Rosana no se esperaba que la gente de afuera la viera de esa manera.
Ella pensaba que, después de lo ocurrido en la fiesta, ya había logrado cambiar la opinión de varios.
A su lado, el hombre de mediana edad se apresuró a apoyar la conversación:
-Así es, yo también lo veo igual. Pero jefe todavía está joven, por eso se deja llevar por las mujeres. Ya verá, más adelante se va a arrepentir.
-¿A poco no? ¿Qué pueden hacer las mujeres sin nosotros? Si esa mujer llegó hasta ahí fue porque nuestro jefe la consiente demasiado.
Rosana cruzó los brazos y los miró, sin molestarse en ocultar su fastidio.
-¿Tan poco valoran a las mujeres? ¿Acaso ustedes no nacieron de una?
La cara del inversionista se torció de coraje y, señalando a Rosana, soltó:
-¿Y esa actitud, qué? ¡A ver, respeta!
El hombre de mediana edad también la encaró:
-¿Qué pasa con tu departamento? ¿Quién te dio permiso de hablarle así a los inversionistas?
-Aunque la Empresa del Arce necesite inversión, no tenemos por qué aceptar dinero de alguien que ni nos respeta. Y si tú
no puedes ver nuestro potencial, el que va a terminar lamentándolo eres tú.
El futuro de la Empresa del Arce solo puede volverse cien veces mejor de lo que es ahora.
El hombre se exasperó y la apuntó con el dedo:
-¡Ya cállate! Si vuelves a hablar así, te largas en este momento.
Justo en ese instante, regresó la secretaria del presidente.
Los ojos del hombre de mediana edad brillaron como si hubiera encontrado un salvavidas. Caminó directo hacia ella:
-¡Qué bueno que llegó, asistente! Esta mujer acaba de faltarle el respeto al inversionista. Exijo que la despidan ahora mismo.
La secretaria volteó a ver a Rosana.
-¿Se refiere a ella?
-Sí, claro, ella misma.
Rosana la miró con resignación:
-Lo que pasa es que este inversionista acaba de poner en duda la calidad de la Empresa del Arce, y ni siquiera cree en nuestro futuro. Piensa que la jefa de tecnología solo está aquí porque tiene palancas y que no tiene ninguna capacidad. Así que me parece que no tiene caso seguir con esta cooperación.
La secretaria asintió después de escucharla.
-Lo que dice la señorita Lines es muy sensato.
El inversionista perdió toda su prepotencia y trató de arreglar el ambiente.
-No fue lo que quise decir. Yo solo tenía dudas, claro que confío en el futuro de la Empresa del Arce. De veras quiero trabajar con ustedes.
La secretaria lo miró de reojo:
-En el Grupo Jurado seleccionamos a cinco inversionistas y, hasta donde sé, su empresa no está entre ellos.
-Ejem… Lo que pasa es que nosotros vimos mucho potencial en la cooperación y vinimos por nuestra cuenta, con mucha disposición.
El hombre de mediana edad se apresuró a agregar:
-Asistente, yo también investigué la empresa de ellos, no es mala opción como inversionista. Podríamos considerarlo.
1/2
21:50
Capitulo 1177
La secretaria no perdió la paciencia.
-¿No oiste a la señorita Lines? No vamos a colaborar con ellos.
El hombre de mediana edad se quedó pasmado.
-¿Y ella qué autoridad tiene? Es solo una empleada más.
La secretaria camino hacia Rosana y se paró junto a ella.
-Permitanme aclararles: esta es la señorita Lines, la ingeniera principal de tecnologia de la Empresa del Arce y, además, la novia de nuestro presidente.
Al oír esto, tanto el hombre como el inversionista se quedaron paralizados, boquiabiertos.
El hombre de mediana edad tartamudeó, buscando cómo arreglar el desastre:
-Perdón, señorita Lines, no sabía quién era usted, de verdad que no quise ofenderla.
El inversionista trató de congraciarse con ella:
-Señorita Lines, disculpeme, no debí hablar así. No se rebaje a mi nivel, sí me interesa mucho colaborar.
Rosana no dijo nada, pero la secretaria actuó de inmediato.
-Seguridad, saquen a estos dos de aquí. Y de hoy en adelante, ni se les ocurra dejar entrar a alguien sin cita.
Así, el inversionista terminó siendo echado del lugar.
La secretaria se volvió hacia el hombre de mediana edad.
-Y tú, de ahora en adelante, nada de meter a personas que no hayan pasado primero por la revisión.
-Ya entendí, no volverá a pasar.
A Rosana ya le quedó claro lo que estaba pasando: ese tipo seguramente tenía algún trato con el inversionista, por eso lo había traído con tanta insistencia a la oficina.
La secretaria la miró y
le
habló en tono cordial.
-Señorita Lines, ¿podría acompañarme a la sala de juntas? Hay una reunión relacionada con la Empresa del Arce.
21:50