Capítulo 1027
Dionisio miró fijamente a los miembros de la familia Lines y les dijo:
-Si Rosana pudiera elegir por sí misma, no se iría con ustedes.
Él tampoco estaba dispuesto a dejar que Rosana cayera en manos de la familia Lines.
Román lo observó con desdén y respondió:
-Sr. Jurado, nosotros somos los familiares legales de Rosana, también somos sus tutores.
Gerardo asintió y añadió:
-Exactamente, si hoy Rosana estuviera aquí para una cirugía, seríamos nosotros quienes firmaríamos.
Óscar soltó una risa burlona y comentó:
-¿Para que firmen renunciando al tratamiento?
Román, al escuchar eso, se enfureció de repente y agarró a Óscar por el cuello de la camisa:
-¿Qué dijiste? ¡Repítelo si te atreves!
Óscar no esperaba que Román reaccionara de manera tan impulsiva.
Dionisio, con un tono cortante, intervino:
-¿De verdad creen que pueden llevarse a alguien de mis manos? Si no hubiera dado instrucciones, ni siquiera habrían podido entrar por la puerta del hospital hoy.
Era evidente la seguridad con la que hablaba.
Julio Lines percibió la tensión en el ambiente y trató de calmar las aguas:
-Tranquilos, todos estamos aquí por Rosana, preocupados por su bienestar. Román, suelta a Óscar.
Román soltó a Óscar, pero aún lo miraba con desdén:
-¿La familia Jurado? No son nada.
Dionisio respondió con calma:
-La familia Jurado puede no ser la gran cosa, pero es mejor que la familia Lines.
Julio miró a Román y le comentó:
-Román, en realidad el hospital de la familia Jurado es bastante bueno. Trasladarla a otro lugar no garantiza mejores condiciones médicas. ¿Tienes alguna razón específica para querer irte?
Román frunció el ceño:
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Capítulo 1027
-Mi hermana necesita un lavado pulmonar, y los medicamentos aquí no son suficientes.
El director del hospital, que escuchaba, replicó rápidamente:
-Sr. Román Lines, ¿verdad? Nuestro hospital ofrece el medicamento más avanzado, desarrollado por Medicina Esperanza. No hay nada mejor.
Román esbozó una sonrisa desdeñosa:
-Oh, ¿y eso es un producto desechado?
Julio, tratando de mediar, explicó:
-Qué coincidencia, el medicamento que menciona el director fue desarrollado por él mismo.
El director se quedó perplejo, claramente no lo esperaba.
Dionisio se dirigió a Román:
-No puedes llevarte a Rosana, pero puedes tratarla aquí.
Román seguía dudando, no quería aceptar.
Julio le dio un suave empujón y susurró:
-Mientras más tiempo perdamos, más daño le hacemos a Rosana. Olvida los resentimientos.
Román apretó los dientes y asintió:
-De acuerdo, organízalo todo. Traeré a mi equipo para hacer el lavado pulmonar.
Sin más, Román se dio la vuelta y salió, claramente para hacer llamadas y arreglar los detalles. Dionisio observó a Román irse, pero no lo detuvo.
Óscar, en voz baja, preguntó:
-¿Es fiable?
-Si él desarrolló el medicamento, seguro tiene algo mejor.
Y si eso significaba que Rosana estaría bien, él podía tolerarlo.
Pronto, todo estaba listo en el hospital.
Román se cambió, se puso la bata blanca, y con su equipo y un maletín con contraseña, entró en el quirófano.
Sin embargo, Dionisio ya estaba dentro con su traje estéril, esperando.
Román lo miró con desprecio y le ordenó:
-Sal de aquí.
-No puedo, debo quedarme.
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Dionisio no se amedrentó y levantó la mano:
-Si descubro que intentan algo raro con ella, ninguno saldrá de aquí.
Afuera, había personas asegurando el lugar.
Román, con tono indiferente, replicó:
-Soy familia de Rosana, nunca le haría daño.
-Con todo lo que la familia Lines le ha hecho, no confío en ustedes.
Román tuvo un momento de duda, recordando lo que había pasado.
Miró a Rosana en la mesa de operaciones, bajó la mirada y, tras un breve silencio, abrió su maletín sin decir más.
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