación amorosa con su nieto. De hecho, no planeo volver a casarme.”
La señora se quedó pensativa por un largo momento.
“Fui demasiado precipitada. Aurora, voy a analizar su obra con detenimiento, puede regresar a casa y esperar mi respuesta.”
Aurora se fue temblando.
Luego de esperar unos segundos, Salvador salió con el rostro serio.
La anciana le echó un vistazo a su nieto, quien estaba helado y con el rostro tenso: “¿Ella ha visto esa cara de hielo tuyo?” Preguntó burlándose de él.
Salvador, de mal humor, se hundió en el sofá, creando un profundo hueco.
“¿Abuela, por qué le hizo esas preguntas tan extrañas?”
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Capítulo 160
La anciana fingió ignorancia: “¿Qué pregunta?”
“Si querías saber sobre mi relación con ella, podrías habérmelo preguntado directamente.”
Entonces, la mujer preguntó casualmente: “Si te esfuerzas tanto por su carrera, ¿Acaso necesito preguntarte cuáles son tus sentimientos? Obviamente, quiero saber qué siente la persona que te gusta por ti.”
Salvador se quedó impactado, ¿Acaso era tan obvio lo que sentía?
De repente, se sintió desolado: “Escuchaste. Parece que tu nieto estará solo el resto de su vida.” La señora pensó que Salvador simplemente estaba en la edad de exagerar sus penas de amor, y consideró su enamoramiento como una experiencia de crecimiento juvenil.
Por lo tanto, le mostró su apoyo: “No lo creo.”
Los ojos apagados de Salvador brillaron: “Abuela, ¿Qué sugieres?”
“Estuviste detrás del biombo, solo escuchaste su voz, pero no viste su expresión. No viste lo nerviosa que estaba. Tan nerviosa que le temblaban los dedos, tan nerviosa que se le trababa la lengua. Salva, esa chica realmente se preocupa por ti, y porque le importas, no pudo relajarse frente a mí presencia.”
Salvador sonrió ampliamente.
“Abuela, ahora sabes lo que siento. Ambos hemos tenido vidas difíciles, así que espero que no la trates con dureza.”
La anciana suspiró: “Si fuera por mí, preferiría que no escogieras a alguien con un pasado complicado. Pero… temo que termines como tu madre, así que no me meteré en tus asuntos
amorosos. Solo recuerda, Salva, ama a los demás tanto como a ti mismo.”
“Gracias, abuela.”
Al mediodía, Francisco regresó a casa apresuradamente.
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