Capítulo 1063
Al escuchar esas palabras, Rosana sintió una repulsión que recorrió todo su cuerpo.
En su vida pasada, había perdido un riñón en esa isla. Solo en ese lugar, sus gritos de auxilio no fueron escuchados por nadie.
Román, al notar la expresión de Rosana, bajó la mirada para ocultar el dolor que se reflejaba en sus ojos y murmuró:
-Si no quieres, no hay problema.
Rosana volvió en sí y recordó que esta vida era diferente a la anterior. Así que respondió:
-Debemos discutir esto con Dionisio. Todavía falta mucho tiempo, y si Sra. Jurado se recupera bien, tal vez ni siquiera necesitemos ir a la isla.
En realidad, no quería ir. No tenía intenciones de volver a ese lugar en esta vida.
Román forzó una sonrisa:
-Está bien, haré lo que tú digas. No te obligaré a hacer algo que no quieras. Solo quiero que seas feliz.
Rosana esbozó una expresión de burla.
Gerardo, que estaba cerca, intervino:
-Mientras no cometamos errores, creo que nuestra hermana está bastante contenta.
Ahora Rosana lo tenía todo y no necesitaba a sus seis hermanos. En el pasado, solo le habían causado daño.
Rosana, cansada de escuchar esas tonterías, se levantó y se dirigió al comedor:
-Vamos a comer.
Si terminaba pronto, podría irse más rápido.
Alonso miró a Gerardo:
-Te has vuelto demasiado protector con Rosana. ¿Olvidaste la cicatriz en tu cara? ¿Cómo afectó tu carrera?
Gerardo tocó la cicatriz en su rostro:
-Me lo merecía. Por suerte, nuestra hermana fue astuta; si ella hubiera salido lastimada, me habría arrepentido el resto de mi vida.
Alonso guardó silencio, reconociendo la locura de la situación.
Félix miró a Alonso:
-No olvides quién configuró el cortafuegos y el sistema de la compañía.
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Capítulo 1063
Alonso, sintiéndose culpable, no dijo nada más:
-No quise decir nada malo. Ya le hemos pedido disculpas tantas veces, pero su actitud no ha cambiado.
Julio intervino:
-No olvides cuánto sufrió Rosana durante años. Apenas hemos empezado a compensar el daño.
Todos se dirigieron al comedor para cenar. Julio incluso tomó una foto, ya que era la primera vez que los hermanos se reunían a comer desde que se reveló la verdad.
Durante la comida, Rosana permaneció en silencio, y sus hermanos tampoco se atrevieron a hablar mucho, especialmente después del reciente desacuerdo por culpa de Leonor. Julio ya estaba al borde de su paciencia con Leonor.
Al terminar, Julio acompañó a Rosana afuera y le susurró:
-No te preocupes por Leonor, pronto Benito sabrá la verdad.
Rosana lo miró sorprendida:
-¿Ese niño no es suyo?
En realidad, había sospechado de eso desde hacía tiempo.
Julio asintió:
-No lo es, pero para que el caso avance bien, no lo he mencionado.
Así que tenía razón, lo había adivinado.
Rosana tenía una mirada complicada:
-Pero cuando Benito se entere, te odiará.
-Si él fuera un poco más listo, no tendría que ocultárselo. Pero la venganza de nuestros padres es más importante que esta mentira. No puedo permitir que Leonor arruine todo en este momento crucial.
El rostro de Julio reflejaba determinación:
-Cuando el juicio termine, le diré la verdad a Benito. Voy a echar a Leonor, esa mujer no volverá a molestarnos.
-Sí, es bastante desagradable.
Rosana se dio cuenta de que Julio ya lo sabía, pero no lo había dicho. Todos estaban
enfocados en la venganza. Ella afirmó:
-Lo entiendo, no te preocupes, no dejaré que esas cosas sin importancia me afecten.
Ella tenía que seguir con su vida.
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Rosana se subió a su carro y se fue. Julio la observó alejarse, sintiendo un vacío en el corazón.
Román se acercó:
-¿De qué hablaron ustedes?
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