Capítulo 14
“¿Qué tal si te ofrezco un trabajo? ¿Te gustaría ser sastre?” dijo la señora distinguida.
Los ojos de Marina brillaron de emoción.
“¿Qué dijo?”
“Puedo recomendarte para trabajar como sastre en una gran fábrica.”
De repente, Marina se adelantó y la abrazó: “Gracias. Me encantaría este trabajo.”
Había sido una esposa devota, cuya tarea diaria era ayudar a cada miembro de la familial Córdoba a planchar sus ropas, especialmente prendas de lujo hechas a mano. Si alguna mostraba el más mínimo defecto, no soportaba la idea de desecharlas y hacía maravillas para repararlas. Eso le había otorgado una gran habilidad.
Así encontró un interés de por vida en la industria de la moda.
La nueva jefa era una anciana extremadamente bondadosa que, lejos de menospreciar a Marina por sus ropas desgastadas, le ofreció algunas ventajas.
Le asignó una habitación individual para que descansara y le permitió arreglar su propio horario de trabajo. Marina estaba profundamente agradecida con su jefa; siempre trabajaba el doble, demostrando en silencio su gratitud.
La jefa llegó a querer mucho a esta tenaz chica mexicana y quiso entender mejor a Marina: “Mar, ¿por qué viniste a Milán? Aquí no tienes a nadie, no hablas el idioma y la vida es muy dura.”
Marina levantó la mirada algo tensa y dijo con tristeza: “Vine aquí esperando a alguien, buscando una oportunidad de redención, esperando un encuentro para renacer de las cenizas.” Así que, sin importar cuán duro o agotador fuera, ella no podía darse por vencida; debía resistir. La jefa le sugirió amablemente: “Marina, veo que tienes un don para el diseño de modas, ¿has pensado en estudiar el diseño? Si obtienes un título en diseño de modas, seguramente tendrás un gran futuro.”
Marina reflexionó sobre la diferencia entre ella y Cynthia: aunque Cynthia no era tan atractiva como ella, su educación superior hacía que todos la respetaran más.
Sin una educación adecuada, en sus ojos, Marina era como un perro insignificante, un accesorio sin pensamientos propios. No recibía su respeto, y su sinceridad era pisoteada sin piedad.
Marina preguntó de inmediato a su jefa sobre cómo volver a estudiar, decidida a esforzarse por sí misma ahora que había escapado de Isaac y Cynthia.
Esta vez, quería brillar en el escenario y ganarse el respeto de todos.
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Capitulo 14
Marina no se permitió descuidar sus estudios; retomó los libros y comenzó a estudiar diseño de modas con diligencia. Su objetivo era ingresar al mejor instituto de moda de Milán el próximo año.
El tiempo pasaba rápidamente.
Un mes después.
En Ciudad de México.
Isaac había estado ocupado este mes, trabajando arduamente para establecer la carrera de Cynthia y llevar sus diseños al trono de la reina de la moda. Pensaba que, aunque Cynthia había tenido desilusiones amorosas, tener éxito en su carrera podría consolar su corazón herido.
El amor incondicional de Isaac ayudó a Cynthia a recuperarse rápidamente tanto física como emocionalmente.
El día de la inauguración de la empresa de Cynthia, Isaac invitó a muchos amigos del sector para apoyarla. El cuidado que mostraba por Cynthia era más propio de un esposo que de un
amigo.
Esto provocó el enojo de Gisela Rodríguez, una amiga íntima de Marina, quien mencionó a la persona olvidada en un rincón.
“Cynthia, en un día tan importante, ¿cómo es que Marina no ha venido a celebrar contigo?”
El silencio se apoderó del lugar.
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