Capítulo 298
André y Fabián contemplaban absortos la presentación, mientras Jorge mantenía su característica sonrisa tenue y mirada límpida, imperturbable ante el espectáculo.
Concluido el evento, Fabián, con un gesto de satisfacción apenas contenido, se dirigió a Jorge.
-¿Qué te pareció cómo toca el violín Araceli?
Jorge esbozó una sonrisa amable.
-Muy bonito.
Tras años de amistad, Fabián interpretaba perfectamente los matices en las palabras de Jorge. -¿Por qué siento que no te impresionó tanto?
Jorge sonrió con un dejo de melancolía en sus ojos.
-Tal vez porque he contemplado panoramas más extraordinarios.
-¿Panoramas más extraordinarios? ¿A qué te refieres?
Fabián, picado por la curiosidad, insistió:
-Jorge, hay tantas chicas de buena familia interesadas en ti y no le haces caso a ninguna. Dime la verdad, ¿ya tienes a alguien especial?
Jorge, sin rodeos, respondió con sinceridad.
-Sí, es verdad.
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-¿Quién es? ¿Quién es? -Los ojos de Fabián centellearon como si hubiera descubierto un tesoro. Preséntala. Si logró cautivar al señor Olivares, esa mujer debe ser realmente
extraordinaria.
Jorge, al igual que André, había recibido formación privilegiada desde su infancia. Sin embargo, provenía de un hogar más armonioso, lo que había cultivado en él un temperamento afable. No como André, cuya frialdad le impedía desenvolverse naturalmente con las mujeres.
-Sí, es más extraordinaria que cualquier otra mujer que haya conocido -afirmó Jorge con una sonrisa transparente.
Al escucharlo, incluso André, normalmente indiferente a las habladurías, mostró un destello de
interés.
-¿De qué familia viene?
Jorge negó suavemente.
-No tiene apellidos notables, es una persona común.
-Si te gusta, deberías intentar conquistarla. Su ascendencia no es un problema.
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A él también le atraía Araceli, quien carecía de linaje distinguido, y consideraba que esos
detalles eran secundarios.
Jorge exhaló con pesadumbre.
-No puedo conquistarla. Ya está casada y tiene hijos.
-¿Qué? -Fabián quedó pasmado. ¿Una mujer casada? Jorge, ¿estás bromeando?
André escrutó a Jorge con mirada penetrante.
-¿El niño es varón o niña?
Jorge sostuvo la mirada de André sin vacilación.
-Un niño de cinco años.
Fabián no captó las implicaciones ocultas tras aquellas palabras. Acostumbrado a bromear, no percibió nada fuera de lo común.
-Qué coincidencia, el hijo de André también tiene cinco años. Jorge, ¿no será que te gusta Sabrina? ¡Ja, ja!
Apenas terminó de hablar, notó que André observaba fijamente a Jorge con mirada sombría. La temperatura del ambiente pareció descender varios grados.
Fabián sintió un escalofrío recorrer su espalda.
¿Sería posible que fuera cierto?
Pero, ¿cómo podría ser?
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Jorge sonrió repentinamente.
-Fabián, la señorita Ibáñez es esposa de André. No hagas ese tipo de bromas, es una falta de respeto hacia ella.
-La mujer que me gusta, aunque esté casada y con hijos, la conocí hace ocho años en Chile.
-En ese entonces estudiaba en la universidad y aún no se había casado.
Fabián, al escucharlo, exhaló aliviado.
¡Menudo susto!
Por un momento temió que se tratara de Sabrina.
André, tras escuchar la aclaración, desvió también su mirada.
Sabrina nunca había cursado estudios universitarios.
Quizás ni siquiera había salido del país.
Fabián, recuperando su curiosidad, preguntó:
-Oye, ¿también toca el violín?
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Jorge confirmó:
-Sí, domina varios instrumentos, pero el violín es su especialidad.
-Además pinta, baila, destacaba en la escuela y canta maravillosamente…
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