Capítulo 120
“Planeo contratarte en mi compañía de cómics, así no tendrás que preocuparte por la promoción y publicidad.”
“Solo concéntrate en dibujar tus obras.”
En esos días, estaba realmente ocupado. Todos los días, además de dibujar, también tenía que colorear los bocetos terminados. Después de terminar todo eso, apenas si me quedaba algo de tiempo libre, y aun así pensaba en cómo hacer para que más personas vieran mi trabajo. Inicialmente, mi plan era dedicar unas horas cada día para aprender técnicas de promoción. Pero Camilo me ahorró ese tiempo. Estaba muy emocionado: “Gracias.”
“Ofelia.” Camilo no me respondió directamente, solo me miró a los ojos: “Conmigo, no tienes que ser tan formal.”
…
Amparo estaba sentada en su habitación, sintiéndose cada vez más frustrada. Todavía quería recuperar el amuleto de la paz que había dado a Benjamín. Había planeado hablar con Ricardo sobre este asunto cuando viniera a buscarla, pero ya eran las diez y media… Y Ricardo aún no había entrado en su habitación. Amparo ya no podía esperar más. Decidió tomar la iniciativa.
Se acercó a la puerta del estudio y golpeó. Ricardo habló con calma: “Entra.”
Amparo abrió la puerta, se acercó a Ricardo y dijo: “Fernando ha estado molesto toda la noche.” “Dijo que no quería lo que yo compré, solo quería lo que tú le diste.”
“Porque te considera su verdadero padre…”
“Un regalo de un verdadero padre, por supuesto, significa algo diferente.”
“Amparo.” Ella ya había hecho un escándalo por esto… Y ahora venía a buscar más problemas. Ricardo se frotó la frente: “Al principio, cuando yo quise comprarlo, fuiste tú quien no quiso.”
Amparo se mordió el labio, una lágrima rodó por su mejilla: “Es toda mi culpa.”
Lloraba con una expresión tan triste que daba lástima. Ricardo tenía un presentimiento de que si no cedía… Amparo seguiría molestándolo. Preguntó: “¿Y qué propones?”
“Mañana podríamos comprarle a Fernando otro regalo, dijo Amparo con voz vacilante.
Ricardo se rio entre dientes. Como era de esperarse, si no podían conseguir el de Benjamín… Querían que él pagara por uno. Ahora no mencionaba lo de sentir lástima por él. De repente, a Ricardo le pareció que gastar un poco de dinero no estaría mal, al menos resolvería el problema: “Está bien.”
Amparo, al obtener la respuesta que quería, se acercó y enlazó los dedos de Ricardo: “Entonces, ¿vendrás a verme esta noche?”
12
Capitulo
Su mano era muy suave. Y su voz tenía un tono seductor. Ricardo, como adulto, sabía exactamente a qué se refería con ese tono. Sin embargo, retiró su mano discretamente, sonriendo dijo: “Por el bien del niño, mejor duerme sola estos meses.”
“Está bien.”
Amparo regresó a su habitación, cerró la puerta y su expresión se volvió sombría. Desde que regresó al país, hasta ahora… Ricardo nunca la había tocado. Incluso… Ni siquiera había gestos de intimidad. La única razón por la que hubo un malentendido y terminaron teniendo un hijo, fue porque esa noche él había bebido demasiado. Amparo se mordió el labio. Aunque no necesitaba el amor de Ricardo, solo su dinero. El hecho de que Ricardo siempre mantuviera
distancia…
2/2