Capítulo 37
El departamento de hospitalización estaba lleno de pacientes.
Muchos de ellos, incluso, se vieron obligados a alojarse en los pasillos debido a la falta de habitaciones disponibles. Sus condiciones eran mayormente graves, y el tiempo de estadía tendía a ser largo, muchos ya estaban ahí desde que yo había sido hospitalizada y después que recibí el alta, todavía seguían allí.
Casi inmediatamente me encontré con varios conocidos al pasar.
Un anciano me preguntó: “¿No habías sido dado de alta? ¿Qué te trae de vuelta al hospital?”
“¿Recuerdan que hace unos días, me caí por las escaleras?” No oculté nada, ya que también quería saber si alguien había presenciado o grabado ese momento.
Pero también sabía que no podía compartir toda la información: “En ese momento, las escaleras estaban especialmente resbaladizas, como si alguien les hubiera vertido algo, así que quería ver si había cámaras de seguridad cerca, tal vez habían capturado a la persona que estaba detrás de eso o si alguien había grabado ese momento por casualidad.”
El anciano, muy dispuesto a ayudar, dijo: “Ah, las cámaras de seguridad, hay por todo el corredor, deberías poder encontrar las grabaciones en la sala de seguridad.”
“Perfecto.” Si había cámaras de seguridad, entonces todo estaría bien.
No pude ocultar mi alegría: “¡Gracias! ¡Iré a ver ahora mismo!”
Las escaleras del departamento de hospitalización estaban tranquilas, raramente transitadas y el lugar donde me había caído ya estaba limpio, sin rastro de sangre.
Levanté la mirada, justo sobre mí, había una cámara de seguridad.
Continué bajando las escaleras y efectivamente, donde había caído, vi otra cámara.
Eso significaba que la vigilancia en el hospital era exhaustiva, incluso en las escaleras poco frecuentadas, eso me tranquilizó.
Fui directamente a la sala de seguridad, les conté lo ocurrido ese día y les pedí que buscaran las grabaciones de alguien vertiendo un líquido desconocido en las escaleras, lo que me causó un aborto espontáneo.
Con dificultad, buscaron las grabaciones, ajustándolas al momento del incidente.
El resultado fue que, las cámaras habían sido obstruidas.
Me quedé parada, atónita.
Es decir que, aunque sabía que Amparo había orquestado todo, ¿no podría obtener la evidencia necesaria?
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Capitulo 37
El guardia de seguridad claramente se sentía culpable: “Nos dimos cuenta de que algo andaba mal y estábamos a punto de investigar, cuando nos informaron que alguien se había caído.”
Benjamín era solo un niño, no habría pensado en las cámaras de seguridad.
Entonces, la única persona que sabía de eso de antemano y era lo suficientemente astuta como para eliminar las evidencias, era Amparo, lo que corroboraba mis suposiciones.
Me tomó un buen rato calmarme y finalmente recuperé la compostura: “Les agradezco su ayuda.”
Al regresar a casa, me paré en la entrada. Camilo estaba trabajando en la sala, y al oír la puerta, ni siquiera miró atrás: “Ofelia, ven aquí un momento.”
Me senté frente a él.
Camilo se levantó y fue al refrigerador por bebidas: “¿Qué te gustaría tomar?”
Normalmente no me gustaban las bebidas, pero ya que preguntaba, respondí cortésmente: “Agua está bien.”
Camilo se sirvió un café helado y me dio un vaso de agua a temperatura ambiente.
Después de estar tan ocupada, realmente tenía sed, así que tomé el vaso que me ofreció y bebí
un poco.
“Hoy es tu primer día aquí.” Camilo comenzó con cortesía: “Al llegar, te pedí ayuda con Dora para que comiera, luego para llevarla a la escuela, no he tenido tiempo de preguntarte, ¿te falta algo?
Si necesitas comprar algo, puedes decírmelo en cualquier momento, podré pedir a alguien que lo compre por ti.”
Pensé que quería hablar sobre Dora, no esperaba que en realidad se preocupara por mí, así que después de un breve momento de sorpresa, respondí cortésmente: “Gracias. Pero, traigo conmigo casi todo lo que necesito, no me falta nada.”
En los ojos usualmente fríos de Camilo, pareció asomarse un atisbo de sonrisa: “Realmente no tienes que ser tan formal conmigo. Dora sinceramente te considera como su madre, por lo que, también puedes considerar esta casa como tu hogar.”
Me quedé sin palabras.
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