Capítulo 1122
Sara habló con un tono juguetón, y de inmediato las mejillas de Rosana se encendieron como si acabaran de ponerle al fuego.
Sin perder tiempo, Rosana desvió la conversación:
-Eso luego se los platico cuando regrese.
-Bueno, cambiando de tema, ¿te enteraste de lo de Keira Montes? Parece que ya entró a trabajar en la empresa PZ.
Al escuchar el nombre de Keira y su nueva movida, Rosana respondió con total calma.
-¿En qué área la pusieron a trabajar en la empresa PZ?
-Justo en el proyecto de inteligencia artificial que están desarrollando junto con el Grupo Lines, ¿puedes creerlo? Si estuviera en cualquier otro puesto, ni me molestaría en avisarte. Pero la empresa PZ tiene peso, y en el futuro seguro va a competir con la Empresa del Arce. Son el rival más fuerte que tienen.
-Ya veo por qué Keira aceptó ese trabajo en la empresa PZ. La neta, no se rinde ni aunque le cierren la puerta en la cara. Rosana ni necesitaba adivinar: conocía de sobra la ambición de Keira.
Sara siguió:
-De todos modos, ustedes mejor estén alertas. Keira ya no tiene nada que perder, así que seguro va a buscarles bronca. -Ya lo tengo en cuenta -contestó Rosana, cortante.
Apenas colgó la llamada, vio a Dionisio aparecer con una charola llena de comida recién hecha.
Rosana se acercó y, con una sonrisa genuina, soltó:
-Se ve mucho mejor que la última vez, ¿eh?
-Tienes que probarlo, seguro que esta vez el sabor también está a otro nivel.
Dionisio ni se inmutó, su voz reflejaba una confianza que rozaba la arrogancia.
La miró de arriba abajo y preguntó:
-¿Quién te marcó hace rato? ¿Un amigo de la escuela?
Se notaba que Dionisio había hecho ya todo un análisis mental de quién podría ser el “amor platónico” de Rosana. Para él, lo
más probable era alguien de Alicante, alguien que conoció estudiando, un viejo compañero tal vez.
Porque, siguiendo la trayectoria de Rosana, lo más lógico era que ese alguien fuera un colega de la escuela.
Rosana, sin darle muchas vueltas, respondió:
-Era Sara.
En cuanto Dionisio escuchó que se trataba de Sara, perdió todo el interés.
Rosana le lanzó una mirada pícara:
-¿No te da ni curiosidad saber para qué me llamó? Y todo por tu culpa, que ni contestaste el teléfono anoche.
-Tú también podías contestar, pero si te soy sincero, yo no pensaba detenerme para contestar ninguna llamada en ese
momento.
Dionisio, cuchillo y tenedor en mano, soltó la frase con toda la tranquilidad del mundo, descarado.
Rosana, entendiendo el doble sentido, se puso aún más colorada y le dijo:
-¡Qué descarado eres!
-En esos momentos, ser descarado sale más rentable.
Rosana ya no quiso seguir con ese tema, así que cambió de rumbo:
-Sara me avisó que Keira entró a la empresa PZ, y está a cargo del proyecto de inteligencia artificial con el Grupo Lines. Me
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recomendó que andemos con cuidado, no vaya a hacer alguna jugada sucia.
Dionisio escuchó sin perder la calma:
-Esa bola de oportunistas solo se queda con lo que nosotros desechamos. Por ese lado, ni te preocupes. Confío en tu talento, pero tú también tienes que confiar en mi capacidad para resolver estas cosas.
Rosana vio la seguridad en los ojos de Dionisio y sonrió, sintiéndose respaldada:
-Tienes razón.
No había nada que temer.
De repente, se le vino a la cabeza otra preocupación:
-Me pregunto si hay noticias del cementerio.
En ese momento, el celular volvió a sonar. Era una llamada de Román Lines.
Rosana chequeó la pantalla. Si hubiera sido Julio, ni de broma contestaba. Pero Román aún estaba a cargo del tratamiento de la señora Jurado, así que no podía cortarlo de tajo.
Al final, decidió contestar:
-¿Bueno? ¿Qué se te ofrece?
-¿Es cierto que hablaste con la gente del cementerio y que si el cuerpo de Leonor Quiroga se entierra ahí, vas a ir a
desenterrarlo tú misma?
Rosana, mientras mordía un huevo frito, respondió sin rodeos:
-Así es. ¿Y cómo es que ya se enteraron? ¿Quién les fue con el chisme?

