Capítulo 161
Aunque veía a Ofelia como una rival en el amor, siempre albergaba cierta hostilidad hacia ella. Pero Ofelia nunca le prestaba atención. Incluso cuando se acercaba sin mucha cortesía para hacerle preguntas, Ofelia siempre respondía con gentileza y generosidad. Helena tenía que admitir, a regañadientes, que también había comenzado a tomarle cariño a Ofelia.
Al regresar a la oficina, le pasé casualmente el café que acababa de comprar a Camilo. Él dejó su trabajo a un lado, tomó el café y me agradeció con una sonrisa. “De nada“, respondí apoyada en el escritorio, de manera despreocupada. “Fue algo que hice de paso“.
Camilo probó el café y frunció el ceño. Al ver su expresión, le pregunté preocupada: “¿Qué pasa?“. Me explicó que usualmente compraba su café en la cafetería de abajo, justo el mismo tipo que yo había traído, incluso con leche y azúcar, tal y como él lo prefería. Había hecho hincapié en eso al pedirlo para asegurarme de que no hubiera ninguna diferencia con su café habitual. Sin embargo, por la expresión de su rostro… algo no parecía estar bien.
“Es que sabe mejor que de costumbre“, admitió Camilo tras dar otro sorbo, notando que el sabor era de hecho más rico y aromático. Me miró y preguntó: “¿Habrá cambiado la cafetería de granos de café?“. Negué con la cabeza, “No lo sé“.
Después de pensar un momento, Camilo decidió llamar a su secretario para que le trajeran otra taza de café idéntica. No pasaron más de diez minutos cuando llegó el nuevo café. Primero, Camilo tomó un sorbo de agua para limpiar su paladar y luego probó cautelosamente el café recién traído. Su sabor era el mismo de siempre, sin ninguna alteración.
Luego volvió a probar el café que yo había comprado y, sorprendido, levantó la vista hacia mí. Confundida, le pregunté: “¿Sabe igual?“. Asintió con la cabeza. “Sí“. Aliviada por su respuesta afirmativa, me alejé del escritorio y me acosté en el sofá, buscando un momento de descanso.
La mirada de Camilo seguía fija en Ofelia. Había mentido antes… Era extraño. El café de la misma tienda, por alguna razón, le sabía mejor si lo compraba Ofelia. ¿Qué significaba eso? Camilo recordaba todos los momentos compartidos con Ofelia y una sonrisa se dibujaba en sus labios. ¿Había comenzado a enamorarse de ella en el transcurso de su convivencia? No estaba seguro. Por eso, decidió poner a prueba sus sentimientos.
Cuando llegó el momento de recoger a Dora, guardé mi computadora y me acerqué a Camilo:
“Vamos“.
“Sí“, respondió levantándose y caminando a mi lado. Mientras esperábamos en la entrada del ascensor, me giré hacia él y le dije: “Hoy toda la escuela está hablando de que Amparo se convirtió en la otra“. “Seguramente vendrá a buscarte en la entrada de la escuela“. “¿Y tú?“, pregunté, curiosa por conocer su postura. “¿Cómo piensas manejarlo?“.
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Capítulo 161
Realmente quería saber qué haría Camilo.
Con total serenidad, respondió: “Le devolveré sus palabras, tal y como me las dijo“. Su respuesta me sorprendió. De forma despreocupada, agregó: “Y mi manera de resolver este problema será exactamente igual a la suya“.