Capítulo 1169
Rosana y Dionisio salieron del elevador y se encontraron con Angela y su grupo esperando afuera.
Al ver a Rosana, Angela no disimuló su desdén y soltó:
-Dicen que su carro fue el responsable de que alguien de nuestra familia Chavira terminara herido, ¿eh?
Rosana arqueó una ceja, ni un poco intimidada:
-Mira quién habla. Si vamos a inventar, entonces yo también podría decir que tú le echas el ojo a la herencia de Sara para quedártela toda.
-¿Qué tonterías estás diciendo?
-La que empezó inventando fuiste tú.
La mirada de Rosana se posó en Angela, firme y sin vacilar:
-La esposa de papá tuvo el accidente porque hubo una carambola en el puente, ¿de dónde sacas que fue culpa nuestra? Ten cuidado con lo que dices, porque las palabras tienen consecuencias legales.
Ángela tragó saliva, deseando contestar, pero al ver que Dionisio también estaba ahí, solo pudo poner su mejor cara de piedra y meterse de mala gana al elevador junto con los suyos.
Rosana se quedó afuera, mirando cómo se iban. Luego dirigió la vista a Dionisio, un poco inquieta:
-Me preocupa Sara. No me creo para nada que Ángela haya venido al hospital por puro buen corazón. No olvides que la última vez, la esposa de papá y yo nos aliamos y le dimos un buen revés.
Si no hubiera sido así, Ángela ya le habría arrebatado a Sara casi todo el dinero y las acciones que tenía a su nombre. Ahora, con la esposa de papá accidentada, Ángela debía estar encantada. ¿Por qué entonces venir al hospital y traer a toda la parentela?
Dionisio meditó un instante y luego le propuso:
-Si te preocupa, ¿por qué no vamos a ver cómo está?
Rosana miró la mano herida de Dionisio, pero él contestó con toda calma:
-No pasa nada. Igual, si nos regresamos, así voy a estar.
Dionisio sabía muy bien que los amigos de Rosana se contaban con los dedos de una mano: solo Sara y aquella compañera de cuarto.
Para ella, la amistad era un tesoro.
Rosana sonrió, agradecida:
-Entonces vamos.
Ambos tomaron de nuevo el elevador y subieron al piso donde Ángela había bajado. Mientras tanto, Rosana le mandó un mensaje a Sara desde su celular:
[Ángela llegó con toda su familia, ten cuidado.]
En cuanto el elevador se abrió, Rosana escuchó un alboroto en el pasillo.
Vio a los Chavira reunidos afuera de una habitación, con Ángela al frente, señalando a Estefanía, quien estaba en silla de ruedas con la pierna enyesada:
-¡Casi matas al único hijo de Alonso! No tienes derecho a seguir con él. Eres una advenediza, ni siquiera deberías estar criando a ese niño. Si Alonso no hubiera muerto de forma tan sospechosa, hace tiempo que ya te habríamos sacado de la familia Chavira.
Estefanía, sentada y protegiendo al chico que estaba a su lado, respondió con firmeza:
-Yo he cuidado a este niño todo este tiempo. No tienes derecho y nunca podrás arrebatarme su custodia.
-¡Eso no lo decides tú! Al fin y al cabo, él es de nuestra familia Chavira, ¿vas a dejar que una cualquiera se lo lleve? -replicó
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Capítulo 1169
Ángela con desdén.
Y volviéndose al muchacho, le habló directamente
-Soy tu tia, ven y vete con nosotros. Tu lugar está en la familia Chavira jodos estos años, al lado de ella, solo has sido un niño abandonado. Nunca vas a ser el heredero sí sigues así
El chico, furioso, alzó la voz
-¡La advenediza eres tú! No me interesa ser el heredero ni nada de eso, yo quiero estar con mi mamá
Estefanía no se quedó atrás y le dijo a Angela:
-¿Ya oiste? No va a irse contigo.
–Eso no lo decides tú. ¡Alguien, llévenlo de vuelta a la familia Chavira!
Ángela nunca había soportado a Estefanía. La última vez, esa mujer se había aliado con otra para dejarla en ridiculoy bego desapareció del país, haciéndole imposible rastrearla.
Y ahora que había regresado, encima lo hacía con el niño accidentado, saliendo juntos del hospital… era el colm.
Sara se interpuso entre Ángela y Estefanía, defendiendo al niño:
-Mario es mi hermano. Esto no te incumbe, tía. Yo ya soy mayor de edad, y me voy a encargar de mi hermano
Ángela no ocultó su molestia:
-Sara, no te dejes engañar por esa mujer. Solo sabe mentir.
-Si es una mentirosa, yo soy la que lo sabrá. Pero tú, tía, te has metido en mi vida, te llevaste mi dinero para tus inversioces y ahora quieres las acciones que están a nombre de mi hermano, ¿no es así?
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