Capítulo 1022
-¿Primera vez? Solo fue un ajuste cosmético. ¿De verdad pensaste que no podría investigar todos tus movimientos? Esa clínica es una de las que tengo acciones -agregó con una
sonrisa burlona.
Al escuchar esto, el rostro de Miranda cambió drásticamente. ¿Cómo es posible que lo hayan descubierto?
Desde el inicio, Keira observaba la escena desde un rincón, con una expresión distante, sin intención de intervenir.
Miranda, con dificultad, se levantó del suelo y se acercó a Keira: -Hija, por favor, haz algo. No puedes quedarte de brazos cruzados viendo cómo tu madre termina en la cárcel, ¿verdad?
Keira, con un semblante vacío, soltó una risa amarga: -Mira bien si queda algo en mí que te sirva para vender. Tómalo todo.
Miranda, enfurecida, le dio una bofetada a Keira: -No me importa. Encuentra una solución. He invertido tanto dinero en ti. Todo lo que hice fue por ustedes, ahora es su turno de devolverme el favor.
Keira, sin fuerzas para llorar, se sentía humillada frente a Rosana. Su vida había perdido todo sentido.
Ahora se había convertido en el chisme del momento, la burla del círculo social. La que alguna vez fue una de las mujeres más prominentes, ahora quedaba como alguien que vendía su cuerpo.
Samuel intervino de inmediato: -Vengan, saquen a estas locas de aquí. No queremos que afecten el humor de la Srta. Lines.
Los guardias rodearon a la familia Montes, madre e hija.
Miranda miró directamente a Rosana: -Maldita, ¿fuiste tú? ¿No te bastó con quitarme a Dionisio, ahora también quieres robar a mi hija su prometido? ¿No tienes vergüenza?
Rosana escuchó esas palabras y no pudo más que
reírse.
-¿Un tipo viejo como él? ¿De verdad crees que me interesa? Solo ustedes lo valoran -dijo Rosana, con una mueca de desdén.
-¡Descarada! -gritó Keira, sintiendo cómo la ira le nublaba la mente mientras intentaba arañar el rostro de Rosana.
Rosana retrocedió, mirando a Keira: -Ya te lo había advertido, no disfrutarían por mucho tiempo. ¿Ves? Solo pasaron unas horas y ya llegó el karma..
Keira gritó desesperada: ¡Rosana, qué has hecho! ¡Voy a acabar contigo! ¡Arruinaste mi vida, todo lo destruiste!
Keira se sentía completamente desamparada.
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Rosana observó cómo la familia Montes era arrastrada sin el más minimo rastro de su arrogancia pasada.
-Eso si que es justicia en vida –comentó.
Samuel sonrió hacia Rosana: -No se preocupe, Srta. Lines, no tendrán más oportunidad de jactarse frente a usted.
Alonso soltó un resoplido: -La familia Montes se pasó de prepotente y ahora pagan por ello.
Julio añadió: -Eso es lo que se merecen. Arruinaron a nuestros padres, ahora les toca a ellos.
Gerardo asintió: -Si no fuera por Rosana, seguiriamos en la oscuridad. Le debemos mucho.
Rosana, mirando al grupo, dijo: -Espero que hasta que termine el juicio, nadie flaquee.
Alonso, algo molesto, replicó: -Rosana, ¿acaso nos estás menospreciando?
-Piensa lo que quieras -respondió Rosana, restándole importancia, mientras se dirigía a su
carro.
Román caminaba a su lado: -¿Recibiste la pomada para cicatrices?
Al escuchar esto, Rosana se detuvo un momento: -Si, la recibi
-¿Qué te parece el aroma? ¿Te resulta familiar?
Rosana levantó la mirada sorprendida hacia Román: -¿Familiar?
Para ella, era la primera vez que recibía esa pomada. ¿Por qué Román le hacía esa pregunta?
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