Capítulo 1111
Román permaneció inmóvil, como si la brisa que corría entre las lápidas lo hubiera clavado al suelo.
A su lado, Gerardo rompió el silencio con voz baja:
-Román, ¿cómo supiste que ella vendría a visitar la tumba?
-Simplemente lo sabía.
Sin agregar más, Román empezó a caminar cuesta arriba, siguiendo el sendero entre mármol y flores marchitas.
-Después de algo tan grande, era lógico que regresara a visitar a nuestros padres -añadió, sin mirar atrás.
No era para menos: era la primera vez que, como hermanos, habían trabajado juntos para descubrir al verdadero culpable. Rosana, sin duda, volvería antes que nadie a dar la noticia.
Gerardo observó la espalda de Román, notando algo extraño. Era como si Román entendiera a Rosana mejor que nadie, como si en esta ocasión él estuviera seguro de que ella aparecería, mientras Gerardo no se sentía tan convencido.
Pero ahí estaban, en el cementerio, viendo con sus propios ojos a Rosana acompañada de Dionisio, como si el destino quisiera que todos se reencontraran en ese lugar.
Gerardo dudó un instante antes de hablar de nuevo:
-El asunto del juicio ya terminó. Conociendo a Rosana, seguro que ya no va a querer ni dirigirnos la palabra.
Sabía perfectamente por qué Rosana aún los toleraba antes: el juicio seguía abierto y necesitaba la cooperación de estos hermanos. Ahora que todo se resolvió, aunque la mamá de Leonor también resultara sospechosa, para efectos prácticos el asunto estaba cerrado.
Rosana ya no tenía ningún motivo para necesitarlos.
Después de todo, la verdadera culpable, Miranda, recibió cadena perpetua, la familia Montes terminó en bancarrota y todo lo que alguna vez le arrebataron a sus padres, ahora se lo habían devuelto al mundo, como si el destino les pasara factura. La familia Montes, tarde o temprano, acabó perdiéndolo todo.
Román respondió con tranquilidad:
-Con el tiempo, Rosana va a entender que, como hermanos, somos quienes más cerca estamos de ella. Seguro volverá a nuestro lado.
Solo la familia importa, pensó.
-Eso espero -murmuró Gerardo.
Por dentro no tenía tanta confianza como Román, pero prefería no pincharle el ánimo. Quizás el mayor sí tenía alguna estrategia bajo la manga.
Ahora Román era el más exitoso de la familia. Los grandes empresarios del país buscaban relacionarse con la familia Lines solo por él. El Grupo Lines había recibido varias inversiones y el dinero que Leonor les robó ya no representaba ningún obstáculo.
Ganaron el juicio, los enemigos pagaron su precio y el Grupo Lines sobrevivió a la tormenta. Todo parecía en orden, excepto por un detalle: Rosana, probablemente, nunca regresaría. Cada vez que Gerardo recordaba lo que le hizo en el pasado, sentía un nudo en el estómago.
Rosana acababa de terminar de limpiar la tumba de sus padres cuando escuchó pasos detrás de ella.
Al voltear, se encontró con Román y Gerardo. Frunció el ceño, claramente incómoda.
-¿Qué hacen aquí ustedes?
Román se acercó y colocó flores frescas y unos dulces tradicionales frente a la lápida.
-Claro que venimos a visitar a nuestros padres. Es un momento importante y queremos contarles en persona lo que pasó. Gerardo intervino de inmediato:
Capítulo 1111
-Eso, ¿acaso solo tú puedes venir? ¡Nosotros también tenemos derecho! En esto estamos del mismo lado, al final seguimos siendo hermanos.
Al escuchar la palabra “hermanos“, a Rosana se le dibujó una sonrisa sarcastica.
-¿De verdad creen que tienen derecho a decir eso aquí, frente a nuestros padres? -preguntó con voz dura.
Gerardo notó el tono de burla en sus ojos y le invadió la culpa.
-Sé que antes hice muchas tonterías, pero ya no soy el mismo. Te lo prometo, voy a ser un buen hermano, como cuando éramos niños.
Y lo decía en serio.
¿Cuando eran niños? Rosana se vio de pronto arrastrada al pasado, antes de la muerte de sus padres, cuando adoraba a esos hermanos que la protegían y hacían reír. Pero todo cambió tras la tragedia: los mismos hermanos que tanto quería, empezaron a tratarla como enemiga.
Recordar todas esas humillaciones de su vida anterior le apretó el pecho.
Román fue quien rompió el silencio:
-Ya basta de mirar atrás. Lo importante es lo que viene, no lo que pasó. ¿No crees?
Rosana asintió despacio.
-Tienes razón, lo que importa es el futuro.
Pero, en su futuro, ellos ya no tenían cabida.
Estaba convencida de que, si sus padres pudieran ver su decisión, la entenderían.
Rosana pensaba quedarse un rato más en el cementerio, pero al ver que la familia Lines había llegado, decidió que no quería compartir más tiempo con ellos.
Sin decir nada más, se giró y se alejó entre las tumbas, dejando a sus hermanos solos ante la memoria de sus padres.
Capitulo 1112
Rosana miró a Dionisio y le dijo:
