Capítulo 1134
Rosana esbozó una sonrisa tranquila.
-¿No estaban ustedes preocupadas hace poco? Pues ya no hay por qué preocuparse.
Sara le devolvio la sonrisa, con el brillo de la curiosidad en los ojos.
-Entonces, ¿ya están juntos oficialmente?
Rosana asintió, los ojos ligeramente entrecerrados de felicidad.
Marina empezó a aplaudir emocionada.
-¡Eso, así se hace! Felicidades, por fin se les hizo, ¿eh?
Rosana soltó una risa ligera.
-Cuando tenga un poco más de tiempo libre, les invito a comer, ¿va? Pero estos días ando ocupada, me falta resolver algunos asuntos.
Sara tomó la palabra, con el ceño arrugado.
-Todas nos hemos enterado de lo que circula en internet, ¿eh? Esas cosas que dicen son una pasada. Claramente es pura envidia por tu talento. Dicen que te volviste la ingeniera principal de la Empresa del Arce solo por palancas.
-Sí, claro añadió Marina, indignada-. Si de verdad quisieras depender de Dionisio, hace rato que ya estarías en la cima. ¡Tú llegaste por tu propio mérito!
El ambiente se volvió un poco más denso al tocar el tema. Rosana bajó la voz, mirada seria.
-Todo esto está siendo manipulado por alguien. Es un ataque directo contra mí, y además, quieren quitarme la parte del mercado del proyecto de inteligencia artificial.
Sara no tardó en preguntar:
-¿Fue la mamá de Leonor?
Rosana asintió.
-No te equivocas, es ella.
Entonces, Rosana les contó lo que había pasado en el cementerio de su pueblo natal.
-La mamá de Leonor no se va a quedar tranquila. Ahora solo falta ver cuánto aguanta antes de dar la cara.
-Con razón Keira se fue a la empresa PZ–comentó Marina-. Seguro que ahí hay algo raro.
Rosana se giró hacia Sara, el tono de su voz se volvió grave.
-Ese grupo multinacional sí que está metido en cosas turbias. ¿Ustedes tienen algún trato con la empresa PZ? Si es así, mejor salirse antes de que sea tarde.
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Sara palideció, la preocupación dibujándose en su cara.
-¿Tan grave es lo de esa empresa? Es que, la verdad, mi tía era la que manejaba todos mis bienes y casi todo lo invirtió en la empresa PZ. Hasta compró un montón de acciones.
Rosana se quedó callada un segundo, la expresión endurecida.
-¿Desde cuándo pasó eso? Nunca me habías contado.
Sara suspiró, con una risa amarga.
-Fue la vez que me encerraron en la casa de los Chavira, cuando intentaron quitarme todo. Después recuperé mis bienes, pero al revisarlos, vi que fuera de unas propiedades, el resto ya lo había invertido mi tía.
Sara bajó la mirada, resignada.
-Siempre temí que mi tía usara mi lana para meterse con Alonso en el proyecto de inteligencia artificial, pero jamás pensé que ya hubiera movido todo ese dinero. Como vi que las ganancias estaban saliendo bien, no le hice caso.
Rosana sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
-En tu círculo, ¿es normal que haya rendimientos tan altos?
Sara negó con la cabeza.
-No sé con certeza. La verdad, me pareció raro que la ganancia fuera tan buena, pero no encontré nada sospechoso. Además, el contrato solo dura un año, así que tampoco me preocupé.
Rosana apretó los labios.
-Eso es justo lo que me preocupa.
¿Un año de contrato? Pero si la empresa PZ iba a quebrar justo después de Año Nuevo. Era obvio, el contrato era una trampa.
Sara captó la preocupación en el rostro de Rosana.
-¿De verdad está tan mal la cosa?
Marina intervino, pensativa.
-Yo no entiendo mucho de inversiones, pero si en algún momento Rosana y Dionisio se enfrentan a la empresa PZ, seguro que PZ no va a salir bien parado. Así que, Sara, ¿no significa esto que todo tu dinero se va a perder?
Sara guardó silencio. El argumento de Marina tenía sentido, y Rosana tampoco pudo responder de inmediato.
Rosana miró a Sara fijamente.
-No creo que seas la única con ese tipo de contrato de alto rendimiento. ¿Puedes averiguar si
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hay otras familias poderosas que firmaron lo mismo?
Si lograban identificar a más personas en la misma situación, podrían exponer el fraude antes de que la empresa PZ escapara con el dinero. Quizá así podrían recuperar lo perdido.
¿La mamá de Leonor trabajaba en la empresa PZ como una profesional del engaño? La pregunta quedó flotando en el aire, cargada de sospecha y un amargo presentimiento.