Capítulo 443
Raquel le pidió a Alberto que hiciera una cita para tomar número.
El rostro noble de Alberto se ensombreció de repente, Raquel era definitivamente la primera en atreverse a pedirle a Alberto que hiciera una cita para tomar número.
-Jefe Alberto, me voy primero.
Raquel se marchó con su gente en una gran comitiva.
En ese momento, Francisco se acercó y dijo. -Jefe, ¿qué tal si me comunico con la asistente de la señorita Raquel para fijar una cita?
Apenas había terminado de hablar cuando Alberto dirigió una mirada gélida hacía Francisco.
Francisco se sintió completamente inocente. -Jefe, anteriormente la señorita Raquel solo representaba a sí misma, pero ahora la señorita Raquel es el maestro de medicina “El Invencible“. Este creador de mitos médicos, siempre misterioso, requiere que innumerables magnates hagan cita para verlo. Así que creo que el jefe no debería enojarse, la señorita Raquel definitivamente no está en contra de usted.
Francisco intentó consolar a Alberto de buena fe, pero al terminar, la expresión en el rostro de Alberto se volvió aún más preocupante.
Alberto dijo. Si no sabes hablar, mejor cállate.
En ese momento, sonó una melodiosa llamada de teléfono, era Rodrigo llamando.
Alberto presionó el botón para contestar. -Hola, tío, ¿acaso ya sabías antes quién era Raquel?
El señor Rodrigo respondió con una risa. -Alberto, parece que ya sabes que Raquel es “El Invencible“. ¿Cómo puedes culparme ahora? Raquel es tu esposa, ella es “El Invencible“, y tú no lo sabías, aún así me culpas a mí.
En ese instante, el señor Rodrigo añadió. —Oh, por cierto, casi lo olvido, “El Invencible” ya nc es tu esposa, ustedes se han divorciado. (1)
¿Qué día era hoy? Parecía que todos a su alrededor se habían convertido en personas que lo apuñalaban por la espalda, ¿no?
–Alberto, esta noche hay una cena en casa Guerrero, la organizo en honor a “El Invencible“,
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ven también.
Ahora que Raquel había revelado su identidad, Rodrigo, como su discípulo más cercano, naturalmente organizó una cena.
Alberto respondió. Está bien, llegaré a tiempo.
En la cena de la casa Guerrero, Alberto llegó y se unió a Rodrigo, rodeados de varias autoridades académicas y médicas.
Ellos comentaban. -Señor Rodrigo, quién iba a pensar que “El Invencible” es una joven dama, con tales logros a tan temprana edad, es realmente una genia.
Rodrigo no podía dejar de elogiar. -¿Quién hubiera pensado que mi maestra resultaría ser Raquel, la joven prodigio de la Universidad de Harvard, y que posee un talento supremo en medicina que asombra a todos?
Mientras hablaba, Rodrigo miró hacia Alberto. El más sorprendido debe ser el jefe Alberto,. jaja.
Alberto no estaba de buen humor y miró fríamente a Rodrigo. -Tío, pareces muy feliz.
El señor Rodrigo respondió. —¿Cómo no estarlo? “El Invencible” es mi maestra. Si tú fueras el esposo de mi maestra, tendría que saludarte con reverencias, ¿no sería eso un lío de jerarquías?
El señor Rodrigo lo miró con una expresión misteriosa. -¿Te arrepientes ahora?
¿Arrepentido?
Alberto no lo sabía.
En ese momento, un ruido de murmullos irrumpió. -¡Miren, ha llegado “El Invencible“!
Alberto levantó la vista, Raquel había llegado.
Hoy, Raquel llevaba un largo vestido negro, su cabello negro y puro estaba casualmente
recogido, con algunos mechones enredados en su cuello blanco, destacando su belleza serena y
distante.
Raquel llegó acompañada de Camila, quien vestía un largo vestido blanco, coqueto y encantador.
Las dos juntas formaban un paisaje deslumbrante
