Capítulo 6
Emilio permaneció en silencio un buen rato.
De repente, Vanessa tuvo una idea, y sus ojos brillaron con una determinación inesperada.
-Si tú no quieres creerme, la familia Leyva tal vez sí.
Emilio se rio con una mezcla de sorpresa e incredulidad.
Nunca había conocido a alguien que se atreviera a amenazarlo, y mucho menos a una jovencita que apenas había dejado de ser una niña.
Él sabía que Guillermo Leyva era un hombre que valoraba mucho el proyecto de los robots médicos inteligentes. No importaba si Vanessa tenía lazos de sangre o no; solo por ese proyecto, el viejo Leyva seguramente la aceptaría.
Estaba claro que esta chica ya había investigado a fondo sobre la familia Leyva antes de venir.
Emilio observó a la niña frente a él, sus ojos se oscurecieron al notar su inteligencia.
Incluso Sergio, que estaba al lado, apenas se atrevía a respirar. Era la primera vez que veía a alguien con tan poco sentido común como para amenazar al Sr. Emilio. Solo esperaba que su jefe le dejara una salida a la pequeña.
-¿Y qué si te amenazo? -Vanessa no lo negó, sabiendo que haría lo que fuera necesario.
Sus experiencias le habían enseñado que solo siendo implacable podía sobrevivir.
Los ojos claros de Vanessa lo miraban fijamente, y Emilio sintió una punzada en el corazón, una sensación que lo molestaba intensamente.
Últimamente, había sentido ese dolor en el pecho, pero después de varias visitas al hospital, no le habían encontrado nada.
Emilio, algo impaciente, le dijo:
-¿Sabes cuál es el destino de quienes se meten conmigo? Mejor aléjate si no quieres problemas.
No valía la pena discutir con una niña.
La lluvia comenzó a caer sin que nadie lo notara. Vanessa, empapada y desamparada, miró al hombre elegante bajo el paraguas. Sabía que en ese momento no tenía nada, y que si Emilio quería que muriera, no podría resistirse. Su vida era tan insignificante como la de una hormiga. -Emilio, no cuidar de tus hijos te puede llevar a prisión -gritó Vanessa con rabia.
Al darse cuenta de que Emilio no la llevaría de regreso, decidió marcharse bajo la lluvia.
Ese día había recibido tantas críticas y ahora un rechazo más; Vanessa se sintió sin fuerzas.
Mientras veía su figura desaparecer bajo la lluvia, Emilio sintió nuevamente un agudo dolor en
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el pecho, mucho más fuerte que antes. La mirada desesperada de una chica en sus sueños se mezclaba con la mirada obstinada de Vanessa.
Sergio miró la espalda de la chica, sintiendo pena.
-¿Sr. Emilio, de verdad dejará que se vaya así?
Emilio soportó el dolor, frunciendo ligeramente el ceño.
-¿Y qué se supone que haga?
Sergio murmuró:
-Es muy tarde, ¿y si le pasa algo?
-Está bien, síguela -dijo Emilio, sintiendo una inexplicable tristeza.
Vanessa, después de irse, fue a una tienda de conveniencia abierta las 24 horas. Se sentó allí, observando a la gente pasar, perdida en sus pensamientos.
Hasta que una voz la trajo de vuelta a la realidad.
-Señorita, el Sr. Emilio la está llamando.
Vanessa recordaba al hombre frente a ella, era Sergio, el asistente de Emilio.
¿Querría Emilio llevarla de vuelta? ¿Acaso temía ir a la cárcel?
Subió al auto negro con Sergio. Emilio estaba a su lado, con la mano en la frente, luciendo fatigado. Vanessa lo miró solo un momento antes de apartar la vista.
Emilio, al notar la mirada de Vanessa, se fijó en algo más: un audífono negro.
Sus ojos se oscurecieron y sintió un pinchazo de dolor en el pecho.
-¿Qué le pasó a tu oído? -preguntó.
-Ya no escucho -dijo Vanessa con un encogimiento de hombros, aparentando indiferencia.
Solo ella sabía cuánto le importaba en realidad.
Emilio se quedó en silencio.
El auto se sumió en un extraño silencio hasta que Vanessa rompió el hielo.
-De verdad no te estoy mintiendo. Hagamos una prueba de paternidad.
-Está bien–aceptó Emilio finalmente.
Ambos fueron a una clínica del Grupo Leyva para hacerse la prueba.
Dos horas después, los resultados confirmaron que efectivamente eran padre e hija.
Emilio se quedó atónito, sin saber cómo reaccionar.
El resultado de la clínica, parte del Grupo Leyva, no podía estar equivocado.
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Capitulo 6
Antes de esto, había considerado todas las posibilidades, excepto la de que ella fuera
realmente su hija.
-No te preocupes, como eres mi hija, me encargaré de ti —dijo Emilio, con un tono más amable que antes, aunque aún formal.
Vanessa lo miró, su expresión era imperturbable.
-No te preocupes, no seré una carga.
No era ingenua; sabía que nadie la amaría solo por ser su hija.
Después de la prueba, Vanessa regresó con Emilio a Villa Mariposa.
Este lugar era una reconocida zona residencial en Nueva Alameda, donde vivían las personalidades más destacadas. Aunque la familia Sánchez vivía en un buen lugar, Villa Mariposa era superior. No era solo cuestión de dinero, sino de prestigio y poder.
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