Capítulo 1144
-Pásame la dirección, yo me encargo del resto.
Rosana no tenía ganas de seguirles el juego con más vueltas.
Dejó la charola de frutas sobre la mesa y se puso de pie.
-Bueno, si ya no hay nada más, yo me voy. Tengo unas cosas pendientes que arreglar.
En realidad, todo era puro pretexto. No quería estar ni un minuto más ahí.
Julio, con cierto apuro, intentó retenerla.
-Ya que regresaste, ¿por qué no te quedas a comer con nosotros antes de irte?
-Te digo que tengo cosas que hacer, coman ustedes -soltó Rosana, dejando claro que no iba
a ceder.
Justo cuando se disponía a marcharse, Román habló:
-Manita, en unos días me voy.
Al escuchar la frase, a Rosana se le encogió el estómago. Preguntó con preocupación:
-¿Y cómo está la señora Jurado? ¿Su salud sigue estable?
Le inquietaba que, si Román se iba, el tratamiento de la señora Jurado quedara interrumpido. ¿No sería peligroso?
Román respondió con ese aire sereno que lo caracterizaba.
-Como ya te había dicho, lo de Flora Jurado es un tratamiento de largo plazo. No se va a curar de un día para otro.
-¿Y si tú te vas, el hospital puede seguir con el tratamiento? ¿Se lo pueden encargar a alguien allá? -insistió Rosana, mostrando lo que en verdad le preocupaba.
Román la miró con una expresión calmada, aunque algo distante.
-¿Siempre te preocupa más una desconocida que yo? ¿No te interesa saber cómo estoy?
Rosana sintió el peso de su mirada y se removió incómoda.
-Tú solo vas a regresar a trabajar, no te está pasando nada grave.
Fue entonces que Alonso, con ese tono sarcástico tan suyo, intervino:
-Pero Román tiene un montón de proyectos allá en la isla. Cada día que pasa aquí, es un día de experimentos que se pierde. ¿Sabes cuánto cuesta cada día de investigación allá?
Rosana ni había pensado en eso.
Aunque en esta vida muchas cosas habían cambiado, y Román ya no la había lastimado como en el pasado, la sombra de lo que vivió no la dejaba tranquila.
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Capítulo 1144
Rosana volvió a mirar a Román.
-¿El tratamiento de la señora Jurado sí se lo pueden pasar a alguien en el hospital? ¿O solo tú puedes hacerlo?
Román notó el desvelo en la mirada de Rosana, pero sabía que esa preocupación era por Flora, no por él.
Si ella todavía le dirigía la palabra, era porque estaba a cargo de la salud de Flora.
Román dudó un instante antes de responder:
-El antídoto que usamos hay que prepararlo en el momento. Es una fórmula patentada y
confidencial.
Rosana frunció el ceño.
-¿Y no puedes dejar a alguien de tu equipo encargado?
-Todos los que están conmigo en la isla son investigadores de primer nivel, no van a querer quedarse aquí solo para atender a una persona.
En otras palabras, le estaba diciendo que no. Y encima, el pretexto era tan válido que Rosana no pudo contra decirlo.
El ambiente se puso tenso de inmediato.
Rosana no quería que le pasara nada a la señora Jurado, quería que siguiera recibiendo el
tratamiento.
Román continuó:
-Manita, no te lo tomes tan a pecho con la familia Jurado. Al final, ni siquiera te has casado con Dionisio. ¿Ya se te olvidó cómo ellos mismos se oponían a que estuvieran juntos?
Gerardo asintió.
-Sí, yo me acuerdo clarito. Flora no estaba de acuerdo y Carmen Jurado tampoco. Las familias ricas son complicadas, manita, no te vayas a dejar envolver por todo lo que dice Dionisio.
Rosana los enfrentó, mirándolos directo.
-Ellos no querían que estuviéramos juntos porque sabían quién soy, y tenían miedo de que lo de la tragedia afectara nuestra relación.
Gerardo le reviró:
-No te engañes. En las familias así, lo que más les importa es que seas de su mismo nivel. Todo lo demás son excusas. Si les crees, ya perdiste.
Julio también metió su cuchara.
-Claro, ahorita la familia Jurado se porta bien contigo porque Flora depende de Román para su tratamiento. Por eso no se atreven a tratarte mal.
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Capitulo 1144
Román alzó la vista hacia Rosana.
-Eres mi hermana. Yo jamás te haría daño.
En los ojos de Rosana brilló una chispa de burla.
¿Que nunca le haría daño? Pero sí podía hacerle la vida tan difícil que prefería no haber nacido.
Así fue la historia la vez pasada.