Capítulo 57
Marina se quedó pálida del susto y rápidamente resguardó a Salvador detrás de ella.
Isaac, con el puño levantado, finalmente no lo dejó caer, simplemente miraba a Marina con asombro. Verla protegiendo a otro hombre con tal determinación, hizo que algo dentro de él empezara a desmoronarse lentamente.
La Marina de antes, siempre temerosa, solo era valiente por él.
Ahora, esa valentía ya no le pertenecía solo a él.
Finalmente entendió que había perdido a la chica que lo amaba con toda su alma.
Aprovechando que Isaac estaba distraído, Marina tiró de Salvador y corrió. Al llegar a una calle desierta, Marina respiró hondo aliviada.
Luego, golpeó suavemente el pecho de Salvador, más reproche que golpe. Lo regañó enojada: “Él es un oligarca en la Ciudad de México, hasta tu hermano le guarda respeto. ¿Quieres que te expulsen de la ciudad?”
Salvador mostró una cara de inocente: ” Se lo merecía.”
Marina, pensando en Isaac con un ojo morado, no pudo evitar sentir un placer culpable. Pero preocupada por la seguridad de Salvador, le insistió: “Si regresemos a la Ciudad de México, hasta que no estés listo, recuerda mantener un perfil bajo.”
Salvador sonrió, sereno como si el cielo se hubiera despejado: “Haré lo que me digas.”
Marina sintió un peso menos.
“Salva, mientras esté estudiando, no podré cuidarte. Tienes que ser astuto y no dejarte atrapar en juegos ajenos.”
Los ojos de Salvador brillaban como estrellas, y su sonrisa inocente era especialmente desarmante. “Aurora, pareces una abuela preocupada. Solo tienes 22 años.”
Marina se quedó pasmada.
Es verdad, solo tenía 22 años. Pero ya había vivido demasiado.
A pesar de su juventud, las experiencias vividas le habían dado un corazón viejo.
No era así como debería sentirse tras una segunda oportunidad.
Con esfuerzo, le regaló a Salvador una sonrisa radiante. Salvador la elogió: “Te ves hermosa cuando sonríes. Deberías hacerlo más seguido.”
“Lo haré.”
De repente, como por arte de magia, Salvador sacó una caja de terciopelo. Se la entregó a Marina: “Un regalo para ti.”
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Capitulo 57
Marina se cubrió la boca sorprendida. Para ella, que Salvador cruzara el océano era el mejor regalo. No esperaba que además le hubiera preparado otro.
para verla ya
Su dedicación era mucho más sincera que la de su marido nominal y su familia de falsas apariencias.
“Gracias, Salva.”
“Ábrelo.”
Al abrir la caja, Marina encontró un reloj de diamantes verde.
Salvador dijo: “Ya que eres estudiante de Jasmine, supongo que pronto irás a Estados Unidos a estudiar. Pasará mucho tiempo antes de que pueda verte. ¿Podrías prometerme que volverás para mi fiesta de cumpleaños de dieciocho?”
“Por supuesto.”
La tensión abandonó el rostro de Salvador. “Le programé una cuenta regresiva al reloj. Te recordará cuándo volver. Te esperaré en la Ciudad de México.”
“Cuidate mucho, Salva.”
Volteando, Marina caminó hacia su apartamento.
Abajo, Isaac estaba parado como una estatua, mirando en la dirección de Marina. Las colillas
de cigarro en el suelo eran testigos de su melancolía.
Marina intentó evitarlo, pero Isaac la detuvo: “Marina, necesitamos hablar.”
Marina lo miró con desdén.
“¿Hablar de qué?”
Isaac, viendo su indiferencia, sintió un dolor agudo en el corazón.
Así
que el amor puede desaparecer.
“Mar, ¿me odias por haberte quitado el riñón?”
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