Capítulo 394
-Mi hija Eva -dijo Martin-, ha crecido en la comodidad y no necesita esforzarse tanto en el
futuro.
Claro, Martin no era autoritario, no forzaba a Eva a estudiar arte. Le dio dos opciones: una, seguir sus deseos y entrar a una academia de arte, recibiendo a cambio el quince por ciento de las acciones del Grupo Ramos; o dos, elegir la carrera que deseara, pero sin recibir ninguna ayuda de su parte, incluyendo las acciones.
El quince por ciento de las acciones de la familia Ramos no solo era una cifra impresionante para cualquier persona común, incluso para los hijos de la nobleza era algo inimaginable. De sus tres hermanos, solo el mayor poseía el quince por ciento de las acciones. El segundo y el tercero apenas tenían un diez por ciento cada uno. Martín estaba dispuesto a cederle ese porcentaje a Eva, lo cual demostraba lo mucho que la valoraba.
Eva finalmente eligió las acciones y se inscribió en una academia de arte. Sin embargo, era naturalmente inteligente y había recibido educación de élite desde pequeña. Era experta en música, ajedrez, caligrafía y pintura, y tocar el violín no era una excepción. Sí, su especialización era la música, al igual que Sabrina, y también se enfocó en el violín.
A Martin le encantaba escuchar el violín. Eva supo por sus hermanos que la señora Ramos era una notable violinista. Ella sospechaba que la razón por la que Martín la animaba a tocar el violín tenía que ver con la señora Ramos, pero eso no le importaba. Al fin y al cabo, aprender algo era simplemente aprender.
En cuanto a Sabrina… Eva no la consideraba una rival. Ella había crecido en una familia
acaudalada, tenía acceso a los mejores recursos sin esfuerzo. Por otro lado, aunque la señora Ramos había asegurado que Sabrina nunca pasara penurias, en comparación con lo que Eva tenía, la diferencia era abismal. Sabrina, desde su nacimiento, había comenzado en desventaja.
¿Qué podría usar Sabrina para competir con ella? Aunque Eva era una hija ilegítima, era hija de Martín. Mientras que Sabrina, aunque nacida dentro del matrimonio, había perdido su ventaja y se había convertido en alguien que no podía mostrarse al mundo.
Mientras platicaban, el hermano gemelo de Félix, Esteban Ramos, entró. -¿De qué platican tan animadamente? -preguntó Esteban, quien era mucho más extrovertido que su hermano Félix, que era más reservado.
Echó un vistazo a las bebidas recién preparadas en la mesa y tomó una. -Tenia sed, así que no
me contuve.
Eva sonrió levemente y le sirvió otra taza a Esteban. -Estamos platicando sobre Aurora -dijo ella.
Esteban se detuvo un momento al beber, arqueando las cejas. -¿Sabrina? -preguntó,
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refiriéndose a ella por su nombre de nacimiento.
Eva notó su elección de palabras y un destello pasó por sus ojos. Desde que Sabrina había regresado a la familia Ramos, incluso después de que su padre le cambiara el nombre a Aurora, Esteban siempre se refería a ella como Sabrina. Eva sabía que Esteban nunca la había considerado su verdadera hermana.
Esteban pareció comprender algo. -¿Qué pasa? ¿Está en contacto con papá para volver? Aunque, no me sorprende. Si no le va bien afuera, naturalmente querrá volver a ser una señorita de sociedad.
Eva lo miró. -¿No le va bien afuera? Por lo que he visto, en Colombia parece bastante exitosa. No solo es embajadora de una organización benéfica, sino que también es una influencer con millones de seguidores.
Esteban se rio. -Papá recibió noticias sobre Sabrina recientemente y quiere que vuelva, así que me pidió que investigara cómo le ha ido estos cinco años. ¿Adivinen qué descubrí?
Félix, mostrando un inusual interés, preguntó: -¿Qué descubriste?
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