Capítulo 37 

Pronto en el círculo de patriarcas se difundió la infamia de Isaac por favorecer a su amante sobre su esposa, ganándose la condena unánime de las damas y señoritas de alta sociedad. Lucio tuvo que esforzarse bastante para mitigar el daño a la imagen de la familia causado por los diversos rumores. 

La reputación de Isaac estaba algo dañada. 

Lucio, frustrado con Isaac por no cumplir las expectativas, decidió premiar a Vicente con unos cuantos sectores más a su cargo. 

Isaac, decidido a recuperar su antigua gloria por lo que haría todo por hacer triunfar ese nuevo sector en ropa de lujo. 

Esta batalla, tenía que ganarla. 

Quería demostrarles a todos que su vida privada no afectaba su talento para los negocios. Más importante aún, necesitaba probar que su cercanía con Cynthia era únicamente por razones 

laborales. 

En Milán. 

Marina estaba finalizando los preparativos para el gran concurso, pero se dio cuenta de que, aunque había creado muchos diseños, ninguno estaba dirigido a la élite social. 

No era que no pudiera diseñar para ellos, sino que no tenía los medios para adquirir los 

materiales y accesorios de ese nivel de calidad. 

Esto la llenaba de ansiedad, temiendo que esta debilidad fuera el motivo de ser descartada por 

Jasmine. 

Justo en ese momento, su cuenta bancaria recibió una gran suma de dinero de forma inesperada. Marina contó los ceros, era una cifra de ocho dígitos, lo que la dejó 

completamente asombrada. 

¿Había visto tanto dinero en su vida? 

¿Debería ir a la policía? 

Su celular sonó de repente, un número desconocido parpadeaba en la pantalla. Marina, con las manos temblorosas, contestó. 

“¡Aurora!” 

Su voz, llena de nostalgia, resonó como el murmullo de un río que nunca se olvida. Marina se calmó y suspiró profundamente: “Salva, ¿dónde has estado?” 

La voz de Salvador, cargada de tristeza, respondió: “He vuelto a casa. Aurora, no quiero dejarte, pero tengo que hacerme cargo de unos asuntos en la familia. ¿Me perdonas por haberme ido 

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Capitulo 37 

sin despedirme?” 

Marina sintió un puñal en su corazón: “Salva, no te culpo. Solo… me preocupo por ti.” 

Ella sabía que la familia Nolan, siendo la primera dinastía de oligarcas en Ciudad de México, llevaba consigo no solo una inmensa fortuna, sino también traiciones, cambios de poder y trágica suerte de aquellos caídos en desgracia en aquellos juegos de poder. 

La idea de Salvador en ese turbulento entorno hacía que Marina temiera por él. 

Salvador pareció guardar silencio por un momento antes de decir: “Aurora, mi abuelo es muy bueno conmigo, no tienes de qué preocuparte. ¿Cómo has estado en estos días?” 

Marina siempre ha sido de las personas que comparten alegrías y no tristezas: “Salva, he estado muy ocupada. Solo que recientemente me he enfocado en participar en el concurso de nuevos diseñadores, y te terminé descuidando un poco:” 

Salvador se alegró por ella: “Tú concéntrate en el concurso. Y el dinero es para que lo uses. Avísame en caso de que haga falta algo.” 

Marina, confundida, preguntó: “¿Por qué me das tanto dinero?” 

Salvador explicó sinceramente: “Mira, ese dinero es para apoyarte en el concurso de nuevos diseñadores. Escuché que Isaac ha invertido una gran suma patrocinando a Cynthia en esta 

competencia.” 

Hizo una pausa antes de añadir: “Jasmine se dedica especialmente a servir a las reinas y princesas de Europa, así que las obras presentadas indudablemente estarán relacionadas con lujo para la élite. Si no tienes dinero, es muy probable que no puedas presentarles nada.” 

Marina sabía que este dinero era como maná del cielo para ella. Pero le aterraba la idea de gastar tanto y no lograr ganar la competencia, desperdiciando así el dinero de Salvador. 

“Aurora, en realidad, no me importa el resultado. Solo me preocupo de que si llegas a perder simplemente por no tener los materiales me sentiré mal. Así que, toma el dinero y da lo mejor de ti.” 

“Salva, no puedo gastar tanto dinero. Guardaré lo que sobre. Todo eso que sobre es para ti, para que lo uses en ti mismo, y tal vez convenzas a alguien de casarte contigo así.” 

Salvador: “… 

“I 

“Con lo guapo que soy, ¿crees que voy a necesitar estar pagando para conseguir esposa?” 

Marina se rio hasta que le dolió el estómago. 

Después de reír, analizó con sensatez: “Con tus cualidades, Salva, es natural que un montón de chicas te persigan. Pero si encuentras a esa persona que solo tiene ojos para ti, ¿por qué no consentirla un poco?”