Capítulo 1098
Rosana apretó los dientes con fuerza.
-Nunca había escuchado que la mamá de Leonor existiera, ¿eh?
Que justo viniera a meter la pata en este momento tan crítico, la verdad, le parecía demasiado sospechoso.
Julio, claramente confundido, soltó:
-Eso me agarró por sorpresa también. Cuando trajimos a Leonor, fue porque sabíamos que era huérfana. Su mamá ya ni se sabía en qué rincón del mundo andaba.
Alonso asintió.
-Así es. Si hubiéramos sabido que la mamá de Leonor seguía viva, yo mismo la habría llevado con ella, no la habría traído con la familia Lines.
Rosana escuchó ese comentario y le lanzó una mirada a Alonso. Con el ceño fruncido y la cara seria, replicó:
-Ahora que apareció la mamá de Leonor, tenemos que averiguar bien quién es y qué quiere. Una mujer que se escondió tantos años, capaz que hasta estuvo involucrada en el accidente
de hace años.
De por sí, a ella los Quiroga jamás le dieron buena espina.
Sabía perfectamente lo que Maurino había hecho en aquel entonces, y que justo ahora saliera una mujer de la nada a armar alboroto, solo que tampoco era de fiar.
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Todos seguían esperando afuera, en silencio y con cara de pocos amigos. De pronto, Keira se acercó caminando despacio, casi con gusto de molestar:
-¿Qué te pasa, Rosana? ¿Por qué esa cara tan fea? ¿No viste las noticias? Leonor se murió, ¿sabías?
Rosana ya estaba de mal humor, así que, al escucharla, levantó la cabeza y contestó cortante, sin ganas de platicar:
-Ya me enteré, no hace falta que me lo recuerdes.
-¿Ah, sí? Pues yo no pensé que ustedes, los Lines, fueran tan crueles. Con tal de que mi mamá reciba la pena de muerte, no dudaron en deshacerse de Leonor. Hasta se atrevieron a inventar que ese niño ni siquiera es de la familia Lines.
La mirada de Keira brillaba, cargada de una satisfacción maliciosa.
-¿Y ahora qué? ¿No esperaban que la mamá de Leonor siguiera viva, verdad? Ya se les cayó el teatrito.
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Capitulo 1098
Rosana avanzó un paso desafiante.
-¿Así que tú sabías lo de la mamá de Leonor? ¿Estás metida en todo esto también?
Keira ladeó la boca en una sonrisa burlona.
-¿Qué, te quieres enterar de todo? Lastima, porque no pienso decirte nada.
Rosana la miró de arriba abajo y soltó, con sarcasmo y una pizca de desprecio:
-¿De verdad crees que ganaste, Keira? Por salvarle el pellejo a tu mamá, pasaste de ser la consentida de todos a la más odiada. En internet solo hablan de cómo te agarraron en la movida, hay videos tuyos desnuda circulando por todos lados.
-¡Cállate! No sigas, por favor.
Keira se puso pálida de repente, como si le hubieran dado una cachetada.
Pero Rosana no la soltó, y su voz salió ácida y venenosa:
-¿Qué pasa, no puedes soportar la verdad? ¿Crees que porque nadie lo dice en voz alta, no existe? Mira bien tu vida, Keira. Por proteger a tu madre, terminaste revolcándote en el lodo. Aunque tu mamá siga viva, tu vida quedó arruinada para siempre. Ya nunca volverás a ser la reina de la alta sociedad, ahora solo eres un chisme podrido que apesta.
-¡Cállate! ¡Te digo que te calles!
Keira casi se le fue encima, al borde de perder la cabeza.
Por más que intentara ignorarlo, sabía que todo lo que Rosana decía era cierto. Había tratado de alejarse de las redes para fingir que nada pasaba, esperando que, cuando todo se calmara, podría regresar a su vida de antes. Pero esas palabras de Rosana le arrancaron la venda de los ojos y la dejaron expuesta, sin escapatoria.
Rosana la miró con frialdad.
-Al principio me dabas lástima, pero tú misma te lo buscaste. Es bueno que por fin te des cuenta de la realidad.
En realidad, Rosana no tenía ganas de humillarla así, pero ver la cara de satisfacción de Keira hace unos minutos la había hecho perder el control.
Keira estaba a punto de explotar.
-Rosana, todo esto es culpa tuya -gritó casi llorando.
Rosana le dio un empujón fuerte que la hizo tambalearse.
-No, Keira, tú solita te lo buscaste. Nadie te obligó a comprometerte con Tomás Páez y acostarte con él, ni a engañarlo con ese ricachón de segunda y dejarte grabar. Fuiste tú la que aceptó irse con ese bloguero flacucho, sin que nadie te forzara. Todo lo hiciste por tu propia elección.
-¡No! Yo no lo quise así, no fue mi culpa.
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Capitulo 1098
Keira se tapó la cabeza y salió corriendo, totalmente descompuesta.
Rosana, al menos, sintió que se desahogó un poco, pero su ánimo seguía por los suelos.
En ese momento, apareció Tadeo regresando apresurado.
Rosana lo miró con esperanza.
-¿Y? ¿Qué averiguaste?
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