Capítulo 76
Marina contempló la pantalla de su celular con una sonrisa calculadora. Era hora de mover las piezas del tablero.
Con precisión estudiada, fotografió la habitación rosada que Isaac había preparado para Cynthia. Cada ángulo capturaba perfectamente el ambiente romántico, las telas vaporosas, los detalles exquisitos. Creó un collage artístico y lo publicó en Instagram, configurándolo para que solo Cynthia pudiera verlo.
“Mi esposo tiene un gusto exquisito para la decoración. ¿No es romántico?” escribió como pie de foto, saboreando cada palabra.
Conocía bien a su hermana. Cynthia, quien se presentaba ante el mundo como la Virgen María, ocultaba bajo esa fachada una naturaleza calculadora y posesiva. Solo necesitaba un pequeño empujón para que esa máscara se agrietara.
La respuesta llegó más rápido de lo esperado.
“¿Has vuelto a la mansión Córdoba?” El mensaje de Cynthia rezumaba una tensión apenas
contenida.
A través de la pantalla, Marina podía imaginarse el enfado de Cynthia. Provocándola aún más, respondió: “Sí, hermana, Isaac quiere que vivamos una buena vida juntos.”
No hubo respuesta por un largo rato. Marina sonrió con desdén, ¿eso era todo lo que podía soportar?
Ella simplemente estaba devolviéndole el golpe con la misma moneda.
El teléfono de Marina se inundó nuevamente con mensajes de Cynthia: “Mar, Isaac no te ama, un matrimonio sin amor no durará. Te aconsejo que te retires pronto y busques otro destino.”
Marina dejó escapar una risa seca y respondió: “El amor es lo menos valioso en este mundo. Mientras sea la señora Córdoba, recibiré el cuidado de la familia Córdoba, con dinero, fama y estatus. No voy a ir en contra de todas estas cosas maravillosas.”
“¡Eres imposible!” explotó Cynthia. “¡Alguien de tu… procedencia jamás será aceptada por la
familia Córdoba!”
Los dedos de Marina se crisparon sobre el teléfono. “Qué curioso que menciones eso, querida hermana, Compartimos la misma sangre después de todo: una madre con problemas mentales y un padre que nos abandonó. Si yo no soy digna, ¿qué te hace pensar que tú sí lo
eres?”
“Te demostraré que los Córdoba me aceptarán.”
Marina contestó: “Espero verlo.”
Después de incitar la envidia y la ira de Cynthia, Marina tiró el celular a un lado, satisfecha. Dejando que Cynthia se ahogara en su propio diluvio.
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Capítulo 76
Esa noche, Marina durmió tranquila.
A la mañana siguiente, descendió las escaleras cerca del mediodía. Encontró a Isaac en la sala, su rostro iluminado por la pantalla del celular con una sonrisa que se desvaneció al verla. Marina, sin darle importancia, se dirigió directamente al comedor y al notar que no había desayuno para ella, se volvió hacia Isaac.
“¿Y mi desayuno?”
“Marina, como esposa de la familia Córdoba, no deberías dormir hasta tarde.” Isaac dijo con voz dura, “Tu desayuno está en la basura. Quédate con hambre, a ver si aprendes la lección.”
Marina arqueó una ceja. “Bueno, entonces me prepararé algo yo misma.”
Con movimientos deliberadamente elegantes, transformó la cocina en su dominio personal. Huevos perfectamente escalfados, un batido de frutas frescas, pan recién tostado y una pequeña pizza casera emergieron bajo sus manos expertas.
“Veo que tus años en el extranjero solo te enseñaron a ser más hedonista,” comentó Isaac, observándola con una mezcla de disgusto y algo más… ¿fascinación?
Marina untó mantequilla en su pan con precisión quirúrgica. “Al contrario, querido. Aprendí exactamente lo que necesitaba.”
Y pronto, pensó mientras saboreaba su desayuno, todos lo descubrirán.
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