19:04
Capítulo 1041
Al recibir la llamada de Dionisio, Rosana supo que lo que Sara había dicho probablemente era cierto. Si Dionisio venía a buscarla, seguramente era porque no había encontrado otra solución.
-Sí, Sara me contó sobre lo de tu mamá -respondió Rosana-. Iré a hablar con Román.
-Antes de que vayas a verlo, ¿podemos encontrarnos? -pidió Dionisio.
-De acuerdo.
Rosana y Dionisio acordaron un lugar y una hora para verse.
Volviendo hacia Sara, Rosana comentó:
-En realidad, no estoy segura de si Román podrá ayudar a la señora Jurado.
-Por ahora, es lo único que podemos intentar respondió Sara.
Marina, que estaba al lado, intervino:
-Creo que la familia Montes sigue siendo muy sospechosa. No olviden que el trasplante de Miranda y Flora fue compatible.
Rosana asintió, afirmando:
-Tienes razón.
No estaba claro si lo que había sucedido había sido un accidente o si la familia Montes lo había planeado. Ahora que estaban en una situación desesperada, era difícil predecir qué podrían hacer.
Rosana se dirigió al hospital a la hora acordada, llevando consigo un ramo de flores.
La entrada a la habitación de Flora estaba vigilada, y no cualquiera podía acercarse. Rosana fue detenida, pero Hilario Jurado la vio y le permitió pasar.
Al entrar, Rosana notó que Hilario lucía decaído.
-¿Cómo está tu mamá? -preguntó Rosana.
-Durmiendo. No ha dormido bien estos días. Se siente muy mal, pero no dice nada para no
preocuparnos.
Hilario tenía ojeras pronunciadas, señal de que tampoco había dormido bien. Era comprensible, considerando que estaban a punto de operar a su madre y luego sucedió este incidente inesperado.
-Si mi mamá supiera que viniste a verla, se alegraría mucho. Siempre se ha sentido culpable por lo que pasó en el pasado -dijo Hilario.
-Eso ya quedó atrás. El verdadero culpable pagará pronto -le aseguró Rosana.
Capítulo 1041
-Perdona -dijo Hilario, cabizbajo.
-¿Por qué te disculpas conmigo? Esto no es culpa tuya.
-Sé que no la has pasado bien con la familia Lines -admitió Hilario, consciente de que eso solo incrementaba la culpa de su madre.
-Mis complicaciones también tienen que ver con mis propias decisiones -reflexionó Rosana-. Quería tanto su aprobación que terminé sacrificándolo todo.
Hilario agregó:
-Mi mamá ha dicho claramente que no aceptará el riñón de esa mujer de la familia Montes.
Al escuchar esto, Rosana le dio unas palmaditas en el hombro a Hilario:
-Puede que tu madre no necesite cirugía. Hay otras opciones de tratamiento.
Todo dependía de lo que Román pudiera ofrecer.
-¿En serio? -Hilario mostró una chispa de esperanza.
-Sí, pero cuando Dionisio regrese, debemos hablar más a fondo.
Ni Rosana ni Dionisio confiaban completamente en Román. Algo en él no encajaba con el recuerdo que Rosana tenía de su vida pasada.
Rosana se quedó acompañando a Flora hasta que despertó y conversaron un rato. Finalmente, Dionisio regresó. Al verlo entrar con su traje, su expresión era seria y distante, pero al encontrarse con la mirada de Rosana, su rostro se suavizó.
-¿Terminaste tu jornada? -dijo Flora sonriendo-. Lleva a Rosana a cenar, no te preocupes por mí, Hilario está aquí conmigo.
Hilario quería ir con ellos, pero al darse cuenta de que su madre necesitaba compañía, decidió quedarse.
Rosana y Dionisio salieron juntos de la habitación. Ella miró al hombre a su lado:
-¿Estás muy ocupado?
-Un poco. Cuando los problemas surgen, parece que nunca terminan y no tienes tiempo para nada -admitió Dionisio con un tono de cansancio.
-¿Qué te gustaría comer? -preguntó él.
-Cualquier cosa está bien. La Cúpula Dorada está cerca.
Rosana notó que él también estaba cansado, con ojeras visibles bajo sus ojos.
2/2

