Capítulo 1160
-Yo estoy muy bien, y de ahora en adelante me irá aún mejor. Vámonos -dijo Rosana con firmeza, dándose media vuelta. No quería ni detenerse a pensar en el porqué del cambio de actitud de Alonso. No le interesaba aceptar nada de eso. Alonso la observó alejarse, su silueta perdiéndose entre la multitud. En su rostro apareció una mueca burlona, como riéndose de sí mismo.
En ese momento, Gerardo Lines se acercó a él.
-Alonso, en el fondo, no tiene nada de malo mostrarte vulnerable frente a tu hermana. Sé que siempre has sido alguien muy orgulloso y fuerte, pero nunca te hemos menospreciado, ni tú ní nadie de la familia.
Alonso se quedó pensativo, la mirada perdida.
-A decir verdad, antes veía las cosas de otra manera. Me equivoqué -admitió al final, bajando la cabeza.
Gerardo le puso una mano en el hombro, serio pero comprensivo.
-Te entiendo, Alonso. Siempre has tenido un orgullo enorme, y esa ambición tuya fue lo que nos protegió a todos cuando más lo necesitábamos. Sabemos por qué eres así, pero ahora todo es diferente.
Alonso asintió con la cabeza, cabizbajo.
-Sí, lo sé. Lo voy a pensar bien.
Rosana y Dionisio se apartaron a un rincón más tranquilo del lugar.
Dionisio la tomó de la mano, acercándose para hablarle en voz baja.
-¿Qué te dijo Alonso?
-Nada desagradable, la verdad. Al contrario, estuvo bien suave, como si quisiera congraciarse conmigo. Me soltó un montón de palabras bonitas, como si buscara mi aprobación o algo así.
Rosana lo miró de frente y le sonrió, segura de sí misma.
-Pero ya no me afectan esas cosas. Ahora tengo mucho más de lo que alguna vez soñé, y no me hace falta que vengan a buscarme con disculpas o gestos de cariño tardío.
Quizá antes, en otro momento de su vida, habría deseado escuchar justamente eso. Pero ahora no. Ahora ya no le hacía
falta.
Dionisio suspiró, apretando un poco su mano.
-Te creo, Rosana.
Ella, notando lo serio que se había puesto el ambiente, decidió cambiar de tema.
-¿Qué te comentó el gerente general de la empresa PZ hace rato?
Aunque Rosana había estado dándole un mordisco a un tamal, no se perdió detalle de lo que pasaba alrededor de Dionisio. Él respondió con calma, casi sin emoción.
-Quieren que les ayudemos a abrir mercado en el extranjero.
-Vaya, sí que son tercos esos tipos. Hasta parece que se creen su propio teatro.
Rosana bajó aún más la voz.
-Sara me contó que últimamente muchas de las señoras adineradas están metidas en inversiones de alto rendimiento con esa empresa PZ.
La fiesta de hoy era tan ostentosa, y alardeaban tanto con sus planes para expandirse al exterior, que estaba segura de que más de una persona con dinero ya se había dejado seducir por la promesa de ganancias fáciles.
Dionisio le dio un apretón suave a la mano.
-Sí, ya lo sé.
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Capitulo που
-¿Y les diste el sí, o qué?
-Solo les dije que lo iba a pensar, pero que si entraba, el mayor porcentaje de las ganancias iba a ser para nosotros.
Rosana miró hacia donde estaban Keira y el gerente general de la empresa PZ, que platicaban animados. Bajó la voz y se acercó más a Dionisio.
-Mira nada más, parece que ya te pusieron el ojo encima. Y la verdad, no los culpo. Eres el pez gordo para ellos. Si te atrapan, ya pueden cerrar el negocio.
En su vida pasada, cuando la empresa PZ dio su golpe final, era muy probable que la familia Jurado también hubiera caído en la trampa.
Había que admitirlo: esa empresa tenía una ambición insaciable.
Dionisio la miró con complicidad.
-Vamos, es mejor que nos acerquemos. Todos aquí te están observando, incluso la gente de la empresa PZ. No han dejado de preguntar por ti.
-Pues vamos a ver qué quieren.
Rosana y Dionisio caminaron juntos, con la frente en alto, abriéndose paso entre los invitados.
En cuanto el gerente general de la empresa PZ vio a Rosana, le dedicó una sonrisa exageradamente cordial.
-Señorita Lines, me alegra mucho verla por aquí.
-Igualmente, qué gusto -respondió Rosana con una sonrisa amable, aunque por dentro pensara que ese tipo era un viejo zorro disfrazado de cordero.
-Señorita Lines, tengo entendido que hubo ciertos malentendidos entre usted y Keira. Pero ahora ella es una de nuestras directivas, a cargo de este proyecto. Espero que puedan limar asperezas y trabajar en paz.
Keira, con una copa en la mano, se acercó y le ofreció la bebida a Rosana. En su mirada había una chispa de malicia.
-Señorita Lines, lo menos que puede hacer es brindar conmigo.
Rosana tomó la copa… y, sin titubear, la vació sobre el rostro de Keira.
Keira abrió los ojos de par en par, atónita.
-¿¡Te atreviste a mojarme!?
Rosana no paró ahí; le soltó una bofetada en plena mejilla.
-Eso y más. ¿De verdad crees que me puedes venir a molestar? Ni lo sueñes.
Keira, aturdida, miró de inmediato a Dionisio, buscando apoyo.
-¿De verdad quieres hacerte enemigo de la empresa PZ por ella?
Dionisio la miró de frente, imponente.
-Rosana es mi novia. Si ella se mete en problemas, yo la respaldo, aunque se le ocurra tumbar el cielo.
La forma en que lo dijo, tan segura y desafiante, retumbó en todo el salón.
Capitulo 1161