Capítulo 157
André notó que Sabrina había subido al auto pero permanecía inmóvil, sin abrocharse el cinturón de seguridad. Su mirada parecía perdida en algún punto indeterminado del tablero.
-¿Qué sucede? -preguntó con voz baja, estudiando su expresión.
Sabrina no respondió. Siguiendo la dirección de su mirada, André descubrió el adhesivo que marcaba el asiento del copiloto como un lugar reservado. Sus ojos se oscurecieron al instante mientras comprendía la situación.
De un movimiento, se inclinó hacia ella, su cuerpo alto cubriéndola por completo. Sabrina frunció el ceño y retrocedió instintivamente, pero entonces vio cómo André extendía la mano para tomar el cinturón de seguridad y abrocharlo con un clic definitivo.
-Abrocha el cinturón -ordenó él, su voz profunda y fría rozando su oído.
Araceli, desde el asiento trasero, no pudo ocultar un instante de disgusto en su rostro antes de componerse rápidamente.
-Señorita Ibáñez, hasta en el asiento del copiloto es necesario abrocharse el cinturón… ¿Ve lo atento que es André con usted?
Sabrina sintió una risa helada formándose en su interior. Sí, André era tan “atento” que permitía que las pertenencias de otra mujer aparecieran descaradamente ante sus ojos.
-¿Abrochar un cinturón califica como atención? Me parece que sus estándares son bastante bajos, ¿no cree?
Araceli, fingiendo la familiaridad de una vieja amiga, continuó la conversación con tono ligero.
-¿Y qué considera usted como verdadera atención, señorita Ibáñez?
-Que sin importar lo que esté haciendo, con una simple llamada mía vendría corriendo -respondió Sabrina con indiferencia.
-Que incluso si cometo un error, automáticamente buscaría justificaciones para mí, y si alguien no me perdona, lo acusaría de ser insensible y mezquino.
–Que cualquier cosa que desee, sin importar a quién pertenezca, si la quiero, aunque sea el tesoro más preciado de otra persona, tendría que entregármelo sin cuestionar.
-Que con solo derramar unas lágrimas y mostrarme vulnerable, se preocuparía tanto que perdería toda capacidad de razonamiento y se pondría incondicionalmente de mi lado.
-Y por supuesto…
Sabrina giró ligeramente la cabeza, ofreciéndole a Araceli una sonrisa calculada.
-Si enfermo, él debe ordenarle a sus personas cercanas que me preparen remedios especiales… De lo contrario, ¿cómo probaría que realmente le importo?
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Capitulo 157
El rostro de Araceli, inicialmente animado por una sonrisa, se tensó visiblemente. Su expresión se volvió rígida y forzada. Incluso siendo ingenua, percibía claramente que Sabrina la estaba criticando de manera velada.
Thiago, escuchando atentamente la conversación, sintió que algo no encajaba en ese intercambio.
“Lo que dice mamá… ¿por qué me recuerda tanto a Romeo?”
Con esa duda rondando su mente, no pudo contenerse.
-¿Por qué después de que alguien finge estar triste, los demás… mamá…? -hizo una pausa para corregirse-. ¿Por qué todos terminan defendiéndolo?
-Porque sabe manipular y actuar convincentemente -explicó Sabrina-. Y sobre todo, porque el corazón humano tiende a la parcialidad. Instintivamente protegemos a quien más nos importa, incluso cuando notamos algo sospechoso, preferimos ignorarlo y mirar hacia otro lado.
Thiago sintió una punzada de angustia. ¿Significaba eso que su mamá ya estaba favoreciendo a Romeo? ¿Por qué lo haría? Una sensación de pánico ante la posible pérdida comenzó a expandirse por todo su ser, dejando su rostro completamente pálido.
-Sabrina, no sigas con esto -intervino André con voz grave-. Estás influenciando negativamente a los niños.
-Sí, lo estoy educando tan mal que hasta ha aprendido a mentir -replicó Sabrina con frialdad.
Antes, Sabrina siempre había sido dulce y complaciente, nunca contradecía a André. Ahora, su lengua afilada lo dejaba sin capacidad de respuesta.
Tras dejar a Araceli, André condujo hacia la villa. El paisaje que se desplegaba a ambos lados. del camino resultaba dolorosamente familiar para Sabrina. Solo había estado ausente un mes, pero la sensación era de una eternidad.
Al entrar en la sala de estar, André se dirigió a Thiago.
-Sube a tu habitación.
Thiago asintió obedientemente y estaba a punto de obedecer cuando Sabrina lo detuvo con un
gesto.
-Espera, hay cosas que él tiene derecho a saber.
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