Capítulo 77
Marina saboreó deliberadamente cada bocado de su pizza, sus ojos encontrándose con los de Isaac en un desafío silencioso. “Qué curioso que tú, nacido con una cuchara de plata en la boca, me juzgues por disfrutar de los pequeños placeres de la vida.”
“No te atrevas a compararte conmigo.” La voz de Isaac era suave pero cargada de veneno.
Aunque su voz era suave, no podía ocultar el arrogante desdén de Isaac, haciendo que Marina frunciera el ceño con desagrado.
“¿Y por qué no?” Marina dejó su tenedor con delicadeza estudiada. “¿Acaso respiro un aire diferente al tuyo? ¿Late mi corazón de forma distinta? La última vez que revisé, ambos éramos humanos, Isaac. Tu cuenta bancaria no te hace superior.”
Isaac se quedó estupefacto, luego su rostro se ensombreció: “Afilada de lengua, si eres tan capaz, deja de ser una sanguijuela.”
“¿Sanguijuela?” Una sonrisa peligrosa se dibujó en sus labios. “Soy tu esposa legal. La mitad de tus ingresos me pertenece por derecho. Si tanto te molesta, siempre está la opción del
divorcio.”
El silencio que siguió fue ensordecedor. Isaac observaba a esta nueva Marina, tan diferente de aquella mujer sumisa que podía manipular a su antojo. Esta versión era afilada como una navaja y dos veces más peligrosa.
Después del desayuno, Marina se levantó con elegancia y se marchó del comedor.
Isaac echó un vistazo al desorden en la mesa y gritó, desesperado: “Marina, limpia la mesa.”
Sin voltearse, respondió: “Soy la señora Córdoba, no tu sirvienta. Para eso están los empleados.”
“Marina, no abuses pensando que por un favor hacia Cynthia toleraré todo de ti. Te advierto, si no entiendes tu lugar, no me culpes por no recordar los viejos tiempos, estoy realmente dispuesto a divorciarme de ti. Y entonces, mejor no vengas llorando, pidiendo volver.” Isaac, furioso, pateó la pata del sofá.
“¿Suplicar?” Su risa flotó como campanillas de hielo. “Isaac, querido, eres tú quien no quiere el divorcio. Yo firmaría ahora mismo.”
“Sería un alivio.”
Isaac quedó furioso.
Un fin de semana tranquilo y placentero.
Mientras tanto, en el Hotel de la familia Nolan…
El encuentro entre Federico y Salvador electrificó el aire del lobby. Dos hermanos, unidos por sangre, pero separados por resentimiento.
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Capitulo 77
“¿Qué haces aquí?” La voz de Federico temblaba de indignación. “Este hotel es mío ahora.”
Salvador sonrió, pero sus ojos permanecieron frios. “Tuyo? Qué gracioso. Todo lo que tienes fue construido con el dinero de mi madre
“¡Cállate!” Federico dio un paso adelante. “Nuestro padre.
“¿Nuestro?” El puño de Salvador se movió como un relámpago. “El hombre que traicionó a mi madre después de usar su fortuna no merece ese título.”
“Si no fuera por mi madre, tu padre no tendría nada. Se aprovechó de mi madre para hacer
fortuna y luego la abandono
La pelea estallo con la violencia de años de resentimiento contenido. Los guardias apenas lograron separarlos
“¡Me las pagaras!” Federico escupió sangre. “Nuestro padre se va a enterar de cómo te expresas de él, y te expulsaremos de la familia Nolan, lo juro.”