Capítulo 52
El Club Voz del Egeo vibraba con vida aquella noche. En la sala VIP que Isaac había reservado, las luces danzaban al ritmo de la música mientras artistas de renombre entretejían melodías festivas con movimientos sensuales. El vestíbulo se había transformado en un escenario de lujo y celebración.
Cynthia contemplaba el espectáculo con ojos húmedos, sus dedos entrelazados con los de Isaac. “Has convertido esta noche en algo mágico“, susurró, su voz teñida de emoción. “No podría estar más feliz.”
Isaac la observó con ternura contenida. El maquillaje no lograba disimular del todo la palidez que se había adueñado de su rostro desde la operación. Las palabras del médico resonaban en su memoria como un eco amargo: el único riñón que le quedaba era una bomba de tiempo. Cada momento de felicidad era un tesoro que debía preservar.
Isaac dijo con ternura: “Cynthia, mientras tú estés feliz, todo lo que hago vale la pena.”
Cynthia apoyó suavemente su cabeza en su hombro: “Encontrarte ha sido el regalo más grande que me ha dado la vida.”
“Qué curioso. Para mí fue la mayor desgracia.”
La voz de Marina cortó el aire como una navaja de hielo. Acababa de emerger de las sombras del vestíbulo, y sus palabras hicieron que la pareja se separara como si hubieran sido alcanzados por un rayo.
Cynthia saltó de emoción: “Mar, estoy tan feliz de que vinieras a mi fiesta de celebración.”
Marina respondió: “Te equivocas. No vine por tu fiesta de celebración.”
Cynthia confundida pregunto: “¿Entonces a qué viniste?”
Isaac de repente protegió a Cynthia detrás de él, su imponente figura se plantó frente a Marina, con un semblante defensivo: “No permitiré que arruines su noche, Marina.”
Marina lo miro; Isaac era realmente guapo, rico y culto, no es de extrañar que ella alguna vez lo amara con toda su alma.
Pero el corazón de Isaac siempre había latido por Cynthia, derramando sobre ella todo su afecto mientras a su esposa solo le quedaban las migajas de su indiferencia.
“Resulta irónico“, dijo Marina con una calma calculada. “La campeona soy yo, y, además, soy tu esposa. No organizas una fiesta de celebración para mí, pero sí para ella, ¿no te parece que estás totalmente fuera de lugar?”
La voz de Marina no mostraba emoción, pero el corazón de Isaac se agitó con sus palabras. Con una expresión de culpa que rara vez mostraba, dijo: “Mar, tenemos toda una vida por delante, puedo compensarte con lo que quieras. Pero ahora… ahora no es el momento.”
Marina sonrió.
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Capitulo 52
“En tu corazón, siempre seré la segunda. Pero Isaac, ¿qué pasa si yo también quiero que mi esposo me ponga en primer lugar?”
“No hagas una escena“, la advertencia de Isaac sonaba más a súplica que a orden.
Marina replicó con desdén: “Si no puedes darme el lugar que merezco, más vale que me dejes ir.”
“¿Qué estás insinuando?” Isaac preguntó confundido.
Marina lo miró fijamente a los ojos y declaró con firmeza: “Quiero el divorcio”
“Ni lo sueñes“, la respuesta de Isaac fue instantánea, teñida de incredulidad. La idea de que una mujer pudiera abandonarlo jamás había cruzado por su mente.
“Esta farsa de matrimonio se acabó“, declaró Marina mientras se dirigía hacia las escaleras.
“¿A dónde vas?” preguntó Isaac.
Marina se detuvo en el primer escalón y se giró con elegancia estudiada. “Mi propia celebración me espera en la suite presidencial.”
La cara de Isaac se tornó pálida.
“¿Quién te la está organizando?”