Capítulo 1037
Rosana vio a Keira arrodillada fuera de la habitación del hospital, luciendo desaliñada y con lo que parecían ser lágrimas en el rostro.
Para Rosana, esa imagen de Keira no era nueva.
Anteriormente, la familia Montes también había venido a rogarle de esa manera. Pero en cuanto Keira empezó a andar con Samuel, se olvidó de todo y no dudó en hablar mal de los padres de Rosana en varias ocasiones.
Rosana se acercó a Keira y le dijo:
-Ustedes sí que no tienen vergüenza. Si pusieran toda esa energía en trabajar, ya habrían
tenido éxito.
Pero la familia Montes prefería manipular a las personas en lugar de mejorar sus propias habilidades.
Keira levantó la mirada y, con un tono venenoso, le respondió:
-Rosana, te subestimé.
Había pensado que esta vez lo tenía todo bajo control y que podría destruir tanto al testigo como las pruebas. Sin embargo, había fallado en ambas ocasiones.
Y para colmo, Rosana había convencido a Samuel de no ayudarla más.
Con eso, Keira se encontraba en un callejón sin salida. Los rumores sobre ella y Samuel se habían extendido por todos lados, y ninguna familia adinerada querría ahora una nuera como ella.
Sin otra opción, Keira fue a buscar a Flora, esperando que ella tuviera compasión.
—No, creo que yo te subestimé a ti -respondió Rosana con frialdad. La familia Montes ya no tiene ninguna oportunidad de resurgir, pero aun así casi lograste salirse con la tuya.
Si el USB hubiera sido robado y el padre de Leonor Quiroga asesinado, no habría podido hacer nada contra Miranda.
Después de todo, era un caso de hace mucho tiempo.
Keira soltó una risa amarga:
-Rosana, no te hagas. Seguro estás feliz con todo esto, ¿verdad?
Rosana asintió:
-Sí, estoy bastante contenta. Ver que pagan las consecuencias de sus actos, ver cómo se comen su propia maldad.
Keira se levantó furiosa, señalando a Rosana con el dedo:
-¿Quién te crees que eres?
Rosana apartó la mano de Keira con un gesto firme:
-Hay algo que no entiendo. Sabes que tu madre cometió un crimen. Podrías hacer que se entregara y aceptara su castigo. Podrías esforzarte por tener una vida mejor sin seguir las órdenes de tu madre y Samuel.
-¿Y tú quién eres para juzgarme? Si tú haces todo esto por tu madre, ¿por qué yo no puedo hacer lo mismo por la mía?
-No es lo mismo. Mis padres fueron asesinados injustamente, y tu madre es una asesina.
Rosana vio la mirada enloquecida de Keira y supo que sus palabras no servirían de nada.
Keira gritó:
-¡Mi madre no es una asesina! Solo quería que tus padres sufrieran. Tú eres quien intentó quitarle a Dionisio y destruir a la familia Montes, eliminándonos a mi madre y a mí.
En ese momento, la puerta de la habitación se abrió.
Flora salió y miró a Keira:
-¿Cómo es que aún no entiendes?
-Sra. Jurado, madrina, usted dijo que me veía como a una hija. Ahora que estoy en esta situación, ¿no me va a ayudar?
Flora retiró la mano de Keira:
-Te advertí que no escucharas a tu madre y que no te involucraras con la familia Páez. Incluso te ofrecí enviarte al extranjero para estudiar, yo pagaría todo, pero lo rechazaste.
Keira, con los ojos llenos de lágrimas, respondió:
-Lo rechacé porque no era lo que quería.
Flora, decepcionada, dijo:
-Has tomado tu decisión, y ya no puedo ayudarte.
-Madrina, usted puede ayudarme, ¿por qué no lo hace?
Keira no entendía por qué Flora no estaba dispuesta a ayudarla. ¿Acaso Flora prefería a
Rosana?
Rosana interrumpió a Keira:
-La familia Montes siempre quiere más de lo que puede tener. ¿No fue suficiente con lo que le hicieron a la Sra. Jurado?
¿Qué derecho tenía Keira para pedirle ayuda a la Sra. Jurado?
-Rosana, ¿quién te crees para llamarla Sra. Jurado? Solo quieres casarte con Dionisio, pero él
2/3
19:04
es mío. Tú me lo robaste.
Keira odiaba a Rosana. Esa mujer no solo le había quitado a Dionisio, sino también la vida que había soñado.
Flora intervino:
-Keira, Dionisio nunca fue tuyo. Aunque traté de unirlos, él nunca estuvo interesado en ti.
3/13

