Capítulo 31
La atmósfera del restaurante descendió instantáneamente a un punto helado, como si todos los presentes hubieran quedado en pausa.
Luis trunció ligeramente el ceño, pero no dijo nada.
En el rostro de Donia apareció un atisbo de incomodidad, y por un momento no supo cómo aliviar la tensión.
Solo Gabriel reacciono, dejando caer el cuchillo y el tenedor sobre la mesa con un golpe fuerte que hizo temblar al personal de servicio.
-¿Qué es lo que está pasando aquí?
La empleada encogió los hombros, bajo la cabeza y murmuró:
-Señor, en la casa siempre se prepara la comida para cuatro personas, así que….
Su explicación era débil y no logró calmar a Gabriel, al contrario, solo echó más leña al fuego.
-¿Así que qué? ¿Estas ciega y no viste que mi hermana regresó? ¿O es que lo viste y decidiste no preparar su porción a propósito?
-Señor, yo… -intentó explicar la empleada, pero Gabriel la interrumpió impacientemente.
-Estás despedida.
La empleada miró aterrorizada a Carla en busca de ayuda, pero Carla solo mantenía la cabeza baja, perdida en sus pensamientos.
Luis carrasped.
—Beatriz, prepara una porción más.
-¡SI! -respondió Beatriz con una sonrisa de alivio y se apresuró a entrar a la cocina.
Carla, al ver la oportunidad, mostró una expresión preocupada y empujó su desayuno hacia Selena.
Selena no la miró ni dijo nada, pero tampoco rechazó su “amabilidad“, tenía hambre y comenzó a comer.
Actuaba con calma, como si la tensión y el conflicto a su alrededor no le afectaran.
Carla la observaba con expectativa, esperando que le dijera algo, pero después de un buen rato, Selena no le dirigió ni una mirada, y la decepción de Carla se transformó en una expresión de tristeza, como si estuviera herida.
Luis golpeó la mesa para llamar la atención de Selena, pero ella siguió concentrada en su desayuno sin levantar la vista.
-¡Cof!-tosió con fuerza.
Selena permaneció impasible.
Donia, incapaz de soportarlo más, habló con un tono ligeramente decepcionado:
–Selena, mira cuánto se preocupa tu hermana por ti, deberías agradecerle.
Así que de eso se trataba.
¡Vaya!
Ni siquiera podía desayunar en paz.
¿Esto qué es? ¿Una prueba de obediencia?
Había obedecido durante tres años y nunca recibió su sinceridad. Si seguía complaciéndolos, sería como no aprender de
sus errores.
Selena dejó los cubiertos y los miró a todos.
-¿Agradecerle qué? ¿Agradecerle por haber tomado mi vida? ¿O por intrigar y calumniarme? ¿O tal vez por los cinco años que pasé en prisión?
-Por comerme su desayuno, ¿ustedes esperan que le agradezca? Durante tres años en esta casa, no tenía ni desayuno ni almuerzo, y por la noche solo quedaban sus sobras, además de sus palabras hirientes. ¿No creen que ustedes deberían
7/2
21:45
Capitulo 31
disculparse conmigo primero?
Lo que no podían hacer, se lo exigían a ella. Era un doble estándar.
La decepción en los ojos de Donia creció.
-Eso ya quedó en el pasado, ¿por qué no puedes dejarlo ir?
-¿El daño está en mí y me dices que ya pasó? ¿Con qué derecho?
Donia, profundamente dolida, se llevó la mano al pecho.
La paciencia de Luis finalmente se rompió, explotando en furia.
-Porque soy tu padre y debes obedecer.
-Selena, te lo advierto, no creas que por haber regresado puedes hacer lo que quieras. En esta casa no haces falta, y sí guardas rencor, puedes irte de inmediato. Nunca dije que este hogar te daba la bienvenida.
-¡Ja, ja, ja! -Selena soltó una carcajada llena de sarcasmo-. ¿Acaso vine aquí por mi propio deseo? ¿Olvidaste tan rápido lo que ocurrió anoche, señor Romero?
-Querían usarme para reanudar la colaboración con el Grupo Flores, pero hablan como si yo me hubiera aferrado a esta casa por mi cuenta. ¿Qué pasa, ustedes son tan dignos que yo merezco ser menospreciada?
21:45