Capítulo 1026
Dionisio notó que algo no estaba bien con Rosana.
-¿Qué pasa?
-No, no es nada, solo me siento un poco mareada. Creo que el humo me afectó.
Rosana hizo un sonido sibilante mientras el dolor de cabeza la atormentaba.
Dionisio frunció el ceño y se dirigió al piloto del helicóptero.
-Llévanos al hospital, rápido.
Rosana quería detener a Dionisio. En realidad, no necesitaba ir al hospital, no era nada grave.
Pero pronto perdió el conocimiento.
Cuando Dionisio se dio cuenta de que Rosana había desmayado, casi usó toda su fuerza para sostenerla y evitar que cayera.
Su brazo herido se abrió nuevamente, y la sangre fresca manchó su camisa blanca.
En ese momento, toda su atención estaba en Rosana, sin preocuparse por nada más.
El helicóptero aterrizó rápidamente en el techo del hospital privado del Grupo Jurado, donde el equipo médico ya los esperaba.
Dionisio bajó del helicóptero con Rosana en brazos y la colocó en una camilla.
-Se desmayó y dijo que le dolía la cabeza.
El director del hospital intervino.
-Llévenla a la sala de emergencias.
Dionisio sujeto al director, su voz temblando ligeramente.
-Ella le tiene miedo al fuego. Supongo que inhaló gases tóxicos, y además tiene traumas psicológicos.
-Entendido. Primero revisaremos su estado físico y luego veremos lo psicológico. Pero tú, tu brazo está abierto otra vez. Ve a que te lo vean, no vaya a ser que te deje secuelas.
El director se fue sin más, sin prestar más atención a Dionisio.
Fue entonces que Dionisio notó la sangre que había manchado su ropa.
Su secretario se acercó rápidamente.
-Sr. Jurado, debería ir a que le curen la herida.
-No hace falta.
-La señorita Lines no saldrá de inmediato. Si sabe que no se ha atendido el brazo, se sentirá
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preocupada y culpable.
Dionisio se levantó y se fue sin más protestas.
El secretario, por su parte, se apresuró a coordinar a alguien para tratar la herida de Dionisio.
Mientras tanto, Dionisio se sentó fuera de la sala de emergencias, sintiendo que cada minuto era interminable.
Óscar llegó poco después, con el cabello revuelto y usando un abrigo sobre su pijama.
-¿Rosita está bien? Javier me llamó y me dijo que viniera rápido.
Dionisio, ya con el brazo vendado, se recostó en la silla.
-No tiene heridas visibles, pero no estoy seguro de lo demás.
-Escuché que se desmayó, probablemente del susto. No hay que alarmarse.
Óscar se dejó caer en el banco.
-Esperemos, creo que estará bien.
No pasó mucho tiempo antes de que la familia Lines llegara en tropel desde el ascensor.
Román iba al frente y miró a Dionisio.
-¿Cómo está mi hermanita?
Dionisio respondió con calma.
-No tiene heridas, creo que se desmayó del susto. Todavía la están revisando.
Gerardo Lines se llevó la mano al pecho.
-¡Qué susto! Mientras no esté herida, está bien.
Pero Román seguía con el ceño fruncido.
-Que no tenga heridas no significa que esté bien. El humo del incendio es tóxico. Si inhaló demasiado, podría haberle afectado.
Óscar intervino.
-No exageres, Rosita no es tonta. Seguro que se protegió.
Román respondió.
-Solo estoy analizando la situación. No quiero que le
pase nada.
En ese momento, la puerta de la sala de emergencias se abrió.
El director salió.
-No encontramos problemas graves, pero inhaló gases tóxicos y necesita medicamentos para limpiar sus pulmones.
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Román habló de inmediato.
-Quiero llevármela.
-No puedes.
Dionisio se levantó, con la mirada fría.
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