Capítulo 1117
Rosana jamás imaginó que también hubieran traído el cuerpo de Leonor de vuelta.
Ahora entendía por qué Dionisio había tardado tanto cuando fue a contestar esa llamada.
Dionisio continuó con voz seria:
-El cuerpo fue llevado a la funeraria, justo al lado del cementerio donde están enterrados tus papás.
Al escuchar eso, Rosana apretó con fuerza los cubiertos que tenía en las manos.
Respondió con un tono seco:
-Eso lo hicieron a propósito para molestarme.
-Yo también lo creo -afirmó Dionisio, sin dudar.
De pronto, Rosana sintió una molestia creciente en el pecho. ¿Por qué ella siempre tenía que tragarse las provocaciones de los demás? Levantó la mirada hacia Dionisio, con el coraje reflejado en los ojos.
-No quiero que Leonor descanse en el mismo cementerio que mis padres.
-Sea lo que sea que decidas, cuentas con mi apoyo.
Rosana suspiró hondo, su voz sonó tenue pero firme:
-Lo que voy a hacer es mandar a alguien a decirles que, si la entierran ahí, después mando a alguien a desenterrar la tumba. Así de simple.
Ya estaba harta de esos juegos absurdos. Miró a Dionisio al otro lado de la mesa y añadió:
-Si esa mujer quiere aparentar que era una madre amorosa, pues yo le doy el gusto. Que vea de lo que soy capaz.
En un principio, Rosana pensó que con la muerte de Leonor todo habría terminado. Jamás planeó tomar represalias contra
un cadáver, pero si la otra parte seguía buscando guerra, ella no iba a quedarse sentada como si nada.
Dionisio le pasó el menú, con una mueca de complicidad:
-No tienes por qué aguantarle nada a esa gente.
Rosana frunció el ceño, pensativa:
-Lo que no entiendo es por qué esa mujer, después de tantos años escondida, ahora aparece tan tranquila. ¿Será que ya se siente segura o piensa que no puedo hacerle nada?
Si era la segunda opción, Rosana empezaba a sospechar que en lo ocurrido años atrás, la mamá de Leonor también debió de haber estado involucrada de alguna manera.
Dionisio reflexionó respondió con calma:
-Puede ser que sea por ambas razones. Era una mujer sumamente egocéntrica. Personas así siempre terminan cometiendo errores.
-Probablemente sólo esté tanteando el terreno, seguro ya tiene todo bien planeado, y lo más seguro es que no podamos encontrarle nada.
Rosana tenía claro que si esa mujer no quería que la encontraran, entonces al provocar de esa manera ya habría previsto todas las salidas posibles, sin dejar rastro alguno.
Levantó la vista del menú y murmuró:
-Pero esta sensación de estar siendo provocada me resulta muy desagradable.
-Si vienen a buscar problemas, tarde o temprano van a cometer un error, y ahí es donde los vamos a agarrar. No creo que tengamos que esperar tanto.
Rosana asintió:
-Tienes razón.
En ese momento, comenzaron a servir la
Comida ri
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Sin embargo, apenas terminaron de comer, Dionisio volvió a sumergirse en llamadas, seguramente asuntos de la empresa.
Rosana sabía que él había dejado todo el trabajo atrás para venir con ella a su pueblo y visitar la tumba de sus padres. Sintió una oleada de gratitud y decidió no molestarlo.
Terminó su bebida, se levantó de la mesa y salió a buscar el baño.
Al regresar del baño, Rosana escuchó de pronto la voz de Esther, quebrada por el llanto. Arrugó la frente, preocupada, y fue directo hacia donde venía el alboroto.
Dentro de un salón privado, Esther estaba visiblemente alterada, los ojos llenos de lágrimas:
-Abuelito, abuelita, desde chica siempre dijeron que para las mujeres no sirve de nada estudiar. Pero ahora que entré a una universidad reconocida, ¿no andan presumiendo conmigo con todas sus amigas?
La señora, ya mayor, bajó la mirada, un poco incómoda:
-¿Cuándo dije yo eso? ¡Ay, niña, qué rencorosa eres!
-Sí, Esther, lograste entrar a una universidad famosa, pero quién sabe qué pase en el futuro. Tu primo sólo estudió en una universidad de medio pelo, pero ya trabaja en una empresa importante, y ya sabes que los hombres suelen despegar más tarde, es normal.
-A ver, Esther, hace rato hasta defendiste a tu amiga esa, y ni siquiera te importó tu propia familia. Aunque ella tenga un novio de familia rica, eso no te va a beneficiar de nada, ni creas que te va a ayudar en el futuro.
La mamá de Esther la jaló del brazo, tratando de calmar la situación:
-Ya, Esther, hoy es un día especial, ¿por qué tienes que armar tanto lío? Además, si tienes algún contacto bueno, deberías presentárselo a tu primo, no seas egoísta.
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Capítulo 1118

