Capítulo 588
-¿Y si Sabrina es hija de Martín? Si queremos deshacernos de ella, ¿no sería todavía más complicado?
Su voz sonaba tan aguda que era imposible mantener esa fachada de tranquilidad que había intentado construir durante años.
Antes, Araceli evitaba a Sebastián a toda costa, pero ahora deseaba con todas sus fuerzas que él se encargara de Sabrina cuanto antes.
La cara de Araceli se deformó, consumida por una rabia desbordante.
¿Por qué ella?
Celeste era su madre biológica, Martín su padre, y tenía hermanos como Federico y Eva.
De esposo tenía a André, de amigo de toda la vida a Marcelo Blanco.
Incluso Gabriel Castillo le echaba la mano sin condición, y hasta contaba con alguien como Hernán para protegerla.
¡Qué injusta era la vida! ¿Por qué Sabrina tenía tanta suerte?
A Araceli la envidia la carcomía por dentro, al punto de desfigurarse.
Las cartas que tenía Sabrina en la mano eran demasiado buenas. Aunque Araceli intentara convencerse de que Sabrina no le llegaba ni a los talones, la diferencia era tan marcada que ya no podía seguir engañándose a sí misma.
Sabrina estaba rodeada de gente poderosa y con influencia.
¿Y ella? Apenas contaba con un Fabián Guerrero sin sesos, un André que ya no la apoyaba como antes, y un Sebastián que podía descubrir sus mentiras en cualquier momento.
Sus cartas eran un chiste. ¿Cómo iba a ganarle a Sabrina así?
El tono de Sebastián seguía tan calmado como siempre.
-Eso no es tan seguro. Si la familia Ramos de verdad quisiera hacer público que Sabrina es parte de ellos, en el círculo social ya habría rumores, al menos se escucharía algo. Pero este asunto lo han guardado tan bien que ni yo me enteré. ¿Sabes lo que significa?
Araceli tenía la mente completamente nublada, incapaz de pensar con claridad.
-¿Qué significa eso? -preguntó, titubeando.
Sebastián soltó una risa ligera, casi burlona.
–
Significa que se han esforzado muchísimo por ocultarlo. Lo que deja claro que Sabrina y la familia Ramos no son una amenaza real. Si algún día se llega a saber quién es ella de verdad, el pleito entre la familia Ramos y Sabrina va a explotar por completo. Si esto hubiera pasado antes, cuando Sabrina era invisible y nadie la conocía, cualquiera podía hacerle daño sin
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consecuencias. Pero ahora…
La voz de Sebastián se tornó más profunda, con un matiz que Araceli no supo descifrar.
-Ahora, los amigos de Sabrina no son cualquier cosa. Ninguno es fácil de manipular, y la familia Ramos va a sudar para controlarla. Es mejor quedarnos mirando mientras ellos se destruyen entre sí, y luego, sin mover un dedo, rematamos a quien quede. ¿No te parece mucho más entretenido?
Las palabras de Sebastián fueron como un bálsamo para Araceli, que al fin sintió que podía respirar de nuevo.
Poco a poco, recuperó el control de sus emociones.
-Tienes razón. Me dejé llevar por los nervios, pero no es para tanto…
Ahora que Sabrina tenía una identidad más, hacerla desaparecer resultaba casi imposible.
Araceli se sumergió en sus propios pensamientos, completamente absorta, hasta que la voz de Sebastián la sacó de golpe.
-Araceli, el arete que te di, ¿todavía lo tienes contigo?
Al escuchar eso, Araceli dio un salto de sobresalto.
-Sí, claro que lo tengo… ¿Por qué lo preguntas?
Hubo un tiempo en que pensó en perderlo a propósito. Pero Sebastián era tan astuto y tenía tantos recursos que seguro lo encontraría de nuevo. Además, le daba tanta importancia al dueño de ese arete que, si lo perdía, era capaz de enloquecer.
No se atrevía a arriesgarse.
Sebastián continuó:
-Busca el arete y tenlo listo. En un rato mando a alguien por él.
Araceli sintió cómo el corazón se le subía a la garganta.
-Sebastián, ¿por qué de pronto quieres llevártelo? ¿Acaso… encontraste el otro?
-No–respondió Sebastián, sin dejar entrever ninguna emoción-. Con un solo arete no puedes hacer nada. Voy a mandar a hacer uno igual, así después podrás usarlos sin problema.
Al escuchar eso, Araceli pudo por fin relajarse.
-De acuerdo.
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