Capítulo 597
Sabrina le pidió ayuda a Gabriel y consiguió varias entradas para la subasta.
Esta vez la subasta era bastante común, así que las entradas no fueron difíciles de conseguir, además, lo que más iban a subastar eran cuadros y obras de caligrafía.
No era como la vez anterior, donde todo eran piezas rarísimas.
En esta ocasión, además de Sabrina, Daniela y Gabriel, hasta Marcelo, Carolina Nieves y Hache decidieron sumarse a la
aventura.
Para Carolina, que nunca había asistido a una subasta, todo resultaba completamente novedoso.
Marcelo, sentado a la izquierda de Sabrina, preguntó:
-Sabrina, ¿de verdad tu cuadro está en esta subasta?
Sabrina asintió.
-Sí, debe ser el mío, no creo estar equivocada.
Daniela, con un dejo de culpa, bajó la cabeza.
-Sabrina, perdóname. Si no hubiera sido por ayudarme a reunir dinero, tú no habrías tenido que vender tu pintura.
En el Conservatorio de Música Santa Victoria, Sabrina había estudiado música como carrera principal y pintura como segunda opción.
No solo tenía un talento natural para la música, también había demostrado una gran habilidad para pintar.
Celeste la había criado para ser una señorita culta y refinada: dominaba piano, ajedrez, pintura y escritura, todas las artes clásicas.
Su caligrafía era tan buena como digna de admiración.
Justo en el Conservatorio, había optado por la materia de pintura como complemento, por lo que fue perfeccionando aún más esa habilidad.
Sabrina sonrió.
-Si no hubiera vendido esos cuadros, ni cuenta me daba de que pudieran valer tanto.
Gabriel, que ya se había enterado de lo ocurrido, la miró con una chispa especial en los ojos.
-Me di a la tarea de investigar un poco. Tus cuadros, por ahora, no bajan de diez millones de pesos.
En aquel entonces, la familia de Daniela atravesó una crisis y necesitaban dinero urgente.
Sabrina y Marcelo sacaron todos sus ahorros y se los dieron a Daniela, dejando solo lo indispensable para sobrevivir.
Como Sabrina estudiaba arte y vivir en Chile era caro, además de que había cortado contacto con la familia Ramos y rentaba sola, no tenía mucho margen para sostenerse.
Si no conseguía dinero rápido, no iba a aguantar mucho.
Por eso, para salir del apuro, decidió vender sus propias pinturas.
En realidad, no tenía tantas terminadas; solo había cinco con las que de verdad se sentía satisfecha.
La mayor parte del tiempo lo dedicaba a la música, así que pintar era más un pasatiempo para relajarse.
Por eso, cuando su primer cuadro se vendió en más de diez mil pesos, se quedó sorprendida.
Marcelo, en aquel entonces, también era un estudiante sin mucho dinero. Para ayudar a Daniela, le entregó todos sus ahorros, lo que lo dejó bastante apretado.
Sabrina fue vendiendo todos sus cuadros poco a poco hasta que por fin logró mantener a flote la vida de los dos.
Al graduarse, Daniela les devolvió el dinero a Sabrina y Marcelo.
Con esa plata, Sabrina compró su propio departamento y aún le quedó una suma considerable para emergencias.
Daniela siempre fue alguien agradecida, nunca olvidó la ayuda que recibió de Sabrina y Marcelo.
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Capítulo 597
Por eso, cuando Sabrina la necesitó, Daniela se volvió su mayor apoyo.
Igual, cuando Marcelo quiso independizarse de la empresa, Daniela le ayudó a encontrar estudio y hasta le echó la mano con las remodelaciones.
Al escuchar lo que dijo Gabriel, Sabrina, Daniela y Marcelo se giraron sorprendidos.
Daniela tragó saliva.
-Señor Castillo, ¿usted cuánto dice que valen los cuadros de Sabrina?
Gabriel, con ese tono suyo tan envolvente, explicó:
-Cada uno vale por lo menos diez millones.
Los tres se quedaron viendo entre sí, sin saber qué decir.
Marcelo preguntó:
-¿Por qué cuestan tanto los cuadros de Sabrina? Hasta donde recuerdo, lo más caro que vendió fue uno de poco más de cien mil.
Daniela puso cara de dolor.
-¡No inventes! Eso fue una pérdida enorme, hasta coraje me da.
Sabrina tampoco lo podía creer.
-Si hubiera sabido que valían tanto, mejor me hubiera dedicado a ser pintora.
Gabriel se rio.
-Tus cuadros, hasta ahora, solo existen cinco en el mercado. Ya sabes, lo raro siempre se cotiza alto.
Hizo una pausa y la miró con intensidad.
-Además, tu estilo es único. Y como no has pintado nada nuevo en años, muchos creen que esos cuadros son lo último que vas a dejar.
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