Capítulo 296
Una lujosa camioneta se detuvo junto a las dos mujeres que estaban a punto de marcharse. La puerta se abrió revelando una figura alta y esbelta. Un rostro atractivo con expresión pícara apareció ante todos, captando la atención de los presentes con su presencia magnética.
-Sabrina, señorita Blasco, cuánto tiempo sin vernos.
Daniela exclamó con genuino entusiasmo:
-¡Gabriel! Desapareciste por completo. ¿En dónde te metiste?
-Estuve resolviendo asuntos familiares, pero ya terminé con todo eso -Gabriel arqueó una ceja y esbozó una sonrisa despreocupada-. ¿Qué pasa? ¿Me extrañaron?
Daniela soltó una carcajada espontánea.
-¡Claro! Sin ti por aquí nadie nos invita a comer.
-¿Qué se les antoja? Yo invito. Ah, por cierto…
Como si acabara de recordarlo, Gabriel sacó del asiento del copiloto un vibrante ramo de flores frescas que perfumaban el aire a su alrededor.
-Sabrina, todavía no te felicito por tu divorcio. Qué bueno que te liberaste.
Sabrina aceptó las flores con serenidad y respondió con una sonrisa sutil:
-Gracias.
No le sorprendía que Gabriel estuviera enterado del divorcio aunque no se lo hubiera contado directamente. Romeo vivía en su casa, y ella y Daniela hablaban abiertamente frente a él, así que era natural que Gabriel lo supiera.
De pronto, una voz cargada de sarcasmo rompió el momento.
-¡Qué descaro! Ya ni intentan disimular. Con razón te divorciaste tan rápido. Tu amante ya no podía esperar más, ¿verdad?
Daniela respondió mordazmente:
-No todos somos como tú. ¿Ahora resulta qué todos son igual de asquerosos como tú? ¡Descarado!
Fabián soltó una risa gélida.
-¿Te parece normal tener hombres tras de ti dándote flores? ¿Por qué no le preguntamos a la gente que pasa qué opina?
Daniela estuvo a punto de enfrentarlo, pero Sabrina la contuvo con un gesto firme.
-Fabián, ya estoy divorciada -dijo Sabrina con voz clara-. Con quién salga o de quién reciba flores es asunto mío y nadie tiene derecho a meterse.
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Capitulo 296
-¿Divorciada? -Fabián elevó intencionalmente la voz para que todos alrededor pudieran escucharlo. ¡Todo el mundo sabe que ya te acostabas con él antes del divorcio! ¡Eso se llama infidelidad! ¿Sabes lo que significa ser infiel?
-¿Entonces sabes que engañar está mal? -Sabrina elevó una ceja con ironía-. En vez de fijarte en los demás, mejor mira a tu querido amigo. Paseándose con su amante frente a todos, solo les falta anunciarlo oficialmente. Hasta la trajo al divorcio, y en lugar de darle vergüenza, parece orgulloso, como si tuviera miedo de que la gente no se diera cuenta.
Fabián estaba fuera de sí.
-No cambies el tema. ¡Tú fuiste la que engañó sin vergüenza! André y Araceli son completamente inocentes…
La frase de Fabián quedó en el aire porque Sabrina lo interrumpió con firmeza.
-Yo recibo unas flores y dices que engaño, pero ellos celebran una boda y dices que son inocentes. ¡Vaya inocencia, de verdad!
Fabián quedó paralizado, señalando a Sabrina sin poder articular palabra.
Los curiosos que habían escuchado inicialmente a Fabián pensaron que Sabrina había sido infiel. Pero después de oír su respuesta, miraron a André y su compañía con evidente suspicacia. ¿Celebrar una boda? Eso sí era descaro en todo su esplendor. El silencio de Fabián confirmaba que aquello era cierto.
Sabrina dio por terminada la conversación y, sin más, se despidió de Fabián llamando a Daniela y Gabriel. Los tres se alejaron con paso decidido mientras las miradas indiscretas los seguían.
En ese preciso instante, el teléfono de Fabián vibró con una llamada entrante.
[Señor Guerrero, acaba de llegar la noticia de que la señorita Ibáñez, a quien usted promocionó recientemente, se ha vuelto viral en redes. La plataforma quiere impulsar a la señorita Ibáñez como influencer de primera línea.]
[Como el contenido se transmitió desde su equipo, creen que la señorita Ibáñez es una artista bajo su representación. Señor Guerrero, quieren saber si hay detalles adicionales que deban gestionarse respecto a su promoción.]
Fabián, ya bastante alterado por el encuentro con Sabrina, sintió que su rostro se transformaba en una máscara de furia al escuchar el informe de su subordinado.
Con los dientes tan apretados que parecían a punto de quebrarse, pronunció cada palabra con
veneno:
-¡Gestionar, una mierda! ¡Quiero que la bloqueen completamente! ¡Asegúrate de que sea un bloqueo absoluto en todas las plataformas!
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