Capítulo 1033
Cuando Rosana escuchó la pregunta de Dionisio, se quedó un momento en blanco. No sabía muy bien cómo explicarle lo que había pasado.
Después de un instante de silencio, comentó: -De repente desperté y me encontré en una sala de operaciones, viendo a Román a mi lado, aún con su ropa de quirófano. No me sorprende que me haya asustado.
Rosana se dio un golpecito en el pecho, mostrando una expresión de temor. Bajo la mirada y añadió: -La verdad, no confío en la familia Lines. En ese momento estaba bastante
confundida, pero por suerte estabas tú ahí, si no, me habría muerto de miedo.
Aunque al principio pensó que todo era una pesadilla, la presencia de Dionisio a su lado le ofrecía cierta tranquilidad.
Dionisio la miró, aunque con la cabeza baja no podía ver claramente su expresión. Le dio una palmada en el hombro y le aseguró: -Todo eso ya pasó, lo que temes no va a suceder.
Él se preguntaba si en el pasado Román la había amenazado de alguna manera para que
reaccionara así.
Al escuchar sus palabras, Rosana levantó la cabeza y encontró su mirada profunda y oscura. Sus miedos desaparecieron al instante. Sonrió y dijo: -Claro que sí.
Porque en el fondo sabía que esas cosas pertenecían a su vida pasada y no iban a repetirse. Ya no cometería los mismos errores.
Pensando en lo de Román, Rosana preguntó: -¿De verdad son tan efectivos los medicamentos que Román ofrece?
-Sí, el director del hospital los ha aprobado personalmente. De lo contrario, no habría permitido que Román te tratara. El director también verificó que los resultados son buenos y no dejan secuelas.
Rosana mostró una expresión de duda. En su vida pasada, Román no había sido tan talentoso. Sabía que Román solía aprovecharse de los ricos, vendiéndoles la idea de rejuvenecer o alargar la vida. Pero, ¿realmente había desarrollado esos medicamentos por sí mismo?
Esto no coincidía con su recuerdo del pasado.
Dionisio la observó con interés: -¿Qué pasa? ¿Hay algo que no te cuadra?
-En realidad, en mis recuerdos, Román no era tan habilidoso. Se unió al equipo médico de la isla gracias a que yo encontré unas recetas antiguas con mucho esfuerzo -respondió Rosana, todavía perpleja.
En su experiencia pasada, Román casi había sido descubierto en su engaño, y alguien lo había ayudado a encubrirlo.
Dionisio comentó: -Según mis investigaciones, Román es ahora el principal responsable del
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laboratorio y también es el dueño de Medicina Esperanza.
-¿Qué pasó con el antiguo responsable del equipo de la isla? -preguntó Rosana, intrigada.
-Todavía trabaja en la isla, pero ya no es el encargado.
Las palabras de Dionisio solo aumentaron las dudas de Rosana. En su vida pasada, Román nunca había llegado a ser responsable de la isla ni mucho menos dueño de Medicinal Esperanza. Ese puesto pertenecía al antiguo jefe de la isla. Ahora Román había ocupado su lugar.
Rosana sentía que algo no cuadraba. ¿Acaso su renacimiento había cambiado tantas cosas?
Incluyendo la pomada para cicatrices que en su vida pasada requirió numerosos ensayos en su piel, y que ahora Román había presentado sin involucrarla a ella.
Era todo muy extraño para Rosana.
Dionisio notó su expresión: -¿Crees que Román no tiene la capacidad para ser el responsable,
verdad?
-Sí, para liderar ese equipo de investigación se requiere una habilidad investigativa sobresaliente y una gran capacidad de gestión. Pero hace años que no he visto a Román, tal vez haya mejorado mucho.
Rosana no estaba segura.
Dionisio dijo con calma: -Voy a enviar a alguien a la isla para investigar bien.
-Me parece bien, también quiero saber cómo logró convertirse en el responsable de la isla.
Tal vez, al descubrir lo que Román había hecho en la isla, podrían entender el porqué de su gran
cambio.
Dionisio miró la hora: -Esta noche te observaremos un poco más. Mañana por la mañana podrás salir del hospital.
Rosana asintió obediente y miró a Dionisio. Se dio cuenta de que, comparado con cuando era joven, Dionisio no había cambiado mucho, aunque sus rasgos eran ahora más definidos y varoniles.
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