Capítulo 1031
Rosana asintió con la cabeza, recordando que todo comenzó con aquel accidente de carro. Dionisio le apretó la mano suavemente y dijo: -Ya pasó, no te preocupes.
Rosana, al escuchar esas palabras nuevamente, se sintió reconfortada por su dulzura. Se acurrucó en su pecho, disfrutando de la sensación de seguridad que él le brindaba.
Había tenido muchos sueños inquietantes, aquellos de los que uno quiere despertar desesperadamente. Pero ahora, apoyada en el pecho de Dionisio, se sentía en paz.
Dionisio percibió la necesidad de Rosana de depender de él, así que la abrazó en silencio, deseando ofrecerle algo de calor y consuelo. Pensaba que quizás Rosana estaba recordando algo que Román había hecho en el pasado, lo cual la asustaba. Pero no se atrevía a preguntar, temiendo tocar un tema sensible.
Mientras Rosana recordaba el accidente de carro, Dionisio se preguntaba qué le había hecho Román. Ambos se sumieron en un silencio compartido.
Después de un rato de descanso, Rosana pensó que no era apropiado seguir acurrucada en los brazos de Dionisio, especialmente porque parecían haber terminado su relación.
Lentamente, se incorporó, apartándose de él. Sin atreverse a mirarlo a los ojos, murmuró: -Tengo un poco de hambre.
-Voy a pedir que te traigan algo de comer. ¿Qué te gustaría? -preguntó Dionisio.
-Lo que sea está bien -respondió Rosana con un tono evasivo.
En realidad, no tenía mucho apetito; solo quería una excusa para salir de esa situación incómoda. Dionisio, notando lo pálida que estaba, le dijo con ternura: -Entonces pediré algo de La Cúpula Dorada.
Rosana asintió.
Tras esa breve conversación, un silencio incómodo se instaló entre ellos. Ella tocó la almohada buscando algo: -¿Dónde está mi celular?
-Probablemente en tu dormitorio. Cuando Sara y las demás vengan, te lo traerán.
-Está bien.
Solo quería el celular para avisar que estaba bien y evitar que se preocuparan por ella.
Poco después, el director del hospital llegó con un equipo para hacerle un chequeo a Rosana. Óscar, que también estaba presente, dijo: -No es nada grave, con un día de observación
podrás irte a casa.
Óscar añadió: -Te lo dije, Rosita está bien. Solo fue un susto que la dejó inconsciente.
Dionisio lanzó una mirada de advertencia a Óscar.
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Capítulo 1031
Rosana, sorprendida, preguntó: -¿Me desmayé del susto?
Recordó que de repente su cabeza le dolió mucho y sí, se había desmayado. Había tenido muchos sueños, la mayoría sobre su vida pasada. Incluso soñó que estaba en una mesa de operaciones y que Román le extraía un riñón.
Óscar continuó: -Sí, te desmayaste y algunos aquí se preocuparon mucho. Incluso cuando la familia Lines vino, jay, no me patees!
Dionisio respondió con calma: -No hay necesidad de mencionar a personas sin importancia.
Rosana captó la indirecta.
-¿La familia Lines también vino al hospital anoche? -preguntó.
Era normal que, tras un incidente tan grande en la escuela, la familia Lines se enterara.
Dionisio ajustó su cobija y dijo: —Sí, vinieron, pero los echaron. No te preocupes, Román no pudo acercarse a ti.
Rosana seguía sintiendo que había algo raro, pero no podía identificar qué. Recordó su sueño en la mesa de operaciones, parecía tan real, como si Dionisio también hubiera estado allí. Pero sabía que era solo un sueño absurdo.
Pronto, llegó la comida de La Cúpula Dorada. Aunque Rosana había usado la comida como una excusa, al verla se dio cuenta de que tenía hambre de verdad.
Después de comer, llegaron Sara y Marina. Javier se quedó en la puerta sin entrar, mientras Dionisio y Óscar salían discretamente, dejando que las chicas tuvieran su espacio a solas.

