Capítulo 224
Natalia me miró fijamente y preguntó: “¿Puedo?”
“Por supuesto.”
El auto se detuvo cerca de la mansión.
Benjamín estaba dentro del auto, y el profesor particular que el conductor había recogido estaba dándole con mucha seriedad algunas lecciones.
Echó un vistazo hacia la dirección de la mansión y luego volvió a concentrarse en la clase.
No sabía por qué, pero estudiar cerca de donde vivía su madre le daba mucha tranquilidad.
Esa sensación…
Era como si su madre hubiera vuelto a su lado.
Benjamín decidió que, a partir de este momento, lo que Dora aprendiera, él también lo
estudiaría…
Podía engañarse a sí mismo diciendo que esos eran los cursos que su madre había elegido para él.
Como un niño obediente…
Por supuesto que tenía que estudiar bien y no decepcionar a su madre.
Esta vez había mucho que aprender, pero Benjamín era inteligente y lo aprendió todo con facilidad.
El profesor estaba muy complacido y quería continuar enseñando al niño.
“Toc toc toc.”
Alguien golpeó la ventana del auto.
Benjamín giró la cabeza y, al ver a Ricardo parado afuera, abrió la puerta del auto, saltó y le dijo
al conductor: “Primero lleva al profesor a su casa.”
El conductor respondió: “Está bien.”
Benjamín le recordó: “No te olvides de volver a por mí.”
“No hay problema.”
Benjamín miró cómo se iban y luego se acercó a Ricardo: “Papá, ¿cómo llegaste aquí?”
Ricardo tampoco sabía por qué, solo sabía que había bebido mucho y que, a pesar de eso, su mente estaba clara. Sentía una gran sensación de vacío en el pecho, como si su corazón estuviera completamente vacío.
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Capitulo
224
Solo estando cerca de Ofelia se sentía un poco mejor.
Él se apoyó en el auto y dijo: “Quiero hacerte una pregunta.”
Benjamín respondió: “¿Hm?”
“¿Crees que amo a Ofelia?” Sus amigos decían que no amaba a Ofelia, pero él no les creía.
Ofelia le dijo que él no la amaba, y tampoco quería creerlo.
Ricardo solo confiaba en la opinión de su hijo.
Benjamín no esperaba que su padre le hiciera esa pregunta. Bajó la cabeza para que Ricardo no pudiera ver el desdén en su mirada.
No tenía intención de decirle la verdad a su padre, así que le dijo lo primero que se le ocurrió: “Cuando te gusta alguien, deberías querer estar con ella todo el tiempo.”
“¿Pero no fue por Amparo que echaste a mamá de la casa?”
Benjamín se recompuso y luego levantó la cabeza: “Por eso creo que, probablemente no amas
a mamá.”
“¿En serio?” Ricardo no estaba satisfecho con su respuesta. Algo en su interior hacía que se sintiera incómodo, pero no sabía cómo refutar a Benjamín.
Solo sabía que en ese momento se sentía abandonado por todos, y la soledad lo envolvía profundamente.
Necesitaba a alguien a su lado.
Cualquiera que fuera.
Ricardo dijo: “Hijo, durante estos días he estado solo en casa, se siente muy vacío. ¿Qué tal si
vienes a casa conmigo esta noche?”
“No puedo.” Benjamín rechazó la invitación con una voz infantil, aunque algo despiadada: “Papá, tengo que ir a estudiar a la casa de la abuela.”
“Entonces, ¿por qué no vas a la casa de Amparo?”
“Hay mucha gente allí.”
Ricardo miró a Benjamín.
El niño lo miró a los ojos.
…
A las nueve de la noche.
Llegó la hora de que Natalia regresara a casa.
Ella quería ir con su madre, así tomé la iniciativa de llamar al móvil de su madre.
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Capítulo 224
¿Hola?”
La voz de una mujer, astuta y eficiente, contestó al otro lado de la línea: “¿Con quién hablo?”
